domingo, 26 de junio de 2011

La Casona de La Trinidad: epicentro patrimonial mariobricense. El Instituto de Educación Especial “Padre Leyh” y la tapia.




 El Instituto


Sobre el hoy denominado Instituto de Educación Especial “Padre Leyh”, señala la página Web de la Asociación Civil “Hacienda La Trinidad” que esta institución fue creada con el nombre de “Refugio para varones pobres y abandonados” en Gaceta Oficial del 12 de abril de 1924, (1) procediéndose hasta 1955 a la construcción y ampliación periódica de sus instalaciones al pie de la casona de la hacienda “La Trinidad". Dicha hacienda, que había sido otorgada a José Antonio Páez en retribución a sus servicios a la Nación y vendida sucesivamente, fue expropiada al general Cipriano Castro durante la década de 1910, pasando a ser después propiedad de Juan Vicente Gómez hasta el fallecimiento de éste en 1935. La idea de este refugio tomó cuerpo luego de que no se concretara allí la creación del Colegio Federal de Agricultura que había sugerido el científico Henri Pittier al general Gómez, para entonces Presidente de la República. Confiada la propiedad en 1924 a la orden benedictina de Saint Otilien, en calidad de comodato, se creó el refugio, el cual se transformó más tarde (1945) en escuela-granja y tomó el nombre de Colegio “Padre Antonio Leyh” en honor a su primer director. La referida orden administró la sede del colegio hasta 1972, fecha en que fue entregado al Ministerio de Sanidad [hoy Ministerio del Poder Popular para la Salud] (su organismo de adscripción desde 1945), luego de vencerse el contrato de comodato y no ser éste renovado por el Estado. En la actualidad, la institución funciona en una parte de estas instalaciones, específicamente en el primer patio, como Instituto de Educación Especial Padre Leyh, [creado como Psicopedagógico Padre Leyh (IPC 2006) en 1973 (Carta al Presidente 2007)], y hoy día dependiente de CORPOSALUD.






Dos vistas del conjunto arquitectónico del hoy Instituto de Educación Especial Padre Leyh. La foto superior, obra de J.M. Gómez Durán (1965) es de frecuente presencia en este blog. La segunda, correspondiente a la década de 1970, fue colocada en facebook por César Rodríguez. Ambas fotografías documentan la magnificencia de este conjunto arquitectónico que hoy día inexplicablemente muere de mengua.


Hacia 2006, el segundo patio fue objeto de intervención por parte de CORPOSALUD Aragua, para ubicar allí dependencias administrativas de dicho organismo.




Vista de la Casona de La Trinidad, ya en estado ruinoso, desde el segundo patio del conjunto arquitectónico que conformaba el Colegio Padre Antonio Leyh. (Foto Asociación Civil Hacienda La Trinidad, 2006).


Según puede inferirse de la observación de las fotografías disponibles de la Casona (antiguas y actuales), buena parte de sus instalaciones anexas ya habrían existido al menos desde la época en que Páez era su dueño. En el transcurso de los años en los que la orden benedictina detentó la propiedad en calidad de comodato, las instalaciones del período paecista habrían sido modificadas de manera irreversible, o más propiamente sustituidas por estructuras realizadas con un estilo nuevo y con técnicas y materiales constructivos más actualizados (hierro, granito, asbesto, concreto armado y bloque). En torno a dos patios fueron alzándose construcciones de hasta de tres pisos, con corredores externos en la planta baja y con acceso a los pisos superiores a través de escaleras, e incluso mediante un ascensor.(2) El resultado fue un vasto conjunto arquitectónico que disponía de cocina, comedor y almacén de alimentos,(3) aulas de clases, talleres, dormitorios, capilla, auditorio, y un gran tanque a cielo abierto que almacenaba el agua necesaria para todas las actividades internas de la institución.(4) En los alrededores del conjunto, una piscina, un campo de fútbol y un extenso huerto (5) con frutales y hortalizas ocupaban el tiempo de ocio de monjes y alumnos, y a veces también el de castigo.(6)










Vistas diversas de las instalaciones de la antigua Hacienda La Trinidad, en el estado en que posiblemente las habría recibido, en calidad de comodato, la orden benedictina de Saint Otilien. (Fotos: El Cojo Ilustrado 1898 y Orden benedictina de Saint Otilien. Fuente: Asociación Civil "Hacienda La Trinidad").




Esta interesante imagen muestra el contraste inicial entre las antiguas instalaciones de estilo colonial (derecha) y las nuevas -realizadas en estilos, materiales y técnicas constructivas más actualizadas-, que habrían de sustituirlas (izquierda). (Foto Orden benedictina de Saint Otilien. Fuente: Asociación Civil "Hacienda La Trinidad").






Transformación en el tiempo del primer patio. (Fotos: Orden benedictina de Saint Otilien e IPC2006, respectivamente). 






Transformación en el tiempo de la entrada sur al conjunto arquitectónico que conformaba el Colegio Padre Antonio Leyh. (Fotos: Orden benedictina de Saint Otilien y Asociación Civil "Hacienda La Trinidad", respectivamente).




Imagen del ya desaparecido tanque a cielo abierto en el patio central del antiguo Refugio para varones pobres y abandonados. Este tanque fue sustituido por otros tres construidos posteriormente sobre la colina La Trinidad (Foto: Orden benedictina de Saint Otilien. Fuente: Asociación Civil "Hacienda La Trinidad").




Busto del padre Antonio Leyh, colocado en un jardín lateral del primer patio, hacia el cual comunica la cocina (Foto: Asociación Civil "Hacienda La Trinidad", 2006).


Reporta IPC (2006, p. 53) que hacia el lado este del segundo patio se conserva una “edificación con paredes de adobes cocidos y tapia, cuya cubierta original de madera y tejas fue sustituida por un techo de láminas de asbesto. Se presume que esta construcción fue usada como sitio de almacén del antiguo patio de faenas de la hacienda y dedicada por los benedictinos a la lavandería del colegio”.




Vista general de las instalaciones al sur de la Casona de La Trinidad, probablemente de la época paecista, una minúscula parte de las cuales parece haber sobrevivido al tiempo y a la intervención benedictina. (Foto: El Cojo Ilustrado, 1898. Fuente: Asociación Civil "Hacienda La Trinidad").


La tapia (7)

El portal de la Asociación Civil “Hacienda La Trinidad” informa asimismo acerca de que “al sureste de la casona de la antigua hacienda puede aún apreciarse los muros de tierra apisonada [y mampostería (tapia con rafas)], en las que puede observarse con claridad tres etapas de construcción vertical. Esta estructura bordeaba el patio de secado del café y el cacao que se cultivaron exitosamente en la hacienda, y donde más tarde se ubicaron las vaqueras luego de que el General José Antonio Páez introdujera…. la explotación pecuaria. Estos muros se conservan casi intactos en sus flancos sur y este”.






Imágenes del sector sur de la tapia que bordea lo que fuera el patio de secado y luego la vaquera de la antigua Hacienda La Trinidad (Fotos Asociación Civil "Hacienda La Trinidad"). 



NOTAS:

(1) “….había muchachos de todas partes de Venezuela, ya que este colegio fue el primer internado para varones que hubo en el país” (F. Sucre y C. Guerrero. Arvelo 2003, p. 191).

(2) Cuenta Francisco Sucre: “….después que yo llegué al colegio [1926], siguieron construyendo cada vez más edificaciones: los dormitorios, los baños, las aulas de clase… la cocina… bien espaciosa, y el comedor que era bien grandote, con mesas que yo me acuerde, para sentar a veinte muchachos cada una, con sus bancos. Después hicieron la Capilla, en el medio, entre la Casona allá arribota y el comedor acá abajo… bien grande y bonita. ¿Sabes?, los hermanos pusieron un ascensor para subir desde el comedor y los talleres, pasando por los tres pisos de la edificación construida por ellos hasta la Casona en el cerrito, para no estar agarrando tanta escalera…. Cuando se hizo la piscina grande atrás del comedor, el ascensor se usaba mucho más que las escaleras. También había un ascensorcito como una cajita que servía para subir la comida desde la cocina hasta la Casona o la capilla, y cuando terminaban allá arriba, traer de vuelta la vajilla sucia a la cocina. Bien cómoda la cosa pues, sobre todo cuando los hermanos fueron envejeciendo y ya no podían estar con tanta subidera y bajadera para venir al comedor” (F. Sucre y C. Guerrero. op. cit, pp.197-198).

(3) “Toda esta área fue clausurada y declarada inhabitable en el año 2003 por presentar fuertes hundimientos y desplazamiento de las losas del piso, y profundas grietas en las paredes, columnas y platabanda del techo de la cocina” (IPC 2006, p.56).

(4) “Aprovecho el paréntesis y pregunto:… ‘y de dónde sacaban el agua para el colegio?’. Responde Cerveleón:… ‘bueno, había un pozo con su bomba que llenaba un tanque que queda detrás de la Casona de la hacienda, que todavía está en el alto de la colina’... Interrumpe Sucre: ‘ya va, que eso fue después. Me acuerdo que, cuando yo era muchacho, nosotros nos surtíamos de agua por un camino de agua que venía a mitad de la falda de la montaña desde lejos y pasaba por el lado de debajo de la Casona de la hacienda, donde dormían los hermanos, que quedaba en el alto. Ese camino era una acequia y cuando ya no había montaña… el camino del agua iba por encima de unos arcos cada vez más chiquitos, que terminaban en el centro del patio central del colegio, en un tanque grande hundido en el piso, que además lo usamos después, cuando hicieron el pozo, como piscina… después de muchos años fue que hicieron el pozo ése que dice Cerveleón e hicieron la piscina grandota’” (F. Sucre y C. Guerrero. op. cit., p. 197).

(5) “[El general Gómez] venía todas las tardes en su Lincoln negro grandote, como a las cuatro de la tarde, a buscar a Juanchito su hijo, que estudiaba con nosotros. Le ponían una silla en medio del patio para que se sentara a tomarse un enorme vaso de jugo de naranja California, de las matas que teníamos sembradas por todo eso, desde después del campo de fútbol hasta donde hoy está Identificación [hoy día Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería-SAIME] y hasta allá, cerca del cerro donde están los arcos” (Idem, p. 195).

(6) “Los castigos eran quedarse el fin de semana limpiando, barriendo, lavando, pintando o sembrando matas, y que yo sepa, eso era bien bueno porque así los malcriados muchachos aprendían para arreglar y mantener en el futuro sus casas” (Ibidem, p. 199).

(7) La tapia se caracteriza por muros de gran espesor (50 a 90 cm.) cuyo método de fabricación consistía en apisonar una mezcla de tierra, arena, gravilla fina, piedras y arcilla, capa por capa, dentro de un molde conformado por dos tablones de madera de 0.60 m . de alto y 3 m . de largo, mantenidos en posición vertical por travesaños también de madera. La tapia con rafa es una variante de la tapia, y se usa sobretodo en los muros más largos y altos. Las rafas son unas estructuras en forma de sierra, de mampostería mixta con tierra, ladrillo y piedras (IPC 2004, p.54). Dichas estructuras, que se levantan de manera intercalada y regularmente en toda la extensión del muro, favorecen la estabilidad de la tapia como un todo.



FUENTES:

Arvelo, Elías. (2003). Cuentos de un pueblo… para su pueblo. El Limón: Asociación Civil Hacienda La Trinidad.

Carta al Presidente Chávez. (2007, Febrero 21). En Ideas para el cambio. [Página Web en línea]. Disponible: http://chileven.blogspot.com/2007_02_19_archive.html. [Consulta: 2011, junio 25].

Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2004). " Ejemplos y descripción de técnicas constructivas tradicionales" (Anexo N° 4). En: I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano. Instructivo de llenado de la ficha de registro . Caracas: Autor.

Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006). Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano: Región Centro Oriente: Estado Aragua: Municipios Mario Briceño Iragorry y Ocumare de la Costa de Oro: AR 08-18. Caracas: Autor.