… “Los seres humanos somos hijos de la memoria. Yo soy lo que soy porque viví con mis padres, mis recuerdos, mi historia, mis vivencias. Yo soy la actualización de todo un pasado que está vivo. Si me quitan la memoria soy un zombi… un muerto viviente”…
Tomo prestadas estas palabras que el español Julio Anguita González, entonces Coordinador General de Izquierda Unida, pronunciara en un homenaje ofrecido en 1999 al escritor portugués José Saramago, Premio Nóbel de Literatura 1998.
Las he tomado por universales, por irrefutables y por contundentes. Y porque vienen a cuento, como que ni pintadas, ante el estado de indefensión que, en términos generales, ha padecido el patrimonio cultural en Venezuela.
Quiero hacer particular referencia al patrimonio edificado en el estado Aragua, tal vez uno de los de tipología más diversa del país, pero también uno de los más desasistidos, por decir lo menos.
Sin necesidad de salir de Maracay y sus inmediaciones, podría llenar un año completo de entradas comentando casos específicos de agresión a las edificaciones y manzanas que nos identifican como parte de un colectivo con características propias; una agresión que no sólo se manifiesta, en casos extremos, en su desaparición física, sino también en su desvalorización y en la pérdida de su significación como patrimonio cultural.
Me mueve hoy, sin embargo, la lamentable situación de la Casona de la antigua Hacienda La Trinidad, ubicada al lado este de la avenida Universidad, vía que conecta Maracay con la población de El Limón, capital del municipio Mario Briceño Iragorry.
Aspecto de la Casona de La Trinidad hacia 1960 (foto cortesía de Carlos Medina).
Por medio de una desconsolada llamada telefónica he sido informado del presunto derrumbe total del techo del inmueble y del muro norte del mismo, supuestamente debido a la onda expansiva de las recientes explosiones ocurridas en CAVIM. Y hablo de presunciones y suposiciones porque no he corroborado con mis propios ojos ni la veracidad ni las dimensiones del posible daño, no por no querer, sino porque dicha edificación no es de acceso público.
Aspecto de La Casona en 2000. El inmueble, en estado de abandono, había sufrido ya la pérdida de su ala este a causa de un incendio.
Puedo, en cambio, porque me consta, afirmar que el colapso de este bien cultural ya era previsible y cercano, bien por causa de factores naturales o bien como consecuencia de la actividad humana, tal como fuera advertido insistentemente, al menos hasta 2007, a numerosas instituciones involucradas de algún modo en su salvaguardia y su puesta en valor.
Las últimas acciones significativas realizadas sobre este inmueble de las cuales tengo noticias se efectuaron en 2002 y 2003, gracias a las gestiones de la Asociación Civil “Hacienda La Trinidad” ante los organismos competentes, así como al decidido apoyo del entonces Alcalde de Mario Briceño Iragorry, Lic. Pedro Maurera.
En 2002 se llevó a cabo el diagnóstico Casa La Trinidad. Monumento Histórico. Estado Aragua, por mediación del entonces Ministerio de Infraestructura- MINFRA (organismo que aportó y administró los recursos) y bajo la responsabilidad de la Arqº restauradora Ileana Vázquez. En la asistencia técnica participaron los arquitectos Diana Varón y Orlando Araque, este último además coordinador general de un equipo interdisciplinario de trabajo que contó con otros siete profesionales. Producto de este esfuerzo es un profuso y variado conjunto de textos, gráficos e imágenes fotográficas que dan cuenta de la evolución arquitectónica, de los materiales constructivos y estructurales, de los detalles ornamentales y del deterioro del monumento al 2002, año de realización del estudio.[1]
Entre sus recomendaciones, el mencionado diagnóstico señalaba la consolidación provisional de la casona, lo cual fue atendido en 2003 con el desarrollo del proyecto Obras para el apuntalamiento de la Casa La Trinidad de Tapatapa, a cargo de la Arqº restauradora Anna María Monzón y con aporte del Fondo Intergubernamental para la Descentralización- FIDES, administrado por la Alcaldía de Mario Briceño Iragorry.
Gracias al desarrollo en 2003 de este proyecto se consolidó y protegió en forma provisional la estructura del inmueble, significativamente afectada por factores de deterioro biológicos (insectos xilófagos), físicos (humedad y fuego) y antrópicos (vandalismo, socavación). Las actividades consistieron en una limpieza general con clasificación y almacenamiento de los materiales sueltos, el apuntalamiento de la estructura en ambos pisos de la edificación, la colocación de una cubierta provisional en las áreas donde faltaba la original para preservar muros y elementos constructivos y ornamentales, y la demolición de la losa tipo zen-zen existente en las habitaciones del anexo posterior de la casona. Una vez culminadas las obras de consolidación temporal de la Casona -previas a su esperada restauración- éstas fueron inspeccionadas por un equipo técnico del Instituto del Patrimonio Cultural y por el entonces presidente de ese organismo, Arq° Pedro Romero.
Vista del apuntalamiento en uno de los corredores de la segunda planta de La Casona (2003).
En 2007, y en razón de un evidente descuido por parte de los encargados de su custodia y salvaguardia, los efectos beneficiosos de estas acciones habían caducado y vuelto la casona a su habitual estado ruinoso, sujeto de actividades vandálicas traducidas en sustracción de soportes y láminas de la cubierta provisional, cuando no de elementos constructivos y decorativos de la edificación.
En ese año, sin embargo, todavía podía hablarse en términos de restauración del bien. Hoy día -dependiendo del grado de los daños más recientes- habrá que hablar, mucho me temo, de consolidación de sus ruinas. ¡Y todo en un lapso de apenas cuatro años!
Esta circunstancia es tanto más deplorable cuando se considera el hecho de que el día 25 de septiembre de 2007, con ocasión de la apertura de la Aldea Bolivariana del municipio Mario Briceño Iragorry en un área cercana a la Casona, el Presidente de la República llevó a cabo su programa Aló Presidente, donde, expresamente, ordenó el inicio de las labores de rescate de la edificación. Dichas labores, según reporta el diario El Siglo en notas informativas del 02 y 03 de octubre de 2007, se realizarían por etapas e incluirían el “remozamiento general de la casona [y] obras de restauración de lugares emblemáticos, [así como de] la… pintura de la Santísima Trinidad… que el primer mandatario… recibirá en sus propias manos, en la sede del Palacio de Miraflores, mientras se realizan las labores en la infraestructura”. También señalaban las notas que se estaría preparando un proyecto para convertir dicho monumento histórico en un museo.
Estado del cuadro de la Santísima Trinidad en 2001. Óleo sobre tela, de 210 x 133 cm., y de autor y fecha desconocidos.
Ignoro en qué paró todo esto, y lo que es peor, ni siquiera sé del paradero actual de la mencionada pintura, la cual alguna vez presidió el oratorio de la Casona y fue rescatada en 2001 de un almacén del IEE Padre Leyh, sometida a la experticia del Instituto del Patrimonio Cultural y del Museo de Arte Contemporáneo Mario Abreu (MACMA), y colocada a buen resguardo en un espacio administrativo de la mencionada institución educativa.
Vieja fotografía del oratorio de la Casona de La Trinidad. El cuadro de la Santísima Trinidad ocupaba un lugar predominante.
Supongo que, a la luz de la actual situación de la Casona, el proyecto de conversión del inmueble en museo no pasó del entusiasmo inicial, y ni qué hablar del remozamiento y obras de restauración, etcétera, etcétera, etcétera.
¿Cómo explicar lo inexplicable? ¿Cómo encontrar la lógica al implacable y pertinaz desamparo de este inmueble, cuyo carácter tipológico y contexto histórico determinaron su declaratoria como Monumento Histórico Nacional en 1991 (Gaceta Oficial N° 34.630)? ¿Cómo entender la desidia de quienes lo tienen a su cargo, y que por ley están obligados a su custodia y salvaguarda?
Podría sugerir diversas razones, producto bien de factores de carácter informativo y/o ideológico, o bien de intereses personales o institucionales. En todo caso, no hay que perder de vista que el inmueble perteneció, entre otros, a dos personajes que no son bien vistos por la historiografía oficial: al veleidoso Antonio Fernández de León -marqués de Casa León-, unas veces afecto y otras opuesto a la causa independentista, y al dictador (uso aquí el sentido estricto del término) Juan Vicente Gómez, a quien, nos guste o no, Maracay debe su singularidad urbana y su capitalidad. Tampoco puede pasar desapercibida la estratégica ubicación de los terrenos que tienen la Casona como centro cohesionante y posiblemente como factor decisivo en la determinación de su uso futuro.
Pareciera finalmente claro el desconocimiento -o por lo menos la subestimación- de la Casona como centro gravitacional de un conjunto diverso de bienes culturales existentes en su entorno inmediato y que incluyen obras de infraestructura de los siglos XVIII, XIX y XX, espacios de interés arqueológico, vestigios de pasadas actividades productivas, colecciones vivas de especies vegetales e instalaciones educativas y deportivas.
Por el particular interés que posee, este aspecto de la Casona como “epicentro patrimonial” será tratado con mayor amplitud en una próxima entrada. Es en cambio impostergable subrayar aquí el tremendo contenido histórico de este monumento y sus instalaciones:[2]
> Este inmueble comenzó a construirse en 1740 con el Capitán Nicolás Brito, dueño de las tierras. Hasta 1935 sus sucesivos dueños fueron, además del Capitán Brito, Rosalio Díaz,[3] Antonio Carrera, Antonio Fernández de León (marqués de Casa León), José Antonio Páez, Familia Palacio, Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. A raíz de la muerte de este último, la Casona y las tierras de la hacienda pasaron a manos del Estado.
> En la Casona de la hacienda La Trinidad tuvo lugar, el 19 de mayo de 1812, la denominada Conferencia de Tapatapa, conocida también como “la conspiración de los mantuanos”, a la cual asistieron Francisco de Miranda, Juan Germán Roscio, José Vicente Mercader, Francisco Talavera y otros.
> Fue sede del Cuartel General del Generalísimo Francisco de Miranda durante la Primera República, y centro de los sucesos que determinaron la caída de ésta, al constituir el escenario de las negociaciones y la redacción de la Capitulación de Miranda, acordadas entre el marqués de Casa León y el Capitán realista Domingo Monteverde. (Ver "NOTA POSTERIOR A LA PUBLICACIÓN DE ESTA ENTRADA").
> Sus instalaciones sirvieron de alojamiento transitorio a los primeros inmigrantes alemanes traídos por Agustín Codazzi, invitados por el entonces Presidente de la República y dueño de la hacienda, general José Antonio Páez. De allí partieron hacia el sitio donde fundarían en 1845 lo que hoy se conoce como Colonia Tovar.
> Perteneció y/o recibió en sus espacios a figuras protagónicas en la historia nacional de la Primera, Segunda y Tercera Repúblicas, como el marqués de Casa León, el Generalísimo Francisco de Miranda, el General José Antonio Páez, el General Cipriano Castro y el General Juan Vicente Gómez, así como a distinguidos personajes extranjeros como el barón Alejandro de Humboldt, Juan Bautista Boussingault y Sir Robert Ker Porter.
> Es una de las casas de hacienda más antiguas del país que aún se mantienen en pié y, sin duda alguna, una de las casas de hacienda más influyentes, a nivel nacional, en los hechos históricos de la gesta independentista.
> Es interesante ejemplo de la arquitectura colonial rural en el país, por la singularidad de sus aspectos y detalles constructivos, y uno de los tres únicos vestigios coloniales relevantes en la ciudad de Maracay y su entorno inmediato.
> Sus instalaciones fueron ampliándose al correr del tiempo hasta transformarse en un vasto conjunto arquitectónico, particularmente entre 1924 y la década de 1970, período en que la Casona y sus alrededores estuvieron concedidos en comodato a la Congregación Benedictina de Saint Lucien. Comenzó a funcionar como “Refugio Infantil de Varones”,[4] denominación que cambió en 1945 a “Colegio Padre Leyh”, y más tarde a “Instituto de Educación Especial Padre Leyh”, aún activo.
Vista aérea de La Casona como parte central de un extenso conjunto arquitectónico (foto de J.M. Gómez Durán, 1965).
> La hacienda La Trinidad fue la más próspera de los valles de Aragua con el cultivo del añil y su exitosa explotación comercial. Este producto llegó a ubicarse dentro de los de mayor calidad mundial, y a constituirse, entre 1760 y 1805, en el segundo rubro de generación de ingreso externo para el país, después del cacao. En esta hacienda se introdujeron y se explotaron los rubros y las técnicas de producción agropecuaria más avanzadas durante las diferentes etapas de su historia.
Ante este rosario de argumentos, no entiende uno la escasa atención que se ha dado a la Casona. Si así acontece con este Monumento Histórico Nacional, declarado en Gaceta Oficial y protegido por una ley especial, ¿qué quedará para otros inmuebles que, si acaso, han sido registrados como bienes culturales en un censo de patrimonio,[5] y que apenas cuentan para su resguardo con una Providencia Administrativa? ¿Cuál será en los años venideros el destino, ya hoy precario e incierto, de los testimonios de nuestra historia? ¿Será que los aragüeños estaremos condenados, quién sabe por qué confabulación perversa –¿de quiénes?, ¿por cuál motivo?, ¿con qué fines?- a transformarnos en una comunidad de seres sin memoria… de muertos vivientes?
(escrito con tristeza, a una jornada apenas de la primera celebración del Día de la Aragüeñidad)
NOTAS:
[1] ARAQUE, Orlando (coord.). (2003). Casa La Trinidad. Monumento Histórico. Estado Aragua. [Documento en DC]. Disponible: Ministerio de Infraestructura-MINFRA. El Limón, estado Aragua.
[2] Asociación Civil “Hacienda La Trinidad”. (2004). Propuesta de puesta en valor del Sector “La Trinidad”: Núcleo de Desarrollo Endógeno “Hacienda La Trinidad”. Disponible: http://haciendalatrinidad.org.ve/home.php [Consulta: Febrero 10, 2011].
[3] Botello, Oldman. (2007). Toponimia antigua de Maracay: Calles, plazas, esquinas, casas, sitios. Maracay: Concejo Municipal de Girardot.
[4] Botello 2007. Op.cit.
[5] I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano (2004-2006).
NOTA POSTERIOR A LA PUBLICACIÓN DE ESTA ENTRADA:
En su obra "Los Valles de Aragua y la declaración de independencia", escribe Pedro Modesto Bolívar (2011, Colección Pembol N° 45, p.73), lo siguiente:
Sobre el lugar exacto donde el Precursor tuvo la sede de dicho Cuartel General en dicha ciudad de Maracay, muchos investigadores han opinado que fue en la casa del Marqués de Casa León, ubicada sobre una pequeña colina vía El Limón, jurisdicción para entonces de Maracay, hoy del Municipio Mario Briceño Iragorry.
No obstante, de acuerdo con las correspondencias despachadas por Miranda desde Maracay, por una de ellas, se puede inferir que el sitio donde se hallaba con su Estado Mayor y sus tropas, no era en la citada casa de dicho Marqués, sino en la casa hoy mal llamada del "Marqués del Toro", en la hacienda El Rincón de Güey o Tapatapa [entonces en las afueras de Maracay, al oeste de dicho poblado], pues en una carta de fecha 16 de mayo de 1812, el Generalísimo al dirigirse al Dr. Francisco Espejo, que se hallaba en La Victoria, le recuerda sobre los puntos principales que tratarían en una reunión, para la cual habían sido invitados el Poder Ejecutivo y el Legislativo, haciéndole hincapié en que "Deseo vivamente se verifique cuanto antes esta conferencia sobre el cual escribo de oficio, para que en lugar de San Mateo, sea más bien este Cuartel General, pues mi presencia aquí es importantísima y peligrosa la separación; en este último caso podríamos reunirnos en la casa de Dn. Antonio León (Marqués Casa León) donde habría tranquilidad y desahogo, y yo estaría al alcance de las principales atenciones que ahora me ocupan"...
[A partir de esta inferencia de Pedro Modesto Bolívar, podría asimismo colegirse que si bien el Cuartel General pudo haber sido instalado en la hacienda El Rincón de Güey o Tapatapa, la referida reunión -celebrada tres días después de la carta al Dr. Espejo, y donde se redactó y firmó el "Protocolo o Acta de Tapatapa" (op. cit., pp.75-77)- sí parece haber tenido lugar en la Casona de La Trinidad, tal como lo sugiriera el propio Francisco de Miranda. De hecho, este protocolo comienza como sigue: "En el Cuartel General de Maracay y sitio de la hacienda de la Trinidad de Tapatapa, a los 19 de mayo de 1812, 2° de la Independencia, reunidos los honorables y respetados ciudadanos"...]
“Algo está fallando”, escribe Agustín Santana al advertir que el ciudadano en general no conoce el Patrimonio que le identifica como miembro de una comunidad, razón que impide vivirlo como propio y convertirse en su protector y transmisor. Dicho autor aboga por una comprensión del bien patrimonial integrado en un territorio, contextualizado y compatible con múltiples usos. Bajo tales principios se desarrolla este blog, que aspira enriquecerse con la participación activa de sus lectores.
sábado, 12 de febrero de 2011
La Casona de La Trinidad: ¿Monumento Histórico Nacional condenado a morir de mengua?
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Leo este texto y pienso que realmente es un problema cultural. Los venezolanos, especialmente su clase dirigente, no tiene el nivel deseado para preservar los valores que marcan nuestra identidad. Después de Coro y La Vela, Patrimonio Cultural de la Humanidad, ¿Que queda para estos lugares emblemáticos de la venezolanidad? La Nada, el vacío, la desmemoria...Es triste ser del 3er mundo.
ResponderEliminarPedro, a pesar de la tristeza, qué maravilla de entrada por bien escrita y clara. La verdad es que uno lee toda esa historia que mencionas y no deja uno de sentir ganas de tener la posibilidad de pasear nuevamente por sus espacios. ¿será posible? Me parece pavoroso ese deterioro maracado en 4 años.
ResponderEliminarLo que alucino, es que un país con tanto dinero, sea tan mezquino para con estos proyectos. Sin duda, sin memoria no somos nada, y lo que es peor, es una forma de estar condenados a la nada. Vas a países sumamente pobres y te encuentras con edificios restaurados con más antiguedad que este que mencionas ¿cómo es eso posible?
Abrazos
Ana María, tienes razón. Todavía rememoro la dantesca visión del montón de inmuebles desaparecidos por "acción de las lluvias" y de la pobrísima respuesta (aparentemente de urgencia) de las instancias competentes (?), cuando estuvimos recorriendo el área de declaratoria el pasado mes de diciembre. No quisiera preguntártelo -tal es mi temor por una respuesta harto conocida-, pero, ¿cómo está la situación dos meses y medio más tarde?
ResponderEliminarPues sí, Claudia. No hablemos ya de nuestro evidente problema de miopía cultural crónica. Pero, ¿cómo puedes entender -ilumíname porfa- el discurso recurrente del fomento al turismo local, cuando, entre otras cosas, se vive a espaldas del magnífico lago de Tacarigua y se agrede (incluyo aquí también a los habitantes de la ciudad)continuamente los sitios y monumentos y el paisaje urbano. Diversos blogs y grupos en facebook dan cuenta de numerosas personas (con frecuencia jóvenes) que intentan -bien, mal o regular- manifestar y compartir su amor por la ciudad, o dar a conocerla, así como es, urbanamente modesta, pero interesante en sus características particulares. Pero ¡amiga!, ¡a veces perseverar en el esfuerzo adquiere visos de auténticos actos de fe!
siempre me he preguntado porque mi padre pedro leon uzcategui bracho,rodrigo,clodulo guillermo, fueron a ese colegio tan nombrado yo no se se eran huerfanos o muy pobres pero al visitar la trinidad me encontre con muchas interrogantes quisiera saber si aun existen archivos de nuestro padres y mis tios y donde buscarlos para indar un poco de la historia familiar, me han dicho que alli estudiaron muchas personalidades impoertantes tambien
ResponderEliminarNo podría decirte mucho al respecto Gustavo. Me imagino que con el tiempo el principio inicial de recibir a varones pobres y abandonados se ampliaría hasta recibir niños por otra circunstancia. De hecho, hay testimonios de personas provenientes de familias bien constituidas y con ciertas posibilidades económicas que de muchacos fueron llevados alli por sus padres para que los curas las "enderezaran". No digo que haya sido éste, por supuesto, el caso de tu padre, pero me imagino que en la época en que a nuestros abuelos les tocó ser padres, se valoraba mucho la formación de un muchacho de bien y con oficio seguro; y eso era, según dichos testimonios, el fuerte de La Trinidad. Por otra parte, los benedictinos que salieron de La Trinidad una vez devueltas las instalaciones al Estado, terminaron en la Abadía de Güigüe, y con ellos,tal vez, muchos documentos. Estimo que sea allí donde haya que dar los primeros pasos investigativos.
ResponderEliminarEN VERDAD ES TRISTE VER COMO SE PIERDE ANTE NUESTROS OJOSESAS MARAVILLAS QUE AL FIN AL CABO SIEMPRE SERAN NUESTRO PASADO PRESENTE Y FUTURO
ResponderEliminarPedro Hernández dice:
ResponderEliminarAsí es. Es muy triste. Intento asirme a lo que queda, para por lo menos dejar constancia de su existencia para los maracayeros de las próximas generaciones, quienes seguramente no alcanzarán a conocer "en persona" muchos de estos bienes culturales.
Mi nombre es Antonio Silva Cazar, maraca yero de 73 años de edad, conocí la hacienda cuando era el Colegio Padre Antonio Leyh, año 1950 y estudie bachillerato con alumnos de primaria de ese colegio. Como dato interesante conocí e hice amistad con el Dr. Hector Rafael Rojas,alumno también de ese colegio y como dato curioso fue el físico que trabajo en la NAZA y calculo el sitio donde debían llegar los primeros astronautas en la luna
ResponderEliminarQué bueno, Antonio. Gracias por tu participación y por el interesante dato que aportas sobre el Dr. Rojas. El día 20 precisamente tuve acceso a un proyecto de rehabilitación que espera por la consecución de recursos financieros. Esperemos que se consigan y que pronto podamos disfrutar la renovación de la Casona y sus alrededores.
ResponderEliminary como es el clima en la casona de la trinidad
ResponderEliminarpor favor respondan
ResponderEliminarHola. Gracias por tu participación. No poseo datos específicos del microclima en la Casona de la Trinidad. En todo caso, la temperatura de la zona oscila durante el año entre 17ºC (min) y 32ºC (máx.); la mínima suele incluso subir a 21ºC en época lluviosa (abril-sept.). Sin embargo, los materiales constructivos predominantes en este inmueble (tierra, piedra y madera), su doble piso, y su ubicación a unos 450 m.s.m., en la fila de una colina (donde el viento circula sin trabas naturales) contribuyen a que el calor sea menos riguroso en sus espacios interiores.
ResponderEliminarSaludos Pedro, muy interesante tu articulo, hace 8 o 10 años pude visitar las instalaciones de la Casona con La Sociedad Bolivariana del Estado Aragua. En una visita guiada ofrecida por una Sra. Muy bien documentada, vi su grado de deterioro hace tantos años no la imagino ahora en aquel momento estaban empezando a realizar el trabajo de apuntalado en la parte alta de la casa,la imaginado desde entonces como un gran MUSEO colonial, y que albergue nuestra historia. ME UNO A TUS DESEOS.
ResponderEliminarGracias, Daniel, por tu participación. Pues sí, por esos años (inicios de década de 2000) la sociedad civil había retomado el entusiasmo sobre la recuperación de la Casona que se había apagado en la década de 1990. Se logró al menos actualizar el diagnóstico y realizar el apuntalamiento. Lamentablemente las instituciones responsables y los gobiernos locales de turno han prestado escasa o ninguna atención a este valioso complejo patrimonial; y con ello, de nuevo el desaliento. Cuando el daño sea irreversible (y esperemos que no llegue ese momento), aparecerán los lamentos y las excusas de siempre. ¡Ya visto!
ResponderEliminarHola, hoy comparti esta entrada en el grupo Maracay Memoria Urbana en Facebook también en el grupo Historia Oral
ResponderEliminarEsa es la idea, estimado Upel. Gracias por ayudar a difundir esta inquietud, que es también la de muchos otros. ¡Saludos!
ResponderEliminarHola. ¿Quién me puede decir la ubicación exacta de La Casona La Trinidad? Gracias de Antemano
ResponderEliminarHola, ragoval31. Gracias por tu participación. La casona se ubica al margen derecho de la avenida Universidad, en dirección Maracay-El Limón. Justo después del campus UCV-Maracay, detrás de la escuela de chocolatería y la aldea universitaria de la UBV en el Municipio Mario Bririceño Iragorry. En el sitio funciona el Instituto de Educación Especial Padre Antonio Leyh. La acostumbrada dificultad para visitar este monumento nacional (o lo que quede de él) se ha redoblado por el supuesto peligro que representa la fragilidad de su estructura.
EliminarEspero que Simonetta Holley de Catillo lea este Blog, se pondrá triste, ella es referencia importante, junto con Pedro Guiilermo Hernandez del esfuerzo que hizo la Asociaión La Trinidad para recuperar la Casona de la Trinidad. Tal vez algún día los mariobricenses tomemos conciencia histórica y exijamos su restauración.
ResponderEliminarHola, Julia. Qué grato recibir tu visita a estas páginas.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo: con su entusiasmo y dedicación a todo pulmón, Simonetta es una heroína anónima. En los años anteriores al desplome de la Casona, dicho inmueble se mantuvo en pie gracias al empeño que Simonetta dedicó a su salvaguarda, hasta que hubo de retirarse forzosamente de la batalla. A partir de ese momento, la desidia signó la historia de este monumento histórico. Con todo, no pierdo la esperanza de su futura puesta en valor, sobre lo cual habré de escribir una entrada que Simonetta lea con satisfacción y alegría.
Increíble que llegué a este blog por mera coincidencia, buscando sitios donde hacer fotografías en Maracay, estaba buscando sitios abandonados , que tuvieran historia, y este me parece perfecto! quisiera saber si aun está restringido el paso, o si de casualidad cómo haría para obtener un permiso para visitar este sitio. Muchísimas gracias. Me encantó conocer la historia de este lugar que a mi parecer, a otra ves de las fotos que he visto, es increíble!!!!
ResponderEliminarHola, Elías. Gracias por tu participación y comentario. Sí, realmente el sitio es mágico... Por lo menos hasta 2006, cuando lo visité por última vez y se conservaba casi íntegro. Tengo entendido que el acceso al inmueble se encuentra restringido por riesgo de desplome. El organismo responsable(?) de su custodia es el Ministerio de Salud, que en el Estado Aragua está representado por Corposalud (cuyas oficinas funcionan en el segundo patio del complejo, el cual comparte con el Colegio Padre Leyh). Tal vez allí puedas conseguir la autorización que necesitas (intenta en las direcciones de ambas instituciones). La Casona se encuentra en la vía que conecta Maracay con El Limón (Avenida Universidad), al lado ( o detrás, según como quiera verse) del campus Maracay de la Universidad Central de Venezuela y también detrás de la escuela de chocolatería . Si tienes que preguntar para llegar, hazlo por el Colegio Padre Leyh de La Trinidad, que es más conocido que la propia Casona. ¡Suerte!
ResponderEliminarHola Pedro!!! Muy interesante la historia de esa casona, yo la he visto de lejos y siempre tenía la curiosidad de su historia, y si esta muy deteriorada. Gracias por hacernos llegar la fabulosa historia de esa Casona.
ResponderEliminarSoy Aragueno , Maracayero del Limon, y si he paseado miles de veces por la Av. Universidad para ir para Maracay o para regresar a mi casa donde vivia en El Limon, y siempre pregunte por estas instalaciones y realmente nunca recibi una informacion tan maravillosa como la que he encontrada aqui y seguro que habra muchisima mas informacion que me haga palpitar el corazon como Maracayero que soy, soy Ingeniero electronico y trabajo en Alaska, y asi como yo habemos muchos alredededor del mundo que podriamos poner un granito de arena a travez de una organizacion seria para tratar de recuperar tan emblematica edificacion.
ResponderEliminarSoy ex-alumno de colegio la trinidad. Estudie desde 1962 hasta 1967. Mi nombre es Ellis Ivan Trejo y soy Contador Pubico y ex-becario mariscal Ayacucho con estudios MBA en USA. Estoy a la orden para asuntos de interes que pueda aportar. Mi tlf 0412-888-7328
ResponderEliminarhola, he estado investigando, un poco sobre el colegio y no me quede solo con ésto así, que le pregunté a mi abuelo un Maracayero ( P.S.) de 92 años con una mente muy lucida todabía y me contó que el fué Director de zona. Le llegó a tocar ir a ese colegio en varias oportunidades y me contó que antes de ser colegio fue una gran casa del Marqués de Leön, una casa donde como yá sabemos presenció momentos Historicos e importantes para la Independencia de Venezuela. y que merece que casa sea recordada y restaurada para que no se siga perdiendo en la historia.
ResponderEliminarQue interesante historia sobre La Casona, entro a este chat porque me llegó en Facebook una publicación de su deterioro el día de hoy, por lo que recurrí al internet a investigar y noto con mucha tristeza que este problema lleva ya mas de 15 años y nada que se restaura, a la par de que en 2007 el país tenía una época de bonanza financiera con un PIB de 170 mil millones de euros y subiendo, ubicandonos de 64 de 195 países en el ranking mundial. Que lastimoso, seguiré más de cerca estos acontecimientos.Saludos Sr. Pedro Hernández Sabatino.
ResponderEliminarYo soy un sobreviviente. Estudié mi primaria en ese colegio entre el 1965-1971.
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