domingo, 26 de abril de 2015

Cementerio "La Primavera" de Maracay. Arte funeraria. La colección de obras iconográficas: Jesús, María y José (I)



                                                                  En el año centenario de su inauguración.


Señala Ruiz Montejo (1991) que hasta la primera mitad del siglo III d.C. no se conoce manifestación alguna de arte cristiano. Adelanta como posibles razones la posición iconoclasta de los Padres de la Iglesia por prescripción bíblica, así como la dificultad inicial de expresar mediante la materia contenidos de carácter trascendente. El cristiano primitivo provenía sin embargo de un pasado pagano, en el que la vinculación con los dioses se realizaba a través de la manifestación artística, lo cual supondría una actitud popular generalizada que deseaba ver en imágenes los personajes y los acontecimientos propios de la novel religión que se abrazaba. Dicha actitud popular y las propias  necesidades de catequesis llevan a la Iglesia a adoptar el simbolismo como vía de expresión plástica. Recurre entonces a imágenes paganas cuyas connotaciones morales fuesen congruentes con las cristianas, a fin de poder considerarlas propicias para adecuarlas a nuevos contenidos. Símbolos, mitos y representaciones diversas de deidades de las antiguas religiones sustituidas, así como pasajes y episodios bíblicos constituyeron entonces la materia prima para la iconografía cristiana.

A lo largo de su historia, el cristianismo experimentará disensiones y cismas que determinarán actitudes diversas frente a la imagen religiosa, así como la adopción de formas expresivas propias. El catolicismo ha sido sin duda un medio fructífero para la evolución y enriquecimiento iconográfico, mediante el usufructo, recreación y diversificación de signos, símbolos y alegorías. Las representaciones de la Virgen María en sus numerosas advocaciones y las de los personajes del amplio santoral católico constituyen muestra fehaciente de esta afirmación. 


Jesús, María y José

Aun cuando estos personajes se encuentran estrechamente relacionados, en La Primavera los tres aparecen sólo una vez en una misma representación escultórica. Abundan en cambio las imágenes de María con su pequeño hijo, en tanto que son menos frecuentes y variadas aquellas en las que José se encuentra acompañado por Jesús Niño. Por razones de extensión, de seguida se realiza solo una relación de las representaciones más comunes de Jesús. En próxima entrada se efectuará en tanto la correspondiente a María y José.



         Jesús. El crucifijo es una imagen habitual en los cementerios de raigambre católica, y en el cementerio maracayero se han registrado varias obras de calidad con este motivo, un conjunto de las cuales han sido comentadas en la entrada a este blog del 07 de noviembre de 2014 (Crucifijo). Son en cambio mucho menos frecuentes las representaciones de episodios de la Pasión de Jesús previos a su crucifixión, incluyendo aquellas que la prenuncian. 

Respecto del prenuncio de la Pasión, ela entrada del 19 de diciembre de 2010 (Ángeles) se ha hecho referencia a dos imágenes pertinentes: la primera se aprecia en la estela sobre la plataforma de Rosario de Ramos (ver en la sección correspondiente a María de la presente entrada) y se recrea en una pintura anónima (s. XIV o XV) de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, donde los arcángeles San Miguel y San Gabriel portan los instrumentos de la Pasión ante un Jesús Niño que parece presentir con sobresalto el destino que le ha sido asignado. La segunda ofrece una singular escena de Jesús en Getsemaní [1], sin duda la más humanizada de las representaciones de este personaje registradas y todavía presentes en La Primavera.





En lo que respecta a los episodios de la Pasión propiamente dichos, gracias a información aportada por obreros de este cementerio se tiene conocimiento de la probable existencia, en el sector norte y aledaño a la iglesia (¿tal vez en la tumba de la familia Díaz Borges?), de una escultura en mármol de Jesús atado a la columna, correspondiente al episodio de la Flagelación y la Coronación de espinas [2 y 3], hoy en día desaparecida. 

Añadida a la base de la estela que preside la tumba de Leoncio Reina (fallecido el 17-6-1942) subsiste en tanto una pequeña imagen de Jesús con la cruz a cuestas [4], moldeada en pasta. Su valor consiste fundamentalmente en su carácter de pieza única en el cementerio, a pesar de ser la representación más interpretada por el arte cristiano después de la iconografía de Cristo Crucificado (Hernández, 2007). 

Señala Wikipedia (s.f., b) que "en los primeros ejemplos de este tema artístico, el peso de la cruz no parece representarse como una gran carga, mientras que en la Baja Edad Media sí se insiste en ello, haciendo arrastrar su parte inferior por el suelo, al igual que se intensifica la representación del sufrimiento de Cristo. También se hace más habitual que aparezca la cabeza de Jesús con la corona de espinas, mientras que antes no" (s.n./p.).




El Santo Rostro es otra representación de Jesús, mediante la cual se venera el rostro de Cristo en sus misterios de dolor. Su origen se ambienta en el Viernes Santo cuando, cargando Jesús la cruz camino al Gólgota, la Verónica seca con su velo el rostro del condenado, quedando éste impreso en la tela. La Verónica, cuyo nombre significa “Verdadera imagen”, es un personaje que no aparece en los Evangelios canónicos. En el Evangelio apócrifo de Nicodemo (siglo II) se encuentra en cambio la cita más antigua de este episodio. La aceptación popular del milagroso acontecimiento en la Edad Media determinó su presencia en el Vía Crucis como la sexta estación (de La Vega, 2005; Wikipedia s.f.,b).


Este tema perteneciente a la Pasión es poco frecuente en el cementerio “La Primavera”. De hecho, sólo han sido localizados cuatro casos, uno de los cuales pasa prácticamente desapercibido en el paño colgante de la cruz que forma parte de la monumental “Piedad” en la plataforma de la familia Capriles Peñaloza (1952) y que remite al velo de la Verónica.




Otras dos imágenes del Santo Rostro pueden apreciarse en dos estelas en mármol, dedicadas, respectivamente, a Francisco R. Mazzone (fallecido el 11 de junio de 1971) y a María Margarita de Alvarado (fallecida el 22? de enero de 1980?). En ambas, el rostro  de Jesús martirizado se muestra en altorrelieve, a manera de medallón. En el primero, la Pasión se enfatiza mediante una corona de espinas profusa en el detalle; en el segundo, mediante la ubicación del medallón como centro manifiesto dentro de un campo de representación determinado por el símbolo de la cruz (Caballero, 1981). 







El cuarto ejemplar es de factura popular y recrea el tema del velo de la Verónica colgando de la cruz. Moldeado en cemento blanco e intervenido con pintura negra, el velo muestra la imagen del Santo Rostro en bajorrelieve y se encuentra aplicado a una cruz moldeada en granito artificial. Esta obra, posiblemente de taller, se encuentra en malas condiciones de conservación y es testimonio de la capacidad del genio creativo popular para servirse del repertorio iconográfico católico, incluso en temas poco frecuentes en el mercado devocional. 





En contraste con la imagen de Jesús crucificado, la del Sagrado Corazón es diversa en gestos y formas de representación, lo cual puede ser reflejo de la popular devoción en el culto católico por esta advocación cristiana, basada en el simbolismo del amor de Jesús despreciado y airado, manifestado en el corazón herido, al que el devoto debe corresponder con un amor de reparación (Bainvel, s.f.). Aun cuando la primera fiesta del Sagrado Corazón se celebró el 31 de agosto de 1670 en el Gran Seminario de Rennes (Francia), la devoción no fue oficializada por la Iglesia sino hasta el 11 de junio de 1899, cuando, por orden de León XIII, la humanidad fue solemnemente consagrada a esta advocación (op. cit.). Hoy día, la Congregación de Ritos sólo acepta dos imágenes de la misma: (a) el corazón en llamas sobre el pecho de Jesús, y (b) la emanación de rayos de luz desde una incisión en el lado izquierdo de su pecho (El Sagrado Corazón de Jesús, s.f.).

En La Primavera se observa con frecuencia la imagen del Sagrado Corazón en la primera de estas modalidades. Sin obviar el buen modelado de la mayor parte de las obras registradas, ninguna de ellas supera el peso de su convencionalismo, exceptuando, quizás, las de factura popular. No obstante, en conjunto constituyen una muestra de la variedad de la representación del tema. Entre las obras de carácter erudito es ejemplar la que se emplaza sobre la tumba de Miguel Ángel Rodríguez (s.f.), provista por la firma E. Gariboldi. Se trata de una versión que se popularizó en el siglo XIX, derivada de la figura del Cristo que realizó el escultor danés Bertel Thorvaldsen (1770-1844) para la iglesia de Nuestra Señora de Copenhague (op. cit.). La obra de Thorvaldsen muestra al Cristo vistiendo una larga túnica y con los brazos abiertos, en actitud afectiva. A objeto de utilizar esta imagen para representar el Cristo cardióforo (es decir, que “lleva” el corazón), se agregó a su pecho la figura del corazón en llamas. La pieza en mármol presente en “La Primavera” ha perdido el dedo índice de ambas manos, lo cual no impide admirar su exquisita factura, en especial el sobrio trabajo de su túnica.



Particular mención merecen las representaciones del Sagrado Corazón de factura popular, en las que se reconoce, tal como señala Borges (2005) al hablar sobre la construcción de monumentos artesanales en Brasil, “el artista-artesano, productor de una manifestación artística funeraria ‘dotada de otros tipos de reconocimiento estético’” (p.3). Sobre un sencillo cipo pedestal en hormigón, que preside la tumba de [?] Perdomo (s.f.), se alza la afectuosa imagen de Jesús resucitado, moldeada en el mismo material del cipo e intervenida con pintura blanca, la cual constituye un apretado resumen de su pasión y gloria: en su pecho refulge el corazón coronado de espinas, mientras a sus pies se hallan algunos de los numerosos objetos que simbolizan su sufrimiento: el cáliz y el velo; el martillo y la tenaza. La obra en cuestión, de discretas dimensiones (0.60 m. x 0.40 m) y de realización tosca y desproporcionada, no deja de despertar cierto interés y simpatía.



    
Añade Borges que en las manifestaciones de este tipo también pueden dar su aporte creativo los deudos para satisfacer su necesidad de elaborar mejor la pérdida del ser querido, y que, incluso en la recreación de los modelos de la cultura erudita, destaca la forma sorprendente en que el artista- artesano (o la conjunción creativa de éste con los deudos) rompe las convenciones y adopta un lenguaje particular, fácilmente asimilado por el grupo social para el cual se realiza la obra, la cual ciertamente no encaja con los valores de autenticidad, durabilidad y unicidad con los que se juzgan las creaciones artísticas de carácter erudito. Frente al acusado estereotipo de las imágenes marmóreas del Sagrado Corazón registradas en La Primavera, se contrapone entonces la espontaneidad, la fuerza expresiva y el particular encanto de un corazón coronado con la cruz, llevado a los extremos de la simplicidad.

        

Otros casos interesantes son las representaciones del Sagrado Corazón en la figura infantil de Jesús así como de Jesús Niño abrazando la cruz (Henares Paque, 2008), los cuales serán tratados en entrada próxima, en los párrafos dedicados a la Sagrada Familia (dentro de la sección correspondiente a María) y a San José, respectivamente.

    
      
NOTAS

[1] La escena recreada en el monumento de la familia Solórzano Pérez, el cual lleva la firma de F. Roversi M., parece estar relacionada con la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos, según se encuentra expresado en Lc 22, 41-43: "Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba, diciendo: 'Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya'. Se le apareció un ángel del cielo que le confortaba".

[2] "Tomó entonces Pilato a Jesús y mandó azotarle. Y los soldados, tejiendo una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le vistieron un manto de púrpura y, acercándose a Él, le decían: '¡Salve, rey de los judíos!', y le daban de bofetadas" (Jn 19, 1-3).

[3] Cerdeña y Hernández. (s.f.). señalan lo siguiente: "La iconografía de la Flagelación tiene su origen en el castigo a que fue sometido Jesús antes de la Crucifixión, que aparece referido por los evangelistas. Este episodio de la Pasión ha sido representado tradicionalmente por la figura de Cristo, flagelado y atado a una columna, aunque este elemento no aparece en los textos de los evangelios" (p. 1).

[4] "Tomaron, pues, a Jesús, que, llevando su cruz, salió al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota, donde le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio" (Jn 19, 17-19).

[5] Todas las fotos de esta entrada fueron tomadas por Pedro Hernández S. entre 2009 y 2015.



FUENTES

Bainvel, J. (s.f.). Devoción al Sagrado Corazón de Jesús. En Enciclopedia Católica [Página Web en línea]. Disponible: http://ec.aciprensa.com/d/devocioncorjesu.htm 

Borges, M. E. (2005). Expresiones de cuño popular en cementerios brasileños [Artículo en línea]. Disponible: http://artefunerariabrasil.com.br/admin/upload/artigos/expressiones%20de%20cuno%20popular.pdf 

Caballero, J. (1981). Morfología simbólica, alegórica y sígnica. Barcelona (España): A.T. E.

Cerdeña, R. y Hernández, I. (s.f.). Noticias históricas sobre la imagen de Cristo atado a la columna de la iglesia de Santa maría de Betancuria: Fuerteventura. Disponible: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2230008

Cristo llevando la cruz. (s.f.). Wikipedia. Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Cristo_llevando_la_cruz

De la Vega, Osa. (2005). Santo Rostro de Jesús. Disponible: Web%20de%20Osa%20de%20la%20Vega_%20Santo%20Rostro%20de%20Jes%C3%BAs_archivos/pagi_perso_w.htm

Henares Paque, V. (2008, Abril 4). La iconografía de la imagen exenta del niño Jesús en el arte colonial  hispanoamericano: Apuntes para su clasificación. AFHC [Boletín en línea], 35. Disponible:             http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=1875 

Hernández, R.M. (2007). Breve síntesis de la evolución de la iconografía de Jesús con la cruz al hombro (I). Disponible: http://www.lahornacina.com/dossiernazarenos1.htm

Ruiz Montejo, I. (1991). El nacimiento de la iconografía cristiana. Cuadernos de Arte e Iconografía [Revista en línea], 4(7). Disponible: http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai0701.html 

El Sagrado Corazón de Jesús. (s.f.). En Historiarte.net [Página Web en línea]. Disponible: http://www.historiarte.net/iconografia/corazon.html

Wikipedia. (s.f., a). Cristo llevando la cruz. Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Cristo_llevando_la_cruz

Wikipedia (s.f., b). Santa Faz. Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Santa_Faz


ACTUALIZACIÓN INFORMATIVA

Cementerio de Los Extranjeros: Un vistazo a la historia en siglos XIX y XX. (2015, Julio 30). El Universal [Versión digital]; Caracas (Venezuela).. Disponible: http://www.eluniversal.com/noticias/caracas/cementerio-los-extranjeros-vistazo-historia-siglos-xix_30259

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