sábado, 3 de diciembre de 2011

Primera Gran Expo 2011 Maracay se planifica



Entre el 10 de octubre y el 09 de diciembre de 2011 se encuentra abierta al público (de lunes a viernes, de 8 am. a 4 pm.), en los espacios de la Galería de Arte de la Alcaldía de Girardot (Ave. Las Delicias, Palacio Municipal, PB), la denominada “1ra. Gran Expo 2011: Maracay se planifica”.

Con un montaje sencillo e ilustrado con abundantes fotografías, la Dirección de Planificación Urbana de esta Alcaldía, muestra los proyectos urbanos más significativos para Maracay, así como el avance de los mismos en 2011.

Se trata de un esfuerzo interesante de la actual administración municipal para informar con cierto detalle sobre su gestión en la planificación de la ciudad, particularmente en lo referido a la recuperación de algunos espacios públicos, en el ordenamiento de la economía informal y en el mejoramiento de la movilidad urbana. Aparte de enterarnos acerca de lo que en este sentido se ha hecho y se piensa hacer a corto plazo, la información aportada es de utilidad para que ejerzamos la contraloría social a la que como ciudadanos tenemos derecho y estamos obligados.

Resta solo una semana para visitar la exposición. En todo caso, aquéllos a quienes se haga difícil asistir en el horario disponible pueden acceder a buena parte de la información (lamentablemente sin tanto detalle gráfico) mediante el siguiente enlace de la Dirección de Planificación Urbana: http://www.girardoturbana.org.ve/proyectos.htm

Este enlace ofrece un panorama de los proyectos y obras de la referida dependencia municipal, y que a continuación se resumen:

A. Proyectos de diseño urbano:

   A.1. Recuperando tus espacios públicos (para la reactivación de la vida urbana):

      Proyectos actuales:

      A.1.1. Bulevar Madre María (Sector Los Samanes).

      A.1.2. Bulevar David Concepción (Ave. David Concepción cruce con Ave. Ramón Narváez).

   A.2. Reubicación de la economía informal (para dar solución al comercio informal desorganizado, así como para la recuperación y revalorización de los espacios públicos).

   A.3. Plan especial de la parroquia Pedro José Ovalles y sectores colindantes (elaboración del marco legal para el desarrollo de viviendas y equipamiento urbano, a solicitud de las organizaciones vecinales (OCV y Consejos Comunales).

B. Proyectos de movilidad urbana:

   B.1. Adecuación de tres intersecciones en la Ave. Las Delicias:

      B.1.1. Cruce con la Ave. Principal de la urbanización La Soledad y la calle Los Mangos de la urbanización El Bosque.



     
     
      B.1.2. Cruce con Ave. Pedro Ovalles de la urbanización La Arboleda.




         B.1.3. Cruce con calles El Comercio y Lecuna.

      B.2. Construcción de la nueva intersección Ave. Las Delicias-calle El Canal.




   B.3. Construcción de dos puentes sobre el canal.

   B.4. Conformación de Par Vial Los Olivos.




   B.5. Prolongación de la Ave. Bolívar de La Cooperativa.

   B.6. Prolongación de la Ave. Agustín Álvarez Zerpa (variante vial E-O, paralela a la Ave. Casanova Godoy).

   B.7. Mejoras en la intersección Ave. Bolívar-Ave. Casanova Godoy.

   B.8. Contaflujos (cambio de sentido de un canal de la vía durante las “horas pico” para agilizar el tránsito automotor en los nodos críticos).

      B.8.1. Contraflujo Ave. Casanova Godoy.





      B.8.2. Contraflujo Tacita de Plata (Ave. Bermúdez).




      B.8.3. Contraflujo Barrio Bolívar (Ave. Bermúdez).




      B.8.4. Contraflujo Elevado San Carlos.




      B.8.5. Contraflujo urbanización Base Aragua (prolongación Ave. 19 de Abril).


  

   B.9. Corredor exclusivo de transporte público TransMaracay (servicio de transporte público masivo mediante la adecuación de una vía exclusiva para un sistema de autobuses en sentido oeste-este, la cual inicia a la altura del campus Maracay de la Universidad Central de Venezuela y culmina a la altura del Parque Metropolitano).


El sitio de la Dirección de Planificación no hace mención de otros dos proyectos mostrados en la exposición: la remodelación del Mercado Municipal de Maracay y la construcción de un nuevo terminal inter-urbano hacia el sector de Tapatapa (oeste de Maracay). Vale la pena la visita.



Fuentes:

http://www.alcaldiagirardot.gob.ve/



ACTUALIZACIÓN INFORMATIVA

Alcaldía de Girardot estudia uso de los espacios públicos. (2016, Septiembre 30). CiudadMcy [Versión digital]. Disponible: http://ciudadmcy.info.ve/index.php/aragua-2/16833-alcaldia-de-girardot-estudia-uso-de-los-espacios-publicos


Foto extraída de CiudadMcay (2016, Septiembre 30).

lunes, 28 de noviembre de 2011

Una luz para nuestro patrimonio urbano: La restauración de la obra "Equilibrio", de Rafael Martínez.


A raíz del descubrimiento del hurto y agresión a la estatua del monumento al mítico Cacique Maracay, el domingo 4 de septiembre de 2011, publiqué tres entradas en este blog, los días 9, 12 y 20 de septiembre, que sin duda no agotaron el tema sobre el general estado crítico de las obras de arte en los espacios públicos de la ciudad.

En dichas entradas insistí en señalar que esta situación lamentable era en gran parte producto del descuido y la inconsciencia con que las autoridades y los ciudadanos tratamos la estatuaria y el equipamiento urbanos, que incluye no sólo las esculturas (estatuas y obras de arte) y los monumentos, sino también las fuentes, luminarias, bancos, rejas, jardineras, papeleras y otros elementos decorativos y utilitarios destinados a hacer más grato el espacio en el que hacemos vida.

No faltaron los ejemplos gráficos para constatar lo dicho, escogidos, por su contundencia y su significación, entre muchos otros que se perciben a lo largo y ancho de Maracay.

Entre los casos mencionados se encontraba una obra de Rafael Martínez (en el cruce de las avenidas Universidad y Narváez), de la que desconocía el título pues no llegué a ver su placa identificadora, que me imagino tuvo alguna vez, probablemente en hierro colado, como la que perduró hasta 2010 al pie de otra obra de Martínez, ubicada frente al mercado municipal (avenida Ayacucho).



Obra de Rafael Martínez, en el cruce de las avenidas Universidad y Narváez (Foto P.H., 2006)


Decía entonces que este era un caso ilustrativo de obras que, dado su estado lamentable y su desamparo, constituyen una diaria lección de indolencia, desvalorización, irresponsabilidad y negligencia para los habitantes de la ciudad: en el transcurso de varios meses la referida obra de Martínez se mantuvo sobre su pedestal colapsada desde su base, y cubierta de polvo y telarañas. Ante lamentable espectáculo, sugería también entonces su retiro por parte de la Alcaldía de Girardot, propietaria de la misma, en la convicción de que un pedestal vacío sería siempre una visión menos vergonzante y pervertidora.



Obra de R. Martínez colapsada (Foto P.H., 2011)


En un tono más irritado que derrotista, cerraba el asunto con estas frases: “Sin duda éstos son asuntos sobre los que las autoridades y los ciudadanos debemos reflexionar largo y tendido… ¡y con urgencia! De lo contrario, apaguemos la luz, y a otra cosa”.


Y bien… ¡al César lo que es del César!

En la segunda semana de noviembre me sorprendió (e inquietó) la ausencia en el sitio de la obra de Martínez. La inquietud, por fortuna, duró poco: alrededor de la base se había levantado una especie de jardinera, lo cual reducía la posibilidad de que hubiese sido objeto de hurto o vandalismo.



Pedestal sin la obra de R. Martínez (Foto: P.H., 2011)


¡La cuarta semana nos recibió con la obra de Martínez recuperada! Y digo recuperada en lugar de restaurada porque su color ha sido cambiado de azul a naranja, e ignoro si en ello tendría que ver la decisión de su autor. Prefiero pensar que sí.



Obra de Rafael Martínez recuperada y restituida en su pedestal (Foto: P.H., 2011) 


En todo caso, celebro la vuelta de la pieza de Martínez, titulada “Equilibrio” según reza la placa identificadora en la pared este del pedestal. Con su recuperación (y ojalá que también con su mantenimiento), la Alcaldía está cumpliendo con su parte; a los ciudadanos nos corresponde respetar su integridad física y artística, y colaborar en su salvaguarda.



Placa identificadora de la obra "Equilibrio", de Rafael Martínez. Sólo se echa en falta la fecha de creación (Foto: P.H., 2011).


Pero el significado de esta acción va más allá del hecho de reintegrar este bien cultural al patrimonio de la ciudad. Abre sobretodo una rendija de esperanza para otras obras de importancia al tiempo que restablece la credibilidad en la administración pública: en reciente edición del programa Escenario, conducido por Ydelise Rincón en la televisora regional TIC TV, William Hernández, Secretario de Cultura del estado Aragua informó sobre la futura recuperación de los espacios exteriores del Complejo Cultural Santos Michelena, y señaló expresamente la intervención con fines de conservación de “Tres figuras” y de “Tótem”, creaciones de dos artistas venezolanos internacionalmente consagrados: Marisol Escobar y Pedro Barreto, respectivamente.



Estado actual de "Tres figuras", obra de Marisol Escobar, 1968 (Foto: P.H., 2011).



Estado actual de "Tótem", de Pedro Barreto, 1968 (Foto: P.H., 2011).


Nada se habla por ahora de la “Vertical vibrante” de Alejandro Otero (en la redoma El Óvalo, sector Tapatapa), una de las obras de arte de mayor relieve en nuestros espacios públicos, dado el significado que posee para la historia del arte nacional. Insisto en que su restauración puede ser posible por mediación del Centro de Arte La Estancia-PDVSA, institución que ha tenido bajo su responsabilidad un trabajo similar, probablemente más complejo, con “Abra Solar”, otra obra de Otero, ubicada en la Plaza Venezuela de Caracas.



Estado en 2006 de "Vertical vibrante" de Alejandro Otero, 1968 (Foto: IPC, 2006).


Esperemos sinceramente que esta luz que ha sido encendida con la pieza de Rafael Martínez alumbre el camino para bien del resto del patrimonio artístico maracayero.



FUENTE:

Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006). Municipio Girardot y Francisco Linares Alcántara, estado Aragua: Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro-Oriente: AR-03-17. Caracas: Autor.

viernes, 11 de noviembre de 2011

El 11.11.11 en un pequeño parque municipal






Desde hace varios meses ya había estado circulando por correo electrónico un texto que nos asombraba con los sorprendentes resultados de operaciones matemáticas con base al número 111111, número que la cultura popular ha hecho coincidir con la fecha de hoy, 11 de noviembre de 2011. El resultado que más ha calado es 12345654321, compleja cifra que es igual leída de izquierda a derecha que de derecha a izquierda -conocida como capicúa (DRAE)-, obtenida de multiplicar por sí mismo 111111, otra capícúa, pero de acusada simplicidad.  

11-11-11 es además la última fecha binaria del siglo XXI, y la humanidad –que no nosotros- habrá de esperar a 2100 para que una fecha de igual carácter se repita: 01-01-00.

Pero curiosidades aparte, el número 111111 posee alta significación en la numerología, y por tanto en la simbología, y por tanto en las creencias y prácticas mágico-religiosas de los pueblos, cuyo conjunto, en su vasta diversidad, forma por cierto parte del patrimonio inmaterial de la humanidad.

Dentro de ese contexto mágico religioso, la entrada a la era de Acuario que nos ha tocado vivir abre para nosotros la oportunidad de cultivarnos y fortalecernos interiormente, con una libertad y multiplicidad de opciones como nunca antes había sido posible. Estos años iniciales de los miles que habrá de recorrer esta nueva era corresponden a una época de transición, durante la cual tiene lugar una desavenencia entre la materia y el espíritu, que habrán de reencontrarse a la luz del nuevo signo. Por lo pronto, el ser humano lucha por liberarse del dominio del pensamiento lógico y del individualismo; por la vuelta a una relación de respeto a la naturaleza y al prójimo mismo, en momentos en que la estabilidad del mundo como un todo parece estar a punto de trasponer la línea del no regreso. Y en esa lucha están vivas en nosotros las dudas, las contradicciones, los anhelos, todo mezclado en la cotidianidad de nuestras vidas.

En tal sentido hoy es una fecha de ópticas y posturas diferentes, y también de acciones consecuentes, ninguna por lo pronto menos razonable que las otras: junto a la fe en el logro conjunto y pacífico de un mundo más elevado, cabalgan el descrédito, el cálculo y las pasiones tan de todos los días en este nuestro mundo de ahora.

Dos artículos sobre la fecha que nos ocupa ilustran lo anteriormente expresado:

(1) "Llega el 111111, la fecha capicúa y misteriosa" (El Colombiano, Colombia):

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/L/llega_el_111111_la_fecha_capicua_y_misteriosa/llega_el_111111_la_fecha_capicua_y_misteriosa.asp


(2) "El 11 del 11, hace cien años, EU vivió caos" (El Universal, México).

http://www.eluniversal.com.mx/notas/808003.html


Soy de los que aspiran la posibilidad de un mundo más elevado -con todo lo que el adjetivo implica-, que habrá de lograrse con la activa participación de todos (o por lo menos de una masa crítica). Por tanto he acudido al llamado de quienes en todo el mundo se han reunido para conformar, el 11-11-11, a las once horas, once minutos y once segundos, una fuerza espiritual y energética dedicada a la PAZ –con todo lo que el sustantivo implica.

Mi contribución a esta fuerza ha sido mediante la meditación, práctica que no había ejercido en años, y que hoy he decidido retomar.

El sitio escogido fue el parque Gerardo Yépez Tamayo, en El Limón, que a diario recorro, temprano en la mañana y al igual que muchas otras personas, para mantenerme “en forma”. Sentado a orillas del río –hoy canalizado-, me centré en mi respiración y dejé correr mis pensamientos sin aferrarme a ninguno (labor que se me hace extremadamente difícil).





Once minutos antes del momento cumbre inicié la meditación; cuarenta y cinco minutos más tarde la di por culminada. Había olvidado las bondades de esta práctica: el rumor del agua y el canto de las aves opacaron el ruido del tráfico; el paso de la brisa fresca ahuyentó el calor y los mosquitos; las preocupaciones del día dieron paso al sosiego. Me costó salir de ese estado, sin duda placentero.

Camino de vuelta a casa, y algo más centrado que de costumbre, he visto con otros ojos este parque que, sumido en mis pensamientos, uso con tanta frecuencia: a pesar de su aspecto abandonado y a ratos salvaje, es un espacio abierto y hermoso, y lleno de vida en horas apropiadas. Al momento de mi regreso, un grupo de niños uniformados y correlones disfrutaba con sus padres un escolar “compartir en familia”; una banda de adolescentes ensayaba una melodía, usada como pretexto para dar rienda suelta al tam- tam de los tambores y a los complicados pasos de baile de la muchachada; y más allá, personas de edades diversas se encontraban reunidas en esta fecha especial bajo el lema “Venezuela presente por la paz”.










En 2006 este sitio fue incluido en el Registro General del Patrimonio Cultural Venezolano. El catálogo que lo registra (IPC, 2006) lo describe del siguiente modo:

Hace algunos años este lugar era conocido como parque Los Apamates, debido al gran número de estos árboles que se encontraban en las 10 ha. de terreno del parque. Éste quedó apresado entre el pié de monte de la fila de La Cabrera, el río Tapatapa y la nueva avenida Universidad que se estaba construyendo. En 1987, a raíz del deslave conocido como la tragedia de El Limón, todo el barro y lodo que se abatió sobre el sector El Progreso fue despejado del centro poblado y depositado en este terreno que fue decretado camposanto, pues no se sabe cuántos cuerpos quedaron sepultados en él. En el año 1995 el terreno fue bautizado con su nombre actual por la alcaldía del municipio Mario Briceño Iragorry, en honor a su primer alcalde, el reconocido ambientalista y ecólogo profesor Gerardo Yépez Tamayo. (31)


Actualmente está en vías de conformarse la Asociación de Amigos del Parque Municipal Gerardo Yépez Tamayo, orientada a mejorar sus áreas verdes y su infraestructura.





FUENTE:

Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006). Municipios Mario Briceño Iragorry y Ocumare de La Costa de Oro, Estado Aragua. Caracas: IPC. Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro-Oriente: AR 08-18.


ACTUALIZACIÓN INFORMATIVA

Parques Santos Michelena y Codazzi reabrirán el primer semestre de 2017. (2016, Diciembre 13). El Aragüeño [Versión digital]. Disponible: http://elaragueno.com.ve/region/parque-santos-michelena-y-codazzi-reabriran-el-primer-semestre-de-2017/

domingo, 6 de noviembre de 2011

ISAAC CHOCRÓN, maracayero


Apenas despuntando este domingo, murió Isaac Chocrón (n. Maracay, 1930) (1).

Ausente por años de su ciudad natal, la Asociación Civil Pie de Página le homenajeó en 2007, en ocasión de la reciente publicación de su novela El Vergel (2005) por el Grupo Editorial Random House Mondadori, y para la cual organizó un bautizo en la Biblioteca Pública Central de Maracay "Agustín Codazzi".



Tuve el honor de haber sido uno de los invitados a compartir el podio con el homenajeado, para quien escribí y leí el siguiente texto:



(Acto en homenaje a Isaac Chocrón en la BPC "Agustín Codazzi" de Maracay, el 24 de febrero de 2007. Foto extraída de IPC, 2006).


Empiezo por decir que mi presencia en este panel organizado por la Asociación Civil Pie de Página, a quienes quiero agradecer la deferencia, obedece menos a mis dotes de crítico literario que a mi afición al conocimiento y la defensa del patrimonio urbano maracayero: el hilo conductor de esta biografía novelada –o si se quiere novela biográfica- de Isaac Chocrón es El Vergel, la idílica quinta donde vivió el escritor hasta los siete años, y que forma parte del conjunto urbano conocido como Barrio Catalán, registrado en el Preinventario de bienes inmuebles del estado Aragua (IPC-FUNDACITE ARAGUA2001) y en el Primer Censo del Patrimonio Cultural Venezolano (IPC2006), en razón de lo cual es sujeto de una Providencia Administrativa (2) que debería impedir su desaparición e incluso su intervención inadecuada.




(Aspecto actual de la quinta El Vergel. Foto P.H., 2007).


Quiero asimismo manifestar mi agrado ante la presencia de Isaac Chocrón –maracayero de nacimiento-, a pesar de su lista de “jamases”, en las que incluye …“la presentación de un libro, con bautizo de pétalos de rosas esparcidos sobre el volumen…” (3) ¡Bienvenido!


Entrados en materia, me preguntaba cómo abordar el asunto patrimonio urbano en el contexto de la obra literaria que es causa de esta reunión: hablar así como así de una casa que da nombre a una novela y que sólo tal vez interese a quien allí viviera por corto tiempo y a uno que otro enamorado de esta ciudad casquivana, no dejaba de traer a mi memoria el cuento del que da vuelta en el examen al tema de la vaca para poder exponer el del gusano, que es el que en realidad conoce.


Alejando de mí la tentación de la picardía, ese casi como deporte nacional nuestro, procedí a conseguir la obra y a leerla atenta y organizadamente. Ya había tenido un primer encuentro con ella mediante el Papel Literario de la edición de El Nacional del 24 de septiembre de 2005, donde fue presentado, como adelanto del libro próximo a ser publicado, el capítulo "Oriana y Clarisa (manual de autoayuda)", cuya lectura de momento no me cautivó, ignoro si a causa de mi total desconocimiento de Proust –punto a favor de cierta aseveración del protagonista de la obra-, o si debido a la descontextualización de la que dicho capítulo fuera objeto.


Lo que leí esta vez, obra completa en mano, fue, para mi gusto, más agradable: un texto sin complicación argumental ni embrollos estilísticos –hecho que lo libra de mi lista personal de “jamases”-, y donde se revela sin prisa pero sin pausa, con demasiados indicios concretos que dejan poca posibilidad a la ficción, la humanidad del autor-intérprete y el espíritu de sus amados espectros.


Y como vale todo -según nos hace saber en alguna ocasión el despedido y reenganchado narrador-, inicio en este punto la búsqueda del intersticio que me permita justificar la invitación a formar parte de este panel. Lo encuentro de inmediato, en el primer capítulo, titulado "Maracay, mi pentimento". Allí el autor mismo nos proporciona datos valiosos sobre la ubicación de su casa de niño, aun cuando no siempre precisos y actualizados. Como en los mapas de tesoros escondidos, o mejor aún, como en los textos esotéricos, las pistas parecen lanzadas con piquete a fin de despistar a los no iniciados: el seguimiento de la información suministrada hará al lector caminar una cuadra de más en procura de una inscripción que ya no existe. Existe en cambio y por fortuna el documento fotográfico, suministrado extraoficialmente por el propio escritor, que ha permitido constatar la permanencia de la casa, aunque despojada de su nombre y, tal vez, efectivamente subdividida en viviendas precarias.


Pero ahí continúa -repito-, formando parte de un conjunto, casi íntegro, de quintas construidas hacia 1928, y estrechamente vinculadas a los Telares Maracay dado que en algunas de ellas fueron alojados los ingenieros catalanes que vinieron a trabajar en dicha industria, cuya edificación fue considerada en su tiempo “una de las siete maravillas de la arquitectura en Venezuela” (4). El conjunto representó por su parte una innovación desde el punto de vista urbano por la separación de las fachadas de la calle mediante un jardín (5). Este hecho le otorga ya carácter patrimonial -en cuanto testimonio de la evolución urbana de Maracay-, y le ha hecho merecer su inclusión en el Registro General del Patrimonio Cultural. A ello se agregan –last but not least- las vivencias, los recuerdos y la apropiación afectiva de sus moradores -esencia última del concepto de Patrimonio-, elementos que, en el caso que nos ocupa, han logrado pasar de la oralidad a la palabra escrita a través de la creación literaria de un autor reconocido, lo que habría de motivar (el uso del modo potencial de este verbo es adrede) el fortalecimiento y continuidad de su valor cultural y su trascendencia.


El capítulo más conmovedor es a mi juicio "Cartas griegas", y también el más apropiado respecto del tema que me ha sido asignado. En un texto pleno de anécdotas y sensaciones, de remembranzas y sentimientos, el autor nos convida a compartir esa correspondencia íntima y familiar surgida de una visita al lugar de origen de la civilización occidental: Elías, el padre, y Maracay son una presencia constante en el viaje; todo allí trae a colación una costumbre, un edificio, una atmósfera, similares a los vistos y vividos en la patria grande y en la pequeña ciudad que, según el autor confiesa en relación con él y con su padre, …”quedó en la memoria, en la nostalgia, para el resto de todas nuestras vidas” (6). Aun cuando se adivina en el remitente de las cartas una actitud crítica hacia seres y pareceres que reconoce demasiado próximos, distancia de por medio se diluyen el rigor de los juicios y el impacto de las malas experiencias; se intenta una explicación y se tolera; se comparte incluso por momentos una forma de vivir la vida que convoca el recuerdo de la cultura propia: “Y bien, señores, - llegará a escribir, a modo de argumento universal - ¿quién despotrica contra Grecia?" (7). Esta capacidad de identificarse con los aspectos definitorios de una comunidad, y de aceptarse en ellos con su mutua carga de virtudes y defectos, tiene su base en una memoria colectiva que da forma y sustancia, que se recibe de lo precedente y que se enriquece y embebe poco a poco en el transcurso de la vida de cada uno de nosotros; incluso en la de quien, aunque quisiera, nunca será “el último de la fila”.


Como comenta el autor al inicio de la obra, Maracay era la verdadera capital del país, y único era entonces todo lo que mostraba: el primer zoológico, la Plaza Bolívar más grande, el mejor hotel, el hospital más moderno. Le tocó ser, casi que por capricho de su bienhechor, la ciudad moderna por antonomasia en Venezuela. En ella se ensayaron proyectos urbanísticos y arquitectónicos que rompían con la tradición heredada de las Leyes de Indias; en ella surgieron las primeras instalaciones industriales propiamente dichas; en ella inició el sector público el desarrollo sistemático de soluciones habitacionales de interés social.


Mas lo que fue sin duda un privilegio, una oportunidad de oro en su historia, llevaba también implícito el germen de su infortunio. Me animo a adelantar la idea de que Maracay estuvo siempre signada por lo inmediato: su coyuntural posición de centro político y económico; su sorpresiva capitalidad. A la escala que permitía su momento histórico, se desarrolló apresuradamente y sin esfuerzo alguno. Se atragantó de notoriedad sin dar tiempo a digerirla; exquisito bocado que, por indigesto, no nutrió al grueso de sus habitantes.


El resultado tenía que ser por fuerza una ciudad anémica, poco orgullosa de su singularidad y significación, y demasiado apática en relación a sus potencialidades. No hay más que salir afuera y echar un simple vistazo (8): las obras de Marisol Escobar y Juan Loyola, por mencionar las más a la mano, se deterioran ante nuestra ya grosera indiferencia (9). Tampoco, me temo, tendremos que esperar demasiado para recibir la noticia del desplome definitivo de la Casona de la antigua hacienda La Trinidad -Monumento Histórico Nacional desde 1991- ante el inexplicable desentendimiento de las instituciones responsables de su salvaguarda (10). ¿Qué destino no habría de aguardar entonces al Barrio Catalán y a la quinta El Vergel, que apenas cuentan con el precario amparo de una providencia?


Pero nada, a Dios gracias, es absoluto: hace poco menos de un año la presión pública evitó la probable destrucción de la Casa de Dolores Amelia, bien cultural de interés arquitectónico que hoy ha sido ganado al patrimonio de la ciudad. Alrededor de una década atrás otra movilización puso en jaque a la administración municipal de turno, que autorizó la tala de árboles en la emblemática avenida Las Delicias para facilitar el acceso a las instalaciones de una conocida cadena de comida rápida. Hechos como estos me dicen que por ahí ronda, oculto como un pentimento, el sentido de identidad y pertenencia que motoriza estas reacciones, todavía eventuales y poco sistemáticas, pero sin duda tan sublimes como una visita al santuario de Apolo en noche de luna llena.


Hay quien diga que, en comparación con Caracas (por fijar tan solo una referencia), las edificaciones maracayeras carecen de valor y deben por tanto dejar paso al progreso, con harta frecuencia devastador e indiscriminado. Sin embargo, habrá esperanza para nuestro patrimonio urbano mientras algún coterráneo escriba con nostalgia sobre su casa paterna, y exista al menos alguien capaz de gritar en cualquier rincón del mundo y con sincero entusiasmo: “¡Ah, schöne Kanoni!”(11).



NOTAS:

(1) Isaac Chocrón (25 de septiembre de 1930- 6 de noviembre de 2011). "Escritor, narrador y dramaturgo nacido en Maracay. Estudió economía y relaciones industriales en Estados Unidos. Ha colaborado en diferentes diarios y revistas como el Daily Journal, El Nacional, La República y Revista Nacional de Cultura. Obtuvo el primer premio del Teatro Ateneo de Caracas en 1963 con la obra Animales feroces. Entre las obras teatrales escritas por Chocrón destacan El quinto infierno, La revolución, Mónica, Tric Trac y El Florentino. Como ensayista ha producido El Nuevo Teatro Venezolano (1966) y Tendencias del teatro contemporáneo (1968). Entre sus novelas más conocidas se encuentra 50 vacas gordas, publicada en 1980. Además ha escrito crónicas que, junto con el resto de su producción literaria, le sitúan entre los más importantes escritores de Venezuela. En su novela más reciente, titulada El Vergel (2005), Chocrón retoma contacto con su ciudad natal a través de sus recuerdos y nostalgias. En 1979 fue reconocido con el Premio Nacional de Teatro". (IPC, 2006, p. 233).

(2) Providencia Administrativa n° 012/05 (Gaceta Oficial n° 38.237 del 27-07-2005).

(3) Chocrón, Isaac. (2005). El Vergel. Caracas: Random House Mondadori, pp. 92-93.

(4) Artículo del Rafael Seijas Cook aparecido en la revista Élite N° 41, junio de 1926, citado en: HERNÁNDEZ DE LASALA, Silvia.(1990). Malaussena. Arquitectura académica en la Venezuela moderna. Caracas: Fundación Pampero, p. 346.

(5) INSTITUTO DEL PATRIMONIO CULTURAL y FUNDACITE ARAGUA.(2001). Preinventario de bienes inmuebles del estado Aragua. Tomo 1. Maracay: Autores.

(6) Chocrón, Isaac. op. cit., p. 11.

(7) Idem., p. 134.

(8) Se hace referencia a los espacios exteriores del Complejo Cultural Santos Michelena, del cual forma parte la sede de la B.P.C. "Agustín Codazzi", sitio donde tuvo lugar el homenaje a Isaac Chocrón y el bautizo de su novela El Vergel.

(9) Sobre el estado actual de estas obras, ver entrada a este blog del 12 de septiembre de 2011.

(10) Sobre la situación crítica de este Monumento Histórico de la Nación, ver entrada a este blog del 15 de marzo de 2011.

(11) "¡Ah, qué bonito cañón!". La expresión forma parte de una anécdota en la novela El Vergel, donde un orgulloso guía muestra entusiasmado un cañón (Kanone) de la Segunda Guerra Mundial, viejo y oxidado, que se exhibe en su localidad a los visitantes como gran atractivo. A mi modo de ver, esta expresión ilustra con claridad el concepto de identidad y sentido de pertenencia: la significación que una comunidad da a un objeto (un bien cultural) determinado, y lo aprecia y siente como propio, sin importar el escaso valor que pueda tener para personas ajenas a dicha comunidad.



FUENTES:

Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006). Municipios Girardot y Francisco Linares Alcántara, estado Aragua. Caracas: IPC. Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro-Oriente: AR 03-17.

lunes, 24 de octubre de 2011

Maracay y la “Revolución de Octubre” (y II)

Después de la asonada de 1945: cementerio “La Primavera


En el capítulo X de la obra Maracay: Noticias del viejo valle (1980), el historiador y cronista oficial de Maracay, Oldman Botello, hace una pormenorizada relación (pp. 335-341) de los acontecimientos locales relacionados con la llamada “Revolución de Octubre”, insurrección cívico militar que tuvo lugar en Caracas y Maracay entre el 18 y el 19 de octubre de 1945, y que culminó con la caída del gobierno entonces ejercido por el general Isaías Medina Angarita.   
 


General Isaías Medina Angarita, Presidente constitucional de Venezuela entre 1941 y 1945 (foto extraída de Google Imágenes, s.f.)


En la página 340 de dicho capítulo, intitulado “La Revolución de Octubre en Maracay” y del que se ha publicado amplios extractos en la pasada entrada del 18 de octubre de 2011, se lee lo siguiente:

Una vez que cesaron las hostilidades se procedió al enterramiento de las víctimas lo cual se llevó a cabo en fosas comunes. Nos refiere el popular Don Víctor Hernández ex -celador sempiterno del cementerio “La Primavera”, que la inhumación de los cadáveres se hizo bajo amenaza de negras bocas de tanques de guerra que se asomaban por encima de las tapias que circundaban el camposanto; en esa tumba común hay una lápida sobre el túmulo piramidal, donde se lee la siguiente inscripción: “Madre Patria: nos pediste, nos ofrecimos; aquí estamos Madre Patria. Presentes”. Apenas fueron reconocidos los militares César y José Betancourt, José Alexander, Pablo Monsalve, José Pérez Urbina, José Antonio Castillo, Pedro Alcántara Andrade, Tomás Escalona, Pedro Rodríguez, Martín Villegas, Francisco Castillo y José Peña, cuyos nombres figuran en el túmulo.

Entre los muertos conocidos se mencionó a las siguientes personas: Dr. Aníbal Paradisi, Juan Bautista Rodríguez, Coronel Andrónico Rojas, Teniente Álvarez de Lugo, Teniente Juan Leonardo Agreda, Coronel José Anselmi; Expedito García, Ramón de Jesús Dávila, Vladimir Killinger, Cabo segundo Amado Sequera Amundaray… (Botello, 1980, p.340).


La revisión del libro de inhumaciones en el cementerio “La Primavera” que abarca las fechas del 01 de diciembre de 1940 al 27 de septiembre de 1947 permite suponer que el entierro de las probables víctimas mortales del derrocamiento del general Medina Angarita tuvo lugar entre el 19 y el 31 de octubre, a juzgar por la nota “herida por arma de fuego” que, como causa de fallecimiento, acompaña el nombre de cada una de ellas. El primer día habría correspondido a los directamente involucrados, es decir a las autoridades y a los militares que resultaron muertos en la contienda. Las autoridades, Aníbal Paradisi, Presidente del Estado, y Juan Bautista Rodríguez, su Secretario Privado y pariente, fueron sepultados en fosas individuales contiguas, en el sector norte del camposanto (cuartel RT, línea 7, fosas 11 y 12, respectivamente).



Dr. Aníbal Paradisi (Villa de Cura 1909-Maracay 1945). (Foto extraída de Botello 2005).


 


Monumentos funerarios de Aníbal Paradisi (izquierda, primer plano) y de Juan Bautista Rodríguez (derecha). (Foto extraída de Botello, 1980).




Aspecto actual de los monumentos funerarios de Paradisi (izquierda) y Rodríguez (derecha), los cuales muestran un acusado deterioro por hurto, vandalismo y profanación (Foto P.H., 2011).


En el sector noroeste, catorce lotes sucesivos alojaron los cuerpos de 20 militares de rango diverso. Diez de dichos cuerpos fueron sepultados en cinco lotes contiguos, sobre los cuales fue erigido luego un sobrio túmulo piramidal de base rectangular, de 1.5 x 3.0 x 10.0 m., revestido en granito y delimitado por ocho pilares con cerramiento en cadenas. En la pared norte del monumento, dos lápidas en mármol, hoy ausentes o parcialmente destruidas, contendrían, una, la inscripción de la que hace mención Botello en párrafos anteriores, tal vez sin la palabra “Presentes”, y otra (de la que quedan vestigios) los nombres de algunos de los que allí reposan, indicados también por Botello, con ciertas discrepancias. La pared sur ostentaba por su parte una corona de hojas de acanto en mármol, con la palabra “Presentes” en su centro, y que hoy permanece, desprendida pero intacta, a un lado del túmulo.



Monumento funerario dedicado a los militares caídos durante la asonada. Se observa el cerramiento en cadenas de dicho monumento y la presencia de dos lápidas de mámol sobre la cara norte del mismo (Foto extraída de Botello, 1980).



Aspecto actual del monumento. Las cadenas de cerramiento y la lápida superior de la cara norte han desaparecido. De la lápida inferior, sólo permanece un fragmento (Foto P.H., 2011).



Fragmento de la lápida inferior de la cara norte del monumento (Foto P.H., 2011).



Corona de hojas de acanto en mármol que se encontraba adosada a la cara sur del monumento funerario a los militares caídos. Hoy día permanece suelta, a un lado de referido monumento (Foto P.H., 2011).


Como un aporte al texto de Botello, se transcribe de seguidas la relación de los militares sepultados, tal como aparece en el libro de inhumaciones 1940-1947, ya mencionado:

Cuartel N, línea 29, José Anselmi (fosa 18); Evelio Cubillán (fosa 19); Ruperto Doguiz(?)(fosa 20)(1); Antonio González (fosa 21); Fernando Albares (sic)(fosa 22); José de Rosa (fosa 23); Pablo Manosalva (sic)(fosa 24); César Betancourt (fosa 24); José A. Alexander (fosa 25); Jesús Urbina Pérez (sic)(fosa 25); Jesús Antonio Castillo (fosa 26); Pedro Alcántara (fosa 26); Tomás Escobar(sic) (fosa 27); Pedro Rodríguez (fosa 27); Martín Villegas (fosa 28); Francisco Castillo (fosa 28); Jesús Peña (sic)(fosa 29); Luís Martínez (fosa 30); Amado Sequera (fosa 31); Carlos Navarro (fosa 31).

Es probable que el túmulo piramidal abarque las denominadas fosas 24 a 28, las cuales en realidad corresponden a cinco lotes, cada uno con dos fosas superpuestas. De hecho, de acuerdo con lo que resta del epitafio, es deducible que hayan figurado en el mismo al menos los nombres de Amado Sequera Amundaray, José Pérez Urbina, José(o Jesús) Antonio Castillo, Pedro Alcántara Andrade, Tomás Escalona, Pedro Rodríguez, Martín Villegas y Francisco Castillo. Según la relación del libro de inhumaciones, deberían entonces haber estado además incluidos en el epitafio Pablo Monsalve y César Betancourt. Queda en cambio la duda acerca de la presencia bajo el túmulo de José Alexander, quien debería encontrarse en el lote 25 y cuyo nombre pareciera estar suplantado por el de Amado Sequera Amundaray, claramente identificable en el fragmento de lápida existente. El libro de inhumaciones señala sin embargo la ubicación de los restos de Sequera Amundaray en el lote 31, es decir, fuera del monumento dedicatorio. Cabe así preguntarse acerca de cuál de las relaciones de nombres estará errada: ¿la del  libro de inhumaciones o la del epitafio? [2].



Página del libro de inhumaciones 1940-1947 correspondiente al día 19 de octubre de 1945 (Foto P.H., 2010).


Según indica también el libro de inhumaciones, el día 20 de octubre fueron enterrados dentro del mismo cuartel (Cuartel N) -en ocho lotes sucesivos de la línea 30-, Pedro García (fosa 1); Andrés Anzoátegui (fosa 2); Elpidio Herrera (fosa 3); Juan Camacaro (fosa 4); Federico Daza (fosa 5); Francisco Yépez (fosa 6); Ernesto Del Vechio (fosa 7) [3}; Simón Hernández (fosa 8), todos ellos posibles víctimas civiles de la asonada. En el cuartel RT, línea 7, fosa 13, fue sepultado Ramón García (?) -esto es, al lado de Juan Bautista Rodríguez-, y en un panteón familiar, Melecio Sánchez Bello.

De atención aparte es el caso de José María Sánchez, enterrado el 21 de octubre, en el cuartel N, línea 30, fosa 9: una lápida a la cabecera de su tumba, colocada al año siguiente de la insurrección, muestra un epitafio que pareciera recordar el hecho: “José María Sánchez Benítez/ *8-12-1892/ + Maracay La Barraca edo. Aragua 20-10-1945/ Se fue Don José María hacia no sé qué/ lejano horizonte empujado/ por la mano de los mandones tan cobardes como injustos los hombres/ desde el suplicio de la cruz no saben lo que hacen. Buen amigo tu/ recuerdo estará eternamente en la conciencia de los hombres íntegros/ Nicolás D. Paola/ 1946”. El tono de rencorosa denuncia en dicho texto deja abierta la presunción de que don José María no fuera una víctima casual más. ¿Habría sido acaso este personaje el militar fiel a Medina Angarita que se parapetó en La Barraca, al cual ha hecho referencia Botello? (ver entrada del 18 de octubre de 2011 en este blog). Si éste fuera el caso, su inmolación habría tenido lugar el 20 de octubre, es decir, al día siguiente de que ondeara la postrera bandera de rendición en el cuartel Sucre, y don José María habría constituido entonces el último de los bastiones medinistas caídos en Maracay.[4]



Epitafio dedicado en 1946 a José María Sánchez Benítez, fallecido en La Barraca (Maracay) el 20 de octubre de 1945.


Aun cuando el libro de inhumaciones señala como ilegible las causas de muerte, tres personas más podrían formar parte de las víctimas mortales del derrocamiento: Víctor Núñez y Domingo Campos, sepultados el 24 de octubre en el cuartel N, línea 30, fosas 10 y 11, respectivamente, y Luís Carrillo, sepultado el 25 de octubre en la fosa 12. Finalmente, se señala “herida por arma de fuego” como causa de muerte de Alberto Tovar Pérez, sepultado el 31 de octubre en la fosa 14. No es descartable la posibilidad de que estas cuatro personas hayan fallecido días después de la asonada a causa de las heridas que tal vez le fueran infligidas durante la misma.

Los casos seguros y probables de presuntas víctimas mortales que documenta el libro de inhumaciones son treinta y siete, cifra que dista de los cientos de civiles estimados que habrían sido abatidos. Es factible que algunas de las víctimas hayan sido enterradas en cementerios de otras ciudades. Aun así, costaría admitir una cifra que pudiese siquiera equipararse al número de los sepultados en “La Primavera”, el único cementerio entonces activo en Maracay. Todavía menos probable sería el enterramiento masivo y clandestino de la mayor parte de las víctimas, algo que difícilmente pasaría desapercibido en una ciudad entonces tan pequeña, o permanecería desconocido hasta ahora, casi setenta años más tarde.



NOTAS

[1] En nota de prensa recordativa al Dr. Aníbal Paradisi, Oscar Zerpa Bustamante (¿2011, Octubre 18?) señala lo siguiente: “En los cuarteles se produjeron intensos tiroteos y se recuerda que el Coronel José Anselmi, Comandante del Cuartel Páez fue abatido al igual que su ayudante el Capitán Carlos Donguiz. En el cementerio ‘La Primavera’ se levantó un monumento al soldado desconocido pues fueron muchas las víctimas”. Una lápida que se conserva sobre la tumba que debe corresponder a este capitán Donguis (según el libro de inhumaciones) hace referencia a un "capitán/ Mariano/ Ruperto/ Doguinz/ caído el/ 18-10-45".

[2] En la lápida restante se aprecia un espacio en blanco después del supuesto nombre de Francisco Castillo. ¿Habría estado ocupado dicho espacio por el nombre de Jesús Peña, tal como menciona Botello? Si así fuera, el túmulo estaría levantado sobre seis lotes en lugar de cinco; abarcaría entonces los lotes 24 a 29 de la línea 29.

[3] En la misma nota de Oscar Zerpa Bustamante (op. cit.) puede también leerse: "Fueron momentos amargos y angustiosos para la ciudad, en las calles la gente corría despavorida, un caos que se prolongó hasta el día siguiente cuando en los cuarteles de la plaza Bolívar continuaba la batalla y se recuerda que los jóvenes hermanos Del Vecchio, muy conocidos en la ciudad, que estaban un tanto retirados fueron alcanzados por disparos muriendo Ernesto y Julio resultó gravemente herido en una pierna". Esta nota tal vez explique la presencia del nombre de uno solo de los hermanos Del Vecchio (Ernesto), por lo menos hasta el 31 de noviembre de 1945, fecha hasta la cual aparece con relativa frecuencia la frase “herida por arma de fuego” como causa de muerte en el libro de inhumaciones que abarca el período 01 de diciembre de 1940 - 27 de septiembre de 1947.

[4] (Nota posterior a la publicación de esta entrada): Botello 2007 (p. 35) se refiere al acontecimiento del siguiente modo: "Un hecho histórico acaeció en La Barraca en la tarde del 18 de octubre de 1945 cuando un defensor del régimen del general Isaías Medina Angarita, el capitán retirado Rafael Sánchez Benítez -tío de Alfredo Sadel [connotado tenor venezolano], según nos informó el cantante en 1987- hizo obstinada oposición en una casa de su propiedad. Un disparo de tanque contra la residencia de quien solo esgrimía un revólver o tal vez un fusil, acabó con la existencia del empecinado defensor de lo indefendible, porque ya el general Medina Angarita permanecía prisionero en la Escuela Militar de La Planicie [Caracas]. Sánchez Benítez era oriundo del estado Trujillo como nos informó Alfredo Sadel". De acuerdo con los datos contenidos en el libro de inhumaciones y en la lápida dedicada a su memoria, el personaje en realidad tendría por nombre José María, y habría muerto el 20 de octubre de 1945. No coincide la edad en ambas fuentes; son factibles en tanto las circunstancias de su muerte (Nota agregada a esta entrada el 04 de septiembre de 2015).




FUENTES:


Botello, O. (1980). Maracay: Noticias del viejo valle. Maracay: Concejo Municipal del Distrito Girardot.

Botello, O. (2005). Ferias y fiestas de San José: 100 años de tradición: 1905-2005. Maracay: Alcaldía del Municipio Girardot.

Botello, O. (2007). Toponimia antigua de Maracay: Calles, plazas, esquinas, casas, sitios. Maracay: Publicaciones del Concejo Municipal de Girardot.

Diciembre 1° 1940 hasta 26 septiembre 1947. [Manuscrito]. (Libro de inhumaciones en el cementerio “La Primavera” de Maracay, estado Aragua, Venezuela).

Google Imágenes. (s.f.). Imágenes de Isaías Medina Angarita. Disponible: http://www.google.es/search?q=Isa%C3%ADas+Medina+Angarita&hl=es&prmd=imvnso&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=7DaYToCQKcnr0gHO_8m-BA&ved=0CC8QsAQ&biw=1024&bih=545

Zerpa Bustamente, O. (¿2011, Octubre 18?). Recuerdo al Dr. Aníbal Paradisi. El Periodiquito: Galería de la Cantera. Disponible: http://www.elperiodiquito.com/secciones/viewarticle/690/Recuerdo-al-Dr--Anibal-Paradisi [Consulta: 2011, Octubre 18].

martes, 18 de octubre de 2011

Maracay y la “Revolución de Octubre” (I)

La asonada de 1945 en Maracay


En el capítulo X de la obra Maracay: Noticias del viejo valle, su autor, el historiador y cronista oficial de Maracay, Oldman Botello (1980), hace una pormenorizada relación (pp. 335-341) de los acontecimientos locales relacionados con la llamada “Revolución de Octubre”, insurrección cívico militar que tuvo lugar en Caracas y Maracay entre el 18 y el 19 de octubre de 1945, y que culminó con la caída del gobierno que ejercía el general Isaías Medina Angarita desde 1941 (1).



General Isaías Medina Angarita, Presidente constitucional de Venezuela entre 1941 y 1945 (foto extraída de Google Imágenes s.f.)


Como quiera que los acontecimientos en Maracay fueron determinantes para el triunfo de esta asonada, vale la pena repasar la historia, a sesenta y seis años de distancia, de la mano del propio texto de Botello, intitulado “La Revolución de Octubre en Maracay”, y que aquí se presenta en amplios extractos:

Para escribir los detalles que conciernen a la asonada golpista del 18 de octubre de 1945, que dio al traste con el gobierno democrático del General Isaías Medina Angarita y que mal llaman “Revolución de Octubre”, nos valimos de diversas fuentes como periódicos, revistas, y la más importante, la de actores y testigos de los sucesos acaecidos ese día en Maracay, como uno de los más importantes focos de la insurrección militar, cuyos autores, civiles y militares, la justificaron como una salida válida para los problemas que acogotaban al país y muy especialmente al “país militar” que decían eran maltratados por el orden de las cosas, a pesar de ser Medina un militar de escuela e institucionalista, al cual acusaron de muy civilista y de olvidarse de sus compañeros de armas, pero esta es la apreciación de los que tenían parte en los hechos, pues a pesar de que no vivimos esa época , desde que tenemos uso de razón oímos de labios de centenares de personas que el de Medina fue el régimen más democrático que tuvo el país incluyendo la “democracia representativa” que advino después del 58 y son precisamente los activistas de Acción Democrática quienes corroboran aquel aserto… (335).

Con marcada insistencia iban y venían de Caracas a Maracay en plan organizativo del golpe, desde hacía un año el Mayor Julio César Vargas y su hermano Mario R. Vargas…. [Oscar] Tamayo [Suárez] fue encargado para instruir al personal de tropa de infantería, mientras que el Teniente Gregorio López García hacía lo propio con la aviación…. La consigna, después que todo estaba arreglado, era que al llegarse el caso del descubrimiento de lo tramado, deberían adelantarse las acciones. Así aconteció, alguien delató y comenzaron a hacer prisioneros, al cuartel Páez llevaron en calidad de detenidos el 18 de octubre a mediodía, al Mayor Hugo Fuentes y al Capitán Miguel de la Rosa….




Vista aérea del cuartel de caballería José Antonio Páez (extremo derecho de la fotografía), con su trazado poligonal de seis lados y patio de 35.000 m2. Fue inaugurado el 19 de diciembre de 1930 y declarado Monumento Histórico Nacional el 14 de abril de 1994 (G.O.V. n° 35.441). (Foto col. Ricardo Rodríguez Boades, extraída de Maracay Forever 2008?).



Estatua de José Antonio Páez, obra de Lorenzo González develada el 19 de diciembre de 1930. Detrás se aprecia parte de las fachadas norte y noroeste del cuartel Páez (foto de Luís Felipe Toro "Torito", extraída de MACMA 1996).


El gobierno no sabía que el Cuartel Páez estaba de parte de los golpistas y llevó allí a los prisioneros, incontinenti se iniciaron las acciones, reduciendo a la impotencia a varios de los no comprometidos con el golpe dentro del cuartel mencionado, después de una corta refriega que comenzó como a las dos y media de la tarde…. (336-337).

Del Cuartel “Bolívar” salió un regimiento de artillería comandada por un sargento del gobierno; encontró franca y en calma aparente la entrada al cuartel “Páez” y franquearon el umbral. Pocos segundos pasaron después de entrar cuando surgió una lluvia de balas que barrió prontamente a los confiados soldados que no pudieron escapar a excepción de uno que salió corriendo y se perdió por las calles adyacentes al centro militar. Numeroso público se había congregado en las inmediaciones del cuartel Páez observando las incidencias de la asonada; después del acribillamiento de los soldados de artillería apostaron un tanque a la entrada del cuartel; un civil de apellido Pacanins tuvo la osadía o la locura de cruzar por la acera del cuartel y en ese momento se abrió la escotilla del blindado y un militar ordenó al transeúnte a retirarse y como no obedeciera a las varias voces, le descargaron una ráfaga que lo dejó muerto en el acto. De ese momento en adelante comenzó el ataque contra los “mirones” y varios cayeron bajo las balas…. (337).



Vista aérea de los cuarteles Sucre (1921), a la derecha, y Bolívar (1930), a la izquierda, ubicados frente al costado norte (de 320m. de largo) de la Plaza Bolívar (extremo superior izquierdo de la fotografía), inaugurada el 19 de diciembre de 1930. Ambos cuarteles fueron declarados Monumento Histórico Nacional el 14 de abril de 1994 (G.O.V. n° 35.441). (Foto fechada 1936, col. Ricardo Rodríguez Boades, extraída de Maracay Forever 2008?).





Vista parcial de la fachada principal (sur) del cuartel Bolívar, tomada desde la Plaza Bolívar (foto P.H. 2011).


La lucha se había extendido a la calle y cientos de civiles eran abatidos por las balas; en la Presidencia del Estado, que desempeñaba el Dr. Aníbal Paradisi, se recibió una llamada proveniente de la Guarnición que había sido rendida por los rebeldes y detenido su comandante, el General Ardila; la llamada era para invitar al Dr. Paradisi a concurrir al lugar; el Secretario General del Gobierno Dr. Alcibíades Matute Sojo, intentó detener al Presidente, porque pensaba en una celada a lo que replicó Paradisi que iría, pues no tenía miedo a nada; el Secretario Privado, señor Juan Bautista Rodríguez [(2)], pariente del mandatario, lo acompañó hasta la Guarnición. Al penetrar al zaguán, hubo un movimiento extraño de Rodríguez que al parecer intentó hacer armas y surgió una ráfaga que cortó la vida al Presidente y su Secretario. Aníbal Paradisi había nacido en Villa de Cura en 1909, se doctoró en Ciencias Sociales en 1935; ejerció la diplomacia, fue parlamentario en el Congreso, Secretario de Gobierno, Presidente del Estado Aragua y cultivó la poesía y la oratoria… (338).



Dr. Aníbal Paradisi (Villa de Cura 1909-Maracay 1945). (Foto extraída de Botello 1980).


A las siete de la noche comenzó el ametrallamiento aéreo al cuartel “Nacional” [sede de la primera sección del batallón "Cazadores Británicos"] que ofrecía tenaz resistencia; más de media hora de fuego nutrido casi destroza las instalaciones del cuartel, mientras que sus defensores soportaban la granizada de plomo que les venía del espacio; en los intervalos del ataque aéreo salía una ambulancia del cuartel llevando a los heridos a los centros hospitalarios, mientras que a los muertos los amontonaban en los patios del cuartel que presentaba un blanco perfecto por la amplitud del espacio interior.



Vista parcial de la fachada oeste del Antiguo Cuartel Nacional (fines del siglo XIX), declarado Monumento Histórico Nacional el 14 de abril de 1994 (G.O.V. n° 35.441) y hoy día fuertemente intervenido en forma inadecuada (foto IPC 2006).


Una vez lograda la rendición del cuartel “Nacional”, sólo quedaba el cuartel “Bolívar” en manos del gobierno y sobre él se dirigieron las operaciones. Allí soportaron 35 minutos de fuego intenso conjunto entre aviones y tanques que lo asediaban; a las dos de la madrugada del viernes 19 de octubre, surgieron del interior del bastión banderas blancas de rendición…. Poco después se rindió [la segunda sección del batallón] “Cazadores Británicos” ubicada… en El Rincón y a las seis de la mañana se enarboló la bandera blanca en el cuartel “Sucre” después de una dura refriega. El golpe de estado había triunfado y Medina se entregó para no derramar sangre, según declaró a sus captores (338-339).



Vista parcial de la casona de la antigua hacienda El Rincón, sitio que sirvió de acantonamiento a la segunda sección del batallón " Cazadores Británicos". Esta edificación fue declarada Monumento Histórico Nacional el 07 de febrero de 1986 (G.O.V. 33.407). (Foto IPC 2006).



Estatua ecuestre de Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, develada en 1923. Detrás, vista parcial de las fachadas sur y este del cuartel Sucre (foto extraída de MACMA 1996). En 1966, la estatua del Gran Mariscal fue reubicada entre los cuarteles Sucre y Bolívar a raíz de los trabajos de ampliación de la avenida Bolívar, perdiendo con ello la significación y la relevancia espacial que se le otorgaran por decreto ejecutivo del 15-11-1922 (3), y que incluso se habían respetado en 1930, durante y después de la construcción aledaña de la Plaza Bolívar.


Del cuartel Páez salieron vehículos y comisiones en busca de los “Líderes del Pueblo” para entregarles el poder…. Los jefes de la asonada… explicaron que lo de “Líderes del Pueblo” se refería única y exclusivamente a los miembros de Acción Democrática, uno de los socios industriales del golpe, que no capitalista… (339).

En La Barraca, en una, casa, un militar que podríamos llamar obstinado, se encerró allí , se parapetó y comenzó a hostigar a los militares a los cuales opuso una resistencia que hizo mover a varios tanques que al final barrieron la infeliz vivienda y ultimaron al arrojado inquilino… (340).

En una carga contra la multitud que hubo en la plaza Bolívar, fueron muertos a tiro los hermanos Del Vechio [(4)], víctimas inocentes (340).

La Junta Revolucionaria de gobierno que tomó en sus manos el poder, que presidían el Br. Rómulo Betancourt e integraban el Mayor Carlos Delgado Chalbaud, Capitán Mario R. Vargas, los doctores Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Luís Beltrán Prieto Figueroa y Edmundo Fernández, nombró Presidente del Estado Aragua al dirigente de AD y médico Roberto Villalobos Ferrer; éste a su vez nombró Secretario General de Gobierno a Jesús Pérez Lías [(5)]; Gobernador del Distrito Girardot a Aurelio Torres…. Comandante de la Policía de Maracay [al] Capitán Marcial Dávila Newman e Inspector de Policía a Saturnino Aguirre (340-341).

De esta manera concluyó este sangriento capítulo de la historia política venezolana que fue el golpe de Estado del 18 de Octubre de 1945 (341).




NOTAS:

(1) Para mayor información sobre el general Isaías Medina Angarita, consultar http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/medina_angarita.htm

(2) Según Leiva Santana (1979, p.53), Rodríguez, al que da por nombre Salvador, era Gobernador del Distrito Mariño.

(3) .... "Artículo 1° Eríjase una estatua ecuestre del Gran Mariscal de Ayacucho, en la ciudad de Maracay, frente al cuartel de dicha ciudad, para que los civiles y el ejército en la contemplación de esta inmortal figura, tengan siempre a la vista el más alto símbolo de las virtudes cívicas y militares y el más puro y noble ejemplo de la lealtad, de la disciplina y de la recta e inquebrantable conciencia del deber./ Artículo 2° Por resoluciones especiales se dictarán las medidas conducentes a la ejecución de la obra y demás trabajos que para su mayor realce reclame el sitio de la erección".... (Fragmento del texto del decreto, contenido en una placa en mármol adosada a la pared oeste del pedestal que actualmente sirve de soporte a la escultura).

 (4) En nota de prensa recordativa al Dr. Aníbal Paradisi, Oscar Zerpa Bustamante (¿2011, Octubre 18?) señala lo siguiente: "Fueron momentos amargos y angustiosos para la ciudad, en las calles la gente corría despavorida, un caos que se prolongó hasta el día siguiente cuando en los cuarteles de la plaza Bolívar continuaba la batalla y se recuerda que los jóvenes hermanos Del Vecchio, muy conocidos en la ciudad, que estaban un tanto retirados fueron alcanzados por disparos muriendo Ernesto y Julio resultó gravemente herido en una pierna".

(5) Antonio Leiva Santana (op.cit., p.54) menciona a Carlos Blank Antich en lugar de Pérez Lías.

 

FUENTES:

Botello, Oldman. (1980). Maracay: Noticias del viejo valle. Maracay: Concejo Municipal del Distrito Girardot.

Botello, Oldman. (2007). Toponimia antigua de Maracay: Calles, plazas, esquinas, plazas, sitios. Maracay: Concejo Municipal de Girardot.

Consejo Nacional de la Cultura-CONAC. (!992). Inventario del patrimonio cultural: Bienes inmuebles: Aragua. Caracas: Autor.

Google Imágenes. (s.f.). Imágenes de Isaías Medina Angarita. Disponible: http://www.google.es/search?q=Isa%C3%ADas+Medina+Angarita&hl=es&prmd=imvnso&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=7DaYToCQKcnr0gHO_8m-BA&ved=0CC8QsAQ&biw=1024&bih=545

Instituto del Patrimonio Cultural. (2006). Municipios Girardot y Linares Alcántara, estado Aragua [Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro Oriente: AR 03-17]. Caracas: Autor.

Leiva Santana, Antonio. (1979). Maracay después de Gómez. Maracay: Concejo Municipal del Distrito Girardot.

Maracay Forever. (2008?). [Página Web en línea]. Disponible: http://www.facebook.com/group.php?gid=7923738725 [Consulta: 2011, Septiembre 7].

Moreno, Juan. (1998). Monumentos Históricos Nacionales 1. Caracas: Instituto del Patrimonio Cultural-IPC.

Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu- MACMA. (1996). Maracay: Espacio y Memoria: Aproximación al tiempo, paisaje, arquitectura, iconos y vida de la ciudad. Maracay: Fundación Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu.

Zerpa Bustamente, O. (¿2011, Octubre 18?). Recuerdo al Dr. Aníbal Paradisi. El Periodiquito: Galería de la Cantera. Disponible:  http://www.elperiodiquito.com/secciones/viewarticle/690/Recuerdo-al-Dr--Anibal-Paradisi [Consulta: 2011, Octubre 18].