En el año centenario de su inauguración.
Señala Ruiz Montejo (1991) que hasta
la primera mitad del siglo III d.C. no se conoce manifestación alguna de arte
cristiano. Adelanta como posibles razones la posición iconoclasta de los Padres
de la Iglesia
por prescripción bíblica, así como la dificultad inicial de expresar mediante
la materia contenidos de carácter trascendente. El cristiano primitivo provenía
sin embargo de un pasado pagano, en el que la vinculación con los dioses se
realizaba a través de la manifestación artística, lo cual supondría una actitud
popular generalizada que deseaba ver en imágenes los personajes y los
acontecimientos propios de la novel religión que se abrazaba. Dicha actitud
popular y las propias necesidades de
catequesis llevan a la Iglesia
a adoptar el simbolismo como vía de expresión plástica. Recurre entonces a
imágenes paganas cuyas connotaciones morales fuesen congruentes con las
cristianas, a fin de poder considerarlas propicias para adecuarlas a nuevos
contenidos. Símbolos, mitos y representaciones diversas de deidades de las
antiguas religiones sustituidas, así como pasajes y episodios bíblicos
constituyeron entonces la materia prima para la iconografía cristiana.
A lo largo de su historia, el
cristianismo experimentará disensiones y cismas que determinarán actitudes
diversas frente a la imagen religiosa, así como la adopción de formas
expresivas propias. El catolicismo ha sido sin duda un medio fructífero para la
evolución y enriquecimiento iconográfico, mediante el usufructo, recreación y
diversificación de signos, símbolos y alegorías. Las representaciones de la Virgen
María en sus numerosas advocaciones y las de los personajes
del amplio santoral católico constituyen muestra fehaciente de esta
afirmación.
Jesús, María y José
Aun cuando estos personajes se encuentran estrechamente
relacionados, en La
Primavera los tres aparecen sólo una vez en una misma
representación escultórica. Abundan en cambio las imágenes de María con su
pequeño hijo, en tanto que son menos frecuentes y variadas aquellas en las que
José se encuentra acompañado por Jesús Niño. Por razones de extensión, de seguida se realiza solo una
relación de las representaciones más comunes de Jesús. En próxima entrada se efectuará en tanto la correspondiente a María y José.
Jesús. El
crucifijo es una imagen habitual en los cementerios de raigambre católica, y en
el cementerio maracayero se han registrado varias obras de calidad con este
motivo, un conjunto de las cuales han sido comentadas en la entrada a este blog del 07 de noviembre de 2014 (Crucifijo). Son en cambio mucho menos frecuentes las representaciones de episodios de la Pasión de Jesús previos a su crucifixión, incluyendo aquellas que la prenuncian.
Respecto del prenuncio de la Pasión, en la entrada del 19 de diciembre de 2010 (Ángeles) se ha hecho referencia a dos imágenes pertinentes: la primera se aprecia en la estela sobre la plataforma de Rosario de Ramos (ver en la sección correspondiente a María de la presente entrada) y se recrea en una pintura anónima (s. XIV o XV) de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, donde los arcángeles San Miguel y San Gabriel portan los instrumentos de la Pasión ante un Jesús Niño que parece presentir con sobresalto el destino que le ha sido asignado. La segunda ofrece una singular escena de Jesús en Getsemaní [1], sin duda la más humanizada de las representaciones de este personaje registradas y todavía presentes enLa Primavera.
Respecto del prenuncio de la Pasión, en la entrada del 19 de diciembre de 2010 (Ángeles) se ha hecho referencia a dos imágenes pertinentes: la primera se aprecia en la estela sobre la plataforma de Rosario de Ramos (ver en la sección correspondiente a María de la presente entrada) y se recrea en una pintura anónima (s. XIV o XV) de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, donde los arcángeles San Miguel y San Gabriel portan los instrumentos de la Pasión ante un Jesús Niño que parece presentir con sobresalto el destino que le ha sido asignado. La segunda ofrece una singular escena de Jesús en Getsemaní [1], sin duda la más humanizada de las representaciones de este personaje registradas y todavía presentes en
En lo que respecta a los episodios de la Pasión propiamente dichos, gracias a información aportada por obreros de este cementerio se tiene conocimiento de la probable existencia, en el sector norte y aledaño a la iglesia (¿tal vez en la tumba de la familia Díaz Borges?), de una escultura en mármol de Jesús atado a la columna, correspondiente al episodio de la Flagelación y la Coronación de espinas [2 y 3], hoy en día desaparecida.
Añadida a la base de la estela que preside la tumba de Leoncio Reina (fallecido el 17-6-1942) subsiste en tanto una pequeña imagen de Jesús con la cruz a cuestas [4], moldeada en pasta. Su valor consiste fundamentalmente en su carácter de pieza única en el cementerio, a pesar de ser la representación más interpretada por el arte cristiano después de la iconografía de Cristo Crucificado (Hernández, 2007).
Señala Wikipedia (s.f., b) que "en los primeros ejemplos de este tema artístico, el peso de la cruz no parece representarse como una gran carga, mientras que en la Baja Edad Media sí se insiste en ello, haciendo arrastrar su parte inferior por el suelo, al igual que se intensifica la representación del sufrimiento de Cristo. También se hace más habitual que aparezca la cabeza de Jesús con la corona de espinas, mientras que antes no" (s.n./p.).
El Santo Rostro es otra representación de Jesús, mediante la cual se
venera el rostro de Cristo en sus misterios de dolor. Su origen se
ambienta en el Viernes Santo cuando, cargando Jesús la cruz camino al Gólgota, la Verónica seca con su velo
el rostro del condenado, quedando éste impreso en la tela. La Verónica , cuyo nombre
significa “Verdadera imagen”, es un personaje que no aparece en los Evangelios canónicos. En el Evangelio apócrifo de Nicodemo (siglo II) se encuentra en cambio la cita más antigua de este episodio. La aceptación popular del milagroso
acontecimiento en la Edad Media
determinó su presencia en el Vía Crucis como la sexta estación (de La Vega, 2005; Wikipedia s.f.,b).
Este
tema perteneciente a la Pasión es poco frecuente en el cementerio “La Primavera ”. De hecho,
sólo han sido localizados cuatro casos, uno de los cuales pasa prácticamente desapercibido
en el paño colgante de la cruz que forma parte de la monumental “Piedad” en la
plataforma de la familia Capriles Peñaloza (1952) y que remite al velo de la Verónica.
Otras dos imágenes del Santo Rostro pueden apreciarse en dos estelas en mármol, dedicadas, respectivamente, a Francisco R. Mazzone (fallecido el 11 de junio de 1971) y a María Margarita de Alvarado (fallecida el 22? de enero de 1980?). En ambas, el rostro de Jesús martirizado se muestra en altorrelieve, a manera de medallón. En el primero,la Pasión se enfatiza mediante
una corona de espinas profusa en el detalle; en el segundo, mediante la
ubicación del medallón como centro manifiesto dentro de un campo de
representación determinado por el símbolo de la cruz (Caballero, 1981).
Otras dos imágenes del Santo Rostro pueden apreciarse en dos estelas en mármol, dedicadas, respectivamente, a Francisco R. Mazzone (fallecido el 11 de junio de 1971) y a María Margarita de Alvarado (fallecida el 22? de enero de 1980?). En ambas, el rostro de Jesús martirizado se muestra en altorrelieve, a manera de medallón. En el primero,
El cuarto ejemplar es de factura popular y
recrea el tema del velo de la
Verónica colgando de la cruz. Moldeado en cemento blanco e
intervenido con pintura negra, el velo muestra la imagen del Santo Rostro en
bajorrelieve y se encuentra aplicado a una cruz moldeada en granito artificial.
Esta obra, posiblemente de
taller, se encuentra en malas condiciones de conservación y es testimonio de la
capacidad del genio creativo popular para servirse del repertorio iconográfico
católico, incluso en temas poco frecuentes en el mercado devocional.
En contraste con la imagen de Jesús
crucificado, la del Sagrado Corazón
es diversa en gestos y formas de representación, lo cual puede ser reflejo de
la popular devoción en el culto católico por esta advocación cristiana, basada
en el simbolismo del amor de Jesús despreciado y airado, manifestado en el
corazón herido, al que el devoto debe corresponder con un amor de reparación
(Bainvel, s.f.). Aun cuando la primera fiesta del Sagrado Corazón se celebró el
31 de agosto de 1670 en el Gran Seminario de Rennes (Francia), la devoción no
fue oficializada por la
Iglesia sino hasta el 11 de junio de 1899, cuando, por orden
de León XIII, la humanidad fue solemnemente consagrada a esta advocación (op. cit.). Hoy día, la Congregación de Ritos
sólo acepta dos imágenes de la misma: (a) el corazón en llamas sobre el pecho
de Jesús, y (b) la emanación de rayos de luz desde una incisión en el lado
izquierdo de su pecho (El Sagrado Corazón de Jesús, s.f.).
En La Primavera se observa con
frecuencia la imagen del Sagrado Corazón en la primera de estas modalidades.
Sin obviar el buen modelado de la mayor parte de las obras registradas, ninguna
de ellas supera el peso de su convencionalismo, exceptuando, quizás, las de
factura popular. No obstante, en conjunto constituyen una muestra de la
variedad de la representación del tema. Entre las obras de carácter erudito es
ejemplar la que se emplaza sobre la tumba de Miguel Ángel Rodríguez (s.f.),
provista por la firma E. Gariboldi. Se trata de una versión que se popularizó
en el siglo XIX, derivada de la figura del Cristo que realizó el escultor danés
Bertel Thorvaldsen (1770-1844) para la iglesia de Nuestra Señora de Copenhague
(op. cit.). La obra de Thorvaldsen
muestra al Cristo vistiendo una larga túnica y con los brazos abiertos, en
actitud afectiva. A objeto de utilizar esta imagen para representar el Cristo cardióforo (es decir, que “lleva” el
corazón), se agregó a su pecho la figura del corazón en llamas. La pieza en
mármol presente en “La
Primavera ” ha perdido el dedo índice de ambas manos, lo cual
no impide admirar su exquisita factura, en especial el sobrio trabajo de su
túnica.
Particular mención merecen las representaciones del Sagrado Corazón de factura popular, en las que se reconoce, tal como señala Borges (2005) al hablar sobre la construcción de monumentos artesanales en Brasil, “el artista-artesano, productor de una manifestación artística funeraria ‘dotada de otros tipos de reconocimiento estético’” (p.3). Sobre un sencillo cipo pedestal en hormigón, que preside la tumba de [?] Perdomo (s.f.), se alza la afectuosa imagen de Jesús resucitado, moldeada en el mismo material del cipo e intervenida con pintura blanca, la cual constituye un apretado resumen de su pasión y gloria: en su pecho refulge el corazón coronado de espinas, mientras a sus pies se hallan algunos de los numerosos objetos que simbolizan su sufrimiento: el cáliz y el velo; el martillo y la tenaza. La obra en cuestión, de discretas dimensiones (0.60 m. x 0.40 m) y de realización tosca y desproporcionada, no deja de despertar cierto interés y simpatía.
Añade Borges que en las manifestaciones de este tipo también pueden dar su aporte creativo los deudos para satisfacer su necesidad de elaborar mejor la pérdida del ser querido, y que, incluso en la recreación de los modelos de la cultura erudita, destaca la forma sorprendente en que el artista- artesano (o la conjunción creativa de éste con los deudos) rompe las convenciones y adopta un lenguaje particular, fácilmente asimilado por el grupo social para el cual se realiza la obra, la cual ciertamente no encaja con los valores de autenticidad, durabilidad y unicidad con los que se juzgan las creaciones artísticas de carácter erudito. Frente al acusado estereotipo de las imágenes marmóreas del Sagrado Corazón registradas en
Otros casos interesantes son las representaciones del Sagrado Corazón en la figura infantil de Jesús así como de Jesús Niño abrazando la cruz (Henares Paque, 2008), los cuales serán tratados en entrada próxima, en los párrafos dedicados a
NOTAS
[1] La escena recreada en el monumento de la familia Solórzano Pérez, el cual lleva la firma de F. Roversi M., parece estar relacionada con la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos, según se encuentra expresado en Lc 22, 41-43: "Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba, diciendo: 'Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya'. Se le apareció un ángel del cielo que le confortaba".
[2] "Tomó entonces Pilato a Jesús y mandó azotarle. Y los soldados, tejiendo una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le vistieron un manto de púrpura y, acercándose a Él, le decían: '¡Salve, rey de los judíos!', y le daban de bofetadas" (Jn 19, 1-3).[3] Cerdeña y Hernández. (s.f.). señalan lo siguiente: "La iconografía de la Flagelación tiene su origen en el castigo a que fue sometido Jesús antes de la Crucifixión, que aparece referido por los evangelistas. Este episodio de la Pasión ha sido representado tradicionalmente por la figura de Cristo, flagelado y atado a una columna, aunque este elemento no aparece en los textos de los evangelios" (p. 1).
[4] "Tomaron, pues, a Jesús, que, llevando su cruz, salió al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota, donde le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio" (Jn 19, 17-19).
[5] Todas las fotos de esta entrada fueron tomadas por Pedro Hernández S. entre 2009 y 2015.
FUENTES
Bainvel, J. (s.f.). Devoción al Sagrado Corazón de Jesús. En Enciclopedia Católica [Página Web en línea]. Disponible: http://ec.aciprensa.com/d/devocioncorjesu.htm
Borges, M. E. (2005). Expresiones de cuño popular en cementerios brasileños [Artículo en línea]. Disponible: http://artefunerariabrasil.com.br/admin/upload/artigos/expressiones%20de%20cuno%20popular.pdf
Caballero, J. (1981). Morfología simbólica, alegórica y sígnica. Barcelona (España): A.T. E.
Cerdeña, R. y Hernández, I. (s.f.). Noticias históricas sobre la imagen de Cristo atado a la columna de la iglesia de Santa maría de Betancuria: Fuerteventura. Disponible: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2230008
Cristo llevando la cruz. (s.f.). Wikipedia. Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Cristo_llevando_la_cruz
De la Vega, Osa. (2005). Santo Rostro de Jesús. Disponible: Web%20de%20Osa%20de%20la%20Vega_%20Santo%20Rostro%20de%20Jes%C3%BAs_archivos/pagi_perso_w.htm
Henares Paque, V. (2008, Abril 4). La iconografía de la imagen exenta del niño Jesús en el arte colonial hispanoamericano: Apuntes para su clasificación. AFHC [Boletín en línea], 35. Disponible: http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=1875
Hernández, R.M. (2007). Breve síntesis de la evolución de la iconografía de Jesús con la cruz al hombro (I). Disponible: http://www.lahornacina.com/dossiernazarenos1.htm
Ruiz Montejo, I. (1991). El nacimiento de la iconografía cristiana. Cuadernos de Arte e Iconografía [Revista en línea], 4(7). Disponible: http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai0701.html
El Sagrado Corazón de Jesús. (s.f.). En Historiarte.net [Página Web en línea]. Disponible: http://www.historiarte.net/iconografia/corazon.html
Wikipedia. (s.f., a). Cristo llevando la cruz. Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Cristo_llevando_la_cruz
Wikipedia (s.f., b). Santa Faz. Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Santa_Faz
ACTUALIZACIÓN INFORMATIVA
Cementerio de Los Extranjeros: Un vistazo a la historia en siglos XIX y XX. (2015, Julio 30). El Universal [Versión digital]; Caracas (Venezuela).. Disponible: http://www.eluniversal.com/noticias/caracas/cementerio-los-extranjeros-vistazo-historia-siglos-xix_30259