Carretera nacional (vía Maracay-El Limón).
Según testimonios orales de algunos de estos pioneros, la carretera nacional, que tenía El Limón como destino, comenzaba en el sitio de la plaza San Juan (inaugurada en 1930) –entonces en los confines del noroeste maracayero- y culminaba antes de remontar las boscosas montañas en dirección a la costa marítima aragüeña.
El trayecto descrito por estos informantes se mantuvo sin variación probablemente hasta 1945, cuando su trazado original debió haber sido modificado con la edificación de las instalaciones del Instituto Politécnico de Agricultura (hoy facultades de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Central de Venezuela), y luego unos veinte años más tarde, con la construcción de las avenidas Universidad y Caracas.
Vista de la avenida Universidad en sentido Maracay-El Limón, a la altura de la pasarela del Instituto Nacional de Tránsito Terrestre (Foto: Marco A. Hernández, 2005).
No obstante, la antigua carretera nacional conserva en esencia su integridad, y es posible distinguir -e incluso recorrer- buena parte de los tramos que no fueron convertidos en las amplias avenidas actuales, de fuerte circulación vehicular, pero que continúan, con otros nombres [1], siendo de utilidad como vías alternas y de servicio, y mostrando, aquí y allá, vestigios de ese encanto bucólico que recuerdan con nostalgia quienes alguna vez recorrieron el primitivo trazado de esta vía.
He aquí la descripción de la carretera nacional, aportada por algunos de estos testigos:
Pedestal del antiguo reloj de la plaza San Juan. Afortunadamente esta estructura, de carácter testimonial, no fue eliminada en la más reciente remodelación de este sitio (2007).
Vista en sentido sur-norte de la fuente del núcleo Maracay de la UCV (Facultades de Agronomía y Veterinaria). El diseño de la vialidad interna del núcleo, obra de Luís Malaussena, implicó la modificación del trazado de la llamada carretera nacional, e incluso la interrupción de su trayecto hacia las vaqueras de la antigua hacienda La Trinidad (Foto tomada en 2006).
Curioso testimonio escrito sobre hormigón por algún miembro de un batallón que tal vez estuvo acantonado en la hacienda La Trinidad hacia 1915. A un lado de la antigua carretera nacional, a la altura del actual colegio Padre Antonio Leyh, apenas puede leerse ya el siguiente fragmento: "[...?] 22 de Enero [?] de 1915 José [?] g[...?]/ Recuerdo Memorable de los Tigres/ del [?] 2° Batallón del Rgito [?]/ José [?] Atnio [?] Páez [?] de [...?]"... (Foto tomada en 2008).
(B) …"Comienza a contarme [Manuel Garruido] que el primer chofer de autobuses que él recuerde en El Limón fue el señor Vicente Mariño. Luego se incorporó él, manejando los buses de la familia Martínez y ganando un sueldo de catorce bolívares diarios por guardia de ocho horas… ‘te cuento Elías, que los buses eran bien buenos y fuertes. Uno era un Ford de tablitas de madera y otro con treinta puestos cada uno. La ruta era la que te voy a contá: salíamos del Garaje Bolívar, allá en Maracay, en la Plaza Pérez Almarza. Subíamos por la calle Santos Michelena, en la siguiente cuadra cruzábamos hacia la Avenida 19 de abril. Agarrábamos la 19 de abril derechiiiiito hacia la Plaza San Juan. Desde allí agarrábamos la Carretera Nacional hacia El Limón. Pasando por el puente sobre el Río Güey nos veníamos poco a poco sombriando bastante, con la cantidad de árboles que habían en aquellos días, de lado y lado de la carretera’. Y el amigo Manuel suelta un nostálgico ‘el camino para El Limón… ¡eso sí era bonito y sabroso Elías!’…. ‘bueno, así andando… poco a poco íbamos llegando a La Trinidad…. eso era puro monte y cañaverales. Bueno… en llegando a La Trinidad seguíamos hacia los Silos Redondos Graneros, que los hicieron por ahí después del 45…. Entonces, pasandito los silos esos redondos, torcías a la derecha y por ahí te ibas por la carreterita vieja, angosta, llena de árboles a los dos laos, que te sombriaban y te cubrían todo… era como metese en un túnel pues…. Por ahí uno iba rumbiando suavecito, pa’ salí al frente del callejón Los Cocos. Se pasaba frente a su entrada y más alante, teníamos la Parada de Niño Jesús; como quien dice, ya estábamos ahí. Seguíamos derechito hasta el trapiche papelonero. En ese punto cruzábamos a la derecha teniendo ahí mismito la otra parada, al frente de la Medicatura. Seguíamos y en frente de lo que es hoy el lavado y engrase de carros que antes estuvo la Bomba de gasolina del señor Perla… bueno, ahí no había nada de eso todavía, ahí quedaba la ‘Parada La Locha’. Arrancábamos otra vez, y seguíamos derechito hacia Puerta Negra, pero antes, frente a lo que es hoy la Iglesia La Milagrosa, estaba la otra parada, se llamaba ‘Parada Caujarito’. Pasábamos la puerta negra, que quedaba donde es hoy la Panadería El Trigal… Más acaíta… que hoy en día hasta ahí llega la Avenida Caracas pero entonces era la Carretera Nacional. Entonces… Cruzábamos a la izquierda, y agarrábamos por lo que es hoy la Avenida Principal [de Mario Briceño Iragorry]. Ve Elías… de ahí hasta el Terminal nos parábamos donde hiciera falta. El Terminal quedaba frente a la Bodega Brisas de El Limón, donde nos atendía el señor Julio Delgado’”… (subrayado nuestro). [Manuel Garruido. Arvelo, 2003, pp. 162-165].
Vista de la antigua carretera nacional a su paso por los silos graneros de El Limón (Foto tomada en 2002). A partir de este punto, este tramo de la vieja vía entre Maracay y El Limón recibe el nombre de Raúl Leoni.
Vista de la esquina La Locha, donde se ubicaba una de las paradas de los autobuses que hacían la ruta Maracay-El Limón-Maracay (Foto tomada en 2014).
Dos aspectos de la antigua carretera nacional, en el tramo denominado Avenida Principal de Mario Briceño Iragorry y a su paso por el pequeño puente sobre la quebrada de El Piñal. En ambas fotos, tomadas en 2011, puede apreciarse vestigios de la frondosa y densa vegetación que bordearía esta vía hacia la primera mitad del siglo XX. Los pilares que conforman las defensas a ambos lados del puente, probablemente moldeados en hormigón armado, remiten en su forma y ornamentación al estilo art deco.
(C) …“Al lado de esta bodega [Brisas de El Limón] funcionaba la última parada del bus que venía de Maracay y esa parada se llamaba ‘El Terminal’. De ahí el bus daba la vuelta, porque el resto del camino ya era la carretera de Ocumare… la bodega por esos días y años tenía mucha actividad por ese motivo… la avenida Universidad por fuera del poblado todavía no existía…” (subrayado nuestro). [Libia Lamas. Arvelo, 2003, p. 108].
Vista de la bodega Brisas de El Limón, punto de referencia de la parada El Terminal, última del trayecto del transporte de autobuses que servía la ruta Maracay-El Limón-Maracay. (Foto extraída de IPC, 2006a, p.59).
(D) “Indago con curiosidad cómo era el entorno del colegio [hoy denominado ‘Padre Antonio Leyh’] por aquellos años [1926 en adelante] y responde Sucre: ‘bueno mira, lo que me acuerdo de cuando llegué, porque era muy chiquito, la carretera de Maracay a Ocumare le daba la vuelta al colegio por la parte de abajo… por las tapias que rodeaban los corrales. Venía por lo que es hoy la avenida 19 de Abril… Por donde hoy está la placita San Juan, se dejaba atrás las últimas casas de Maracay y se seguía derechito hasta La Trinidad. Hoy en día esa carretera es parte de la Avenida Principal de la Universidad Central. Eso era mucha sabana; ‘monte y culebra’ como dicen pues, había también siembra de caña de azúcar… bastante. Llegando a las paredes de tapia, que encerraba la vaquera de la Hacienda La Trinidad, la carretera iba bordeando esas tapias, pasaba por delante de la entrada del Colegio y después seguía por donde hoy están los silos redondos… pasando la Avenida Universidad, que ahora viene derechito de Maracay… por ahí, esa era la Carretera Nacional… Luego, se seguía y se pasaba por donde hoy está la venta de cocos Eugenio… por ahí se vuelve a cruzar la avenida nueva Universidad…, que antes no estaba, y pasabas delante de lo que son hoy los edificios de El Paseo [3]… pasabas por la entrada de la Calle Principal del barrio Niño Jesús, que era una calle con la iglesita del Niño Jesús al fondo…. Bueno ese barrio quedaba cerca del trapiche que tenía su chimenea siempre con su humito saliéndole y ese olor sabroso a papelón. Después seguías hacia arriba, hacia la montaña, hasta llegar a un sitio donde había un portón grande, de hierro, pintado de negro, y un puesto de guardia [Puerta negra]… eso dicen que era para controlar la subida a la montaña. Pasando ese portón…. si cruzabas a la izquierda… andabas un rato y llegando al río Corral de Piedra, bueno, subías hacia la montaña, cruzabas al otro lado de la montaña y después llegabas a Ocumare de La Costa y al mar’”. (subrayado nuestro). [Francisco Sucre. Arvelo, 2003, pp. 195-196].
Vista de la avenida Caracas (vía en sentido este-oeste). Al fondo, la chimenea del antiguo trapiche papelonero. (Foto: Asociación Civil Hacienda La Trinidad, 2004).
Sobre la base de estos testimonios se ha intentado reconstruir el antiguo trayecto de la carretera nacional, con indicación de los puntos de referencia mencionados por los informantes. Conviene advertir que el trazado de esta vía (en rojo) tiene carácter esquemático y que la señalización de los puntos referenciales es aproximada.
NOTAS:
[1] El tramo de la antigua carretera nacional que bordea el colegio Padre Leyh y desemboca en la avenida universidad, aledaño a la aldea universitaria de Mario Briceño Iragorry no parece poseer un nombre oficial, tal vez porque sólo sirve de acceso a las instalaciones del Colegio Padre Leyh y a otras escasas edificaciones cercanas. El tramo que inicia en los silos graneros y corre paralelo a la avenida Universidad hasta Cocos don Eugenio, recibe el nombre de Raúl Leoni. El tramo que inicia en la entrada de El Paseo y culmina en la avenida Caracas, a la altura de la chimenea del antiguo trapiche papelonero, lleva el nombre de Francisco Fernández Yépez, en memoria de este reconocido profesor e investigador universitario. El tramo que parte del abrupto final de la avenida Caracas (a escasos metros del sitio de la antigua Puerta Negra) y culmina en la intersección con la prolongación de la Avenida Universidad hacia el parque nacional Henri Pittier recibe el nombre de Avenida Principal de Mario Briceño Iragorry. Este tramo debió por lógica recibir la misma transformación que el tramo que ahora se conoce como Avenida Caracas. Su postergada ampliación (en aquel momento tal vez por razones presupuestarias), permite a ratos percibir aún -tal vez por corto tiempo- el aspecto primigenio de la antigua carretera. Un último tramo, de poco tráfico por servir unas cuantas viviendas apartadas del nuevo trazado de la avenida Universidad, recibe el nombre de La Ceiba en su corto recorrido antes de desembocar nuevamente a la mencionada avenida a poca distancia de la alcabala de control de acceso al parque nacional Henri Pittier. Es interesante el hecho de que, a partir de la intersección de las avenidas Universidad y Principal de Mario Briceño Iragorry, las identidades de ambas se confunden en virtud del aspecto primigenio que, desde dicho punto, conserva la vía en su trayecto hacia la alcabala del parque.
[2] Mediante testimonio obtenido de Benigno Delgado es posible imaginar en alguna medida el aspecto del antiguo puente sobre el río Güey, el cual se ubicaba próximo a donde hoy se encuentra la alcabala de control de acceso al campus de la UCV: "Bueno, ¡había un puente grandísimo ahí!... que tenía así una broma de cuando antes… la batalla… To’ eso lo tumbaron. ¡Ahí esa parte era hondo!.... los caballos pintaos y toa broma, ¡pero de mano!... apegaos en … así en las orillas… ¡Eso se veía bonito ahí!... una paré que hicieron ahí en … el puente ése… ¡grande! (…) eso lo tumbaron ahora (…) era bonito (…) batallas de antes… sí (…) de Carabobo (…) Sí, Gómez [mandó hacer eso]… Después (…) lo mandaron a tumbá… Y trancaron ahora, trancaron eso…. To’ eso es lo que es la Facultá ahora”. [Benigno Delgado. Asociación Civil Hacienda La Trinidad, 2004, pp. 28-30].
[3] “Cuenta Ana [Sequera] que el pedazo de la antigua Carretera Nacional que queda en El Limón es la que viene desde El Paseo hasta empatarse con la Avenida Caracas, hasta la chimenea… pasando por la entrada al Niño Jesús, y se llama desde 1991 calle Francisco Fernández Yépez en honor al científico y profesor universitario que llegó a residenciarse con su familia en el callejón Los Alpes de El Limón, en 1959”… (subrayado nuestro). [Ana Sequera. Arvelo 2003, p. 138].
FUENTES:
Arvelo, Elías. (2003). Cuentos de un pueblo… para su pueblo. El Limón: Asociación Civil Hacienda La Trinidad.
Asociación Civil "Hacienda La Trinidad". Investigación, rescate y fortalecimiento de la identidad y el sentido de pertenencia en los mariobricenses. Proyecto de investigación adelantado en 2004 [sin publicar].
Asociación Civil “Hacienda La Trinidad”. [Página Web en línea]. Disponible: http://haciendalatrinidad.org.ve/ [Consulta: 2011, mayo15].
Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006a). Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano: Región Centro Oriente: Estado Aragua: Municipios Mario Briceño Iragorry y Ocumare de la Costa de Oro: AR 08-18. Caracas: Autor.
Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006b). Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano: Región Centro Oriente: Estado Aragua: Municipios Girardot y Francisco Linares Alcántara: AR 03-17. Caracas: Autor.
Fabuloso acopio de testimonios. Me encantó e hizo soñar ese del "trapiche que tenía su chimenea siempre con su humito saliéndole y ese olor sabroso a papelón".
ResponderEliminarSaludos
En realidad, Pedro Hernández, quien dice:
ResponderEliminarEs sabido, mi querida Claudia: las sensaciones de los sentidos son la máquina del tiempo más poderosa. Recién ayer leí una entrevista a Skármeta que te he enviado por gmail. Él lo dice más bonito: ..."se despiertan recuerdos cuando tangencialmente, en medio de una situación, oimos una melodía que estuvo de moda en algún tiempo, y junto a ella asociamos lo que éramos y cómo fuimos".
Maravilloso el aporte de esta información, no cabe duda que la historia y creación de éste, nuestro municipio, es algo que deberíamos conocer todos, me gustaría que este tipo de información pudiésemos aplicarlo a las escuelas y liceos de la región para formar a los hombres y mujeres del mañana, abriéndonos así la oportunidad de adorar y venerar nuestras raíces y nuestra cultura. Maravilloso sus aportes nuevamente y estoy totalmente agradecido por ello. Saludos
ResponderEliminarGracias, Gabriel, por tu participación y tu amable comentario. Estoy de acuerdo contigo: lo único que puede preservar nuestra identidad es la formación y el fortalecimiento en los niños del sentido de pertenencia, fundamentalmente desde el hogar y la escuela.
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