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martes, 18 de octubre de 2011

Maracay y la “Revolución de Octubre” (I)

La asonada de 1945 en Maracay


En el capítulo X de la obra Maracay: Noticias del viejo valle, su autor, el historiador y cronista oficial de Maracay, Oldman Botello (1980), hace una pormenorizada relación (pp. 335-341) de los acontecimientos locales relacionados con la llamada “Revolución de Octubre”, insurrección cívico militar que tuvo lugar en Caracas y Maracay entre el 18 y el 19 de octubre de 1945, y que culminó con la caída del gobierno que ejercía el general Isaías Medina Angarita desde 1941 (1).



General Isaías Medina Angarita, Presidente constitucional de Venezuela entre 1941 y 1945 (foto extraída de Google Imágenes s.f.)


Como quiera que los acontecimientos en Maracay fueron determinantes para el triunfo de esta asonada, vale la pena repasar la historia, a sesenta y seis años de distancia, de la mano del propio texto de Botello, intitulado “La Revolución de Octubre en Maracay”, y que aquí se presenta en amplios extractos:

Para escribir los detalles que conciernen a la asonada golpista del 18 de octubre de 1945, que dio al traste con el gobierno democrático del General Isaías Medina Angarita y que mal llaman “Revolución de Octubre”, nos valimos de diversas fuentes como periódicos, revistas, y la más importante, la de actores y testigos de los sucesos acaecidos ese día en Maracay, como uno de los más importantes focos de la insurrección militar, cuyos autores, civiles y militares, la justificaron como una salida válida para los problemas que acogotaban al país y muy especialmente al “país militar” que decían eran maltratados por el orden de las cosas, a pesar de ser Medina un militar de escuela e institucionalista, al cual acusaron de muy civilista y de olvidarse de sus compañeros de armas, pero esta es la apreciación de los que tenían parte en los hechos, pues a pesar de que no vivimos esa época , desde que tenemos uso de razón oímos de labios de centenares de personas que el de Medina fue el régimen más democrático que tuvo el país incluyendo la “democracia representativa” que advino después del 58 y son precisamente los activistas de Acción Democrática quienes corroboran aquel aserto… (335).

Con marcada insistencia iban y venían de Caracas a Maracay en plan organizativo del golpe, desde hacía un año el Mayor Julio César Vargas y su hermano Mario R. Vargas…. [Oscar] Tamayo [Suárez] fue encargado para instruir al personal de tropa de infantería, mientras que el Teniente Gregorio López García hacía lo propio con la aviación…. La consigna, después que todo estaba arreglado, era que al llegarse el caso del descubrimiento de lo tramado, deberían adelantarse las acciones. Así aconteció, alguien delató y comenzaron a hacer prisioneros, al cuartel Páez llevaron en calidad de detenidos el 18 de octubre a mediodía, al Mayor Hugo Fuentes y al Capitán Miguel de la Rosa….




Vista aérea del cuartel de caballería José Antonio Páez (extremo derecho de la fotografía), con su trazado poligonal de seis lados y patio de 35.000 m2. Fue inaugurado el 19 de diciembre de 1930 y declarado Monumento Histórico Nacional el 14 de abril de 1994 (G.O.V. n° 35.441). (Foto col. Ricardo Rodríguez Boades, extraída de Maracay Forever 2008?).



Estatua de José Antonio Páez, obra de Lorenzo González develada el 19 de diciembre de 1930. Detrás se aprecia parte de las fachadas norte y noroeste del cuartel Páez (foto de Luís Felipe Toro "Torito", extraída de MACMA 1996).


El gobierno no sabía que el Cuartel Páez estaba de parte de los golpistas y llevó allí a los prisioneros, incontinenti se iniciaron las acciones, reduciendo a la impotencia a varios de los no comprometidos con el golpe dentro del cuartel mencionado, después de una corta refriega que comenzó como a las dos y media de la tarde…. (336-337).

Del Cuartel “Bolívar” salió un regimiento de artillería comandada por un sargento del gobierno; encontró franca y en calma aparente la entrada al cuartel “Páez” y franquearon el umbral. Pocos segundos pasaron después de entrar cuando surgió una lluvia de balas que barrió prontamente a los confiados soldados que no pudieron escapar a excepción de uno que salió corriendo y se perdió por las calles adyacentes al centro militar. Numeroso público se había congregado en las inmediaciones del cuartel Páez observando las incidencias de la asonada; después del acribillamiento de los soldados de artillería apostaron un tanque a la entrada del cuartel; un civil de apellido Pacanins tuvo la osadía o la locura de cruzar por la acera del cuartel y en ese momento se abrió la escotilla del blindado y un militar ordenó al transeúnte a retirarse y como no obedeciera a las varias voces, le descargaron una ráfaga que lo dejó muerto en el acto. De ese momento en adelante comenzó el ataque contra los “mirones” y varios cayeron bajo las balas…. (337).



Vista aérea de los cuarteles Sucre (1921), a la derecha, y Bolívar (1930), a la izquierda, ubicados frente al costado norte (de 320m. de largo) de la Plaza Bolívar (extremo superior izquierdo de la fotografía), inaugurada el 19 de diciembre de 1930. Ambos cuarteles fueron declarados Monumento Histórico Nacional el 14 de abril de 1994 (G.O.V. n° 35.441). (Foto fechada 1936, col. Ricardo Rodríguez Boades, extraída de Maracay Forever 2008?).





Vista parcial de la fachada principal (sur) del cuartel Bolívar, tomada desde la Plaza Bolívar (foto P.H. 2011).


La lucha se había extendido a la calle y cientos de civiles eran abatidos por las balas; en la Presidencia del Estado, que desempeñaba el Dr. Aníbal Paradisi, se recibió una llamada proveniente de la Guarnición que había sido rendida por los rebeldes y detenido su comandante, el General Ardila; la llamada era para invitar al Dr. Paradisi a concurrir al lugar; el Secretario General del Gobierno Dr. Alcibíades Matute Sojo, intentó detener al Presidente, porque pensaba en una celada a lo que replicó Paradisi que iría, pues no tenía miedo a nada; el Secretario Privado, señor Juan Bautista Rodríguez [(2)], pariente del mandatario, lo acompañó hasta la Guarnición. Al penetrar al zaguán, hubo un movimiento extraño de Rodríguez que al parecer intentó hacer armas y surgió una ráfaga que cortó la vida al Presidente y su Secretario. Aníbal Paradisi había nacido en Villa de Cura en 1909, se doctoró en Ciencias Sociales en 1935; ejerció la diplomacia, fue parlamentario en el Congreso, Secretario de Gobierno, Presidente del Estado Aragua y cultivó la poesía y la oratoria… (338).



Dr. Aníbal Paradisi (Villa de Cura 1909-Maracay 1945). (Foto extraída de Botello 1980).


A las siete de la noche comenzó el ametrallamiento aéreo al cuartel “Nacional” [sede de la primera sección del batallón "Cazadores Británicos"] que ofrecía tenaz resistencia; más de media hora de fuego nutrido casi destroza las instalaciones del cuartel, mientras que sus defensores soportaban la granizada de plomo que les venía del espacio; en los intervalos del ataque aéreo salía una ambulancia del cuartel llevando a los heridos a los centros hospitalarios, mientras que a los muertos los amontonaban en los patios del cuartel que presentaba un blanco perfecto por la amplitud del espacio interior.



Vista parcial de la fachada oeste del Antiguo Cuartel Nacional (fines del siglo XIX), declarado Monumento Histórico Nacional el 14 de abril de 1994 (G.O.V. n° 35.441) y hoy día fuertemente intervenido en forma inadecuada (foto IPC 2006).


Una vez lograda la rendición del cuartel “Nacional”, sólo quedaba el cuartel “Bolívar” en manos del gobierno y sobre él se dirigieron las operaciones. Allí soportaron 35 minutos de fuego intenso conjunto entre aviones y tanques que lo asediaban; a las dos de la madrugada del viernes 19 de octubre, surgieron del interior del bastión banderas blancas de rendición…. Poco después se rindió [la segunda sección del batallón] “Cazadores Británicos” ubicada… en El Rincón y a las seis de la mañana se enarboló la bandera blanca en el cuartel “Sucre” después de una dura refriega. El golpe de estado había triunfado y Medina se entregó para no derramar sangre, según declaró a sus captores (338-339).



Vista parcial de la casona de la antigua hacienda El Rincón, sitio que sirvió de acantonamiento a la segunda sección del batallón " Cazadores Británicos". Esta edificación fue declarada Monumento Histórico Nacional el 07 de febrero de 1986 (G.O.V. 33.407). (Foto IPC 2006).



Estatua ecuestre de Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, develada en 1923. Detrás, vista parcial de las fachadas sur y este del cuartel Sucre (foto extraída de MACMA 1996). En 1966, la estatua del Gran Mariscal fue reubicada entre los cuarteles Sucre y Bolívar a raíz de los trabajos de ampliación de la avenida Bolívar, perdiendo con ello la significación y la relevancia espacial que se le otorgaran por decreto ejecutivo del 15-11-1922 (3), y que incluso se habían respetado en 1930, durante y después de la construcción aledaña de la Plaza Bolívar.


Del cuartel Páez salieron vehículos y comisiones en busca de los “Líderes del Pueblo” para entregarles el poder…. Los jefes de la asonada… explicaron que lo de “Líderes del Pueblo” se refería única y exclusivamente a los miembros de Acción Democrática, uno de los socios industriales del golpe, que no capitalista… (339).

En La Barraca, en una, casa, un militar que podríamos llamar obstinado, se encerró allí , se parapetó y comenzó a hostigar a los militares a los cuales opuso una resistencia que hizo mover a varios tanques que al final barrieron la infeliz vivienda y ultimaron al arrojado inquilino… (340).

En una carga contra la multitud que hubo en la plaza Bolívar, fueron muertos a tiro los hermanos Del Vechio [(4)], víctimas inocentes (340).

La Junta Revolucionaria de gobierno que tomó en sus manos el poder, que presidían el Br. Rómulo Betancourt e integraban el Mayor Carlos Delgado Chalbaud, Capitán Mario R. Vargas, los doctores Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Luís Beltrán Prieto Figueroa y Edmundo Fernández, nombró Presidente del Estado Aragua al dirigente de AD y médico Roberto Villalobos Ferrer; éste a su vez nombró Secretario General de Gobierno a Jesús Pérez Lías [(5)]; Gobernador del Distrito Girardot a Aurelio Torres…. Comandante de la Policía de Maracay [al] Capitán Marcial Dávila Newman e Inspector de Policía a Saturnino Aguirre (340-341).

De esta manera concluyó este sangriento capítulo de la historia política venezolana que fue el golpe de Estado del 18 de Octubre de 1945 (341).




NOTAS:

(1) Para mayor información sobre el general Isaías Medina Angarita, consultar http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/medina_angarita.htm

(2) Según Leiva Santana (1979, p.53), Rodríguez, al que da por nombre Salvador, era Gobernador del Distrito Mariño.

(3) .... "Artículo 1° Eríjase una estatua ecuestre del Gran Mariscal de Ayacucho, en la ciudad de Maracay, frente al cuartel de dicha ciudad, para que los civiles y el ejército en la contemplación de esta inmortal figura, tengan siempre a la vista el más alto símbolo de las virtudes cívicas y militares y el más puro y noble ejemplo de la lealtad, de la disciplina y de la recta e inquebrantable conciencia del deber./ Artículo 2° Por resoluciones especiales se dictarán las medidas conducentes a la ejecución de la obra y demás trabajos que para su mayor realce reclame el sitio de la erección".... (Fragmento del texto del decreto, contenido en una placa en mármol adosada a la pared oeste del pedestal que actualmente sirve de soporte a la escultura).

 (4) En nota de prensa recordativa al Dr. Aníbal Paradisi, Oscar Zerpa Bustamante (¿2011, Octubre 18?) señala lo siguiente: "Fueron momentos amargos y angustiosos para la ciudad, en las calles la gente corría despavorida, un caos que se prolongó hasta el día siguiente cuando en los cuarteles de la plaza Bolívar continuaba la batalla y se recuerda que los jóvenes hermanos Del Vecchio, muy conocidos en la ciudad, que estaban un tanto retirados fueron alcanzados por disparos muriendo Ernesto y Julio resultó gravemente herido en una pierna".

(5) Antonio Leiva Santana (op.cit., p.54) menciona a Carlos Blank Antich en lugar de Pérez Lías.

 

FUENTES:

Botello, Oldman. (1980). Maracay: Noticias del viejo valle. Maracay: Concejo Municipal del Distrito Girardot.

Botello, Oldman. (2007). Toponimia antigua de Maracay: Calles, plazas, esquinas, plazas, sitios. Maracay: Concejo Municipal de Girardot.

Consejo Nacional de la Cultura-CONAC. (!992). Inventario del patrimonio cultural: Bienes inmuebles: Aragua. Caracas: Autor.

Google Imágenes. (s.f.). Imágenes de Isaías Medina Angarita. Disponible: http://www.google.es/search?q=Isa%C3%ADas+Medina+Angarita&hl=es&prmd=imvnso&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=7DaYToCQKcnr0gHO_8m-BA&ved=0CC8QsAQ&biw=1024&bih=545

Instituto del Patrimonio Cultural. (2006). Municipios Girardot y Linares Alcántara, estado Aragua [Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro Oriente: AR 03-17]. Caracas: Autor.

Leiva Santana, Antonio. (1979). Maracay después de Gómez. Maracay: Concejo Municipal del Distrito Girardot.

Maracay Forever. (2008?). [Página Web en línea]. Disponible: http://www.facebook.com/group.php?gid=7923738725 [Consulta: 2011, Septiembre 7].

Moreno, Juan. (1998). Monumentos Históricos Nacionales 1. Caracas: Instituto del Patrimonio Cultural-IPC.

Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu- MACMA. (1996). Maracay: Espacio y Memoria: Aproximación al tiempo, paisaje, arquitectura, iconos y vida de la ciudad. Maracay: Fundación Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu.

Zerpa Bustamente, O. (¿2011, Octubre 18?). Recuerdo al Dr. Aníbal Paradisi. El Periodiquito: Galería de la Cantera. Disponible:  http://www.elperiodiquito.com/secciones/viewarticle/690/Recuerdo-al-Dr--Anibal-Paradisi [Consulta: 2011, Octubre 18].

sábado, 26 de marzo de 2011

La Casona de La Trinidad: epicentro patrimonial mariobricense. El acueducto de la hacienda.

La antigua hacienda La Trinidad disponía, desde fines del siglo XVIII, de un acueducto para proveer de agua a la casona y sus dependencias aledañas, y posiblemente a las actividades agrícolas en su entorno. El agua era conducida desde la quebrada de Valle Verde, distante aproximadamente 3.5 km. de la Casona, mediante una zanja o acequia construida para el efecto a lo largo de la vertiente oeste de la fila de colinas que enmarcan el paisaje de la antigua hacienda, y cuyo trayecto aún puede divisarse desde la avenida Universidad, vía que comunica las poblaciones de Maracay y El Limón.

La acequia, trazada hacia 1780 y revestida en adobones de arcilla cocida, además de transportar el agua potable de la quebrada, captaba en invierno el agua que escurría por la vertiente.



Detalle de la acequia a la altura de la Casona. En este punto de su trayecto, la acequia es un conducto de formas precisas, probablemente realizado en mampostería y con revestimiento de hormigón.



Para salvar un abra o abertura natural entre las estribaciones montañosas del litoral y la colina La Trinidad, se levantó una obra de ingeniería que garantizaba la continuidad en el trazado de la acequia. Dicha obra, realizada en mampostería con sistema de arcada, según los cánones que España trajo consigo a América, aún se conserva -aunque fuertemente intervenida- y ha dado nombre a la urbanización "Los Arcos".
Vista de la arcada del antiguo acueducto de La Trinidad desde la urbanización Los Arcos (Foto de Arq. Anna María Monzón, 2002).

Existen testimonios orales según los cuales, aproximadamente a 200 m. de distancia de esta obra, en el campo agrícola experimental actualmente adscrito al Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas-INIA, han sido encontrados restos de otra arcada. La eventual veracidad de este hecho permitiría considerar el posible uso del agua de la acequia también con fines de riego.

Aun cuando ya no se encuentra activa, la acequia se ha mantenido intacta en ciertos trechos de su trazado, a pesar de la ausencia de mantenimiento. Sin embargo, ha venido colmatándose a lo largo del tiempo por efecto de la erosión y los desprendimientos en la vertiente, procesos éstos favorecidos por la pérdida de la cobertura vegetal a causa de los incendios forestales anuales. La superficie llana resultante es con frecuencia percibida como un cortafuego, e incluso como un sendero, al que se ha dado en llamar “camino de los españoles”, lo que da cabida al establecimiento de un falso histórico.







En el extremo izquierdo de esta foto de la arcada, tomada de IPC 2006, puede observarse la obstrucción del trazado de la acequia por desprendimientos en la vertiente.



FUENTES:


Asociación Civil “Hacienda La Trinidad”. [Página Web en línea]. Disponible: http://haciendalatrinidad.org.ve/ [Consulta: 2011, marzo 25].


Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006). Municipios Mario Briceño Iragorry y Ocumare de la Costa de Oro, estado Aragua. Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro Oriente: AR 08-18. Caracas: Autor.

martes, 15 de marzo de 2011

La Casona de La Trinidad: epicentro patrimonial mariobricense


Desde su privilegiada posición en la colina La Trinidad, la casona de la antigua hacienda del mismo nombre fue centro generador de diversas manifestaciones culturales materiales e inmateriales, cuyos vestigios se ubican en su mayoría sobre una superficie aproximada de 75 ha., y reflejan la historia y el antiguo esplendor de la que fuera propiedad del marqués de Casa León y de tres mandatarios venezolanos: José Antonio Páez, Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez.

El variado conjunto de manifestaciones culturales está representado por indicios de yacimientos arqueológicos de pueblos aborígenes, edificaciones de los siglos XVIII al XX, instalaciones docentes y deportivas, objetos y creaciones artísticas, colecciones de especies vegetales vivas y tierras de alto valor agrícola, actualmente subutilizadas y sometidas a una fuerte presión urbana. Pero también por la obra Casa León y su tiempo -la cual determinó que su autor, Mario Briceño Iragorry (Trujillo 1897- Caracas 1958), se convirtiera en epónimo del municipio-, así como por un conjunto de testimonios orales relacionados con la hacienda y su casa principal.



Croquis de la casona de La Trinidad y su área de influencia. Esta área posee alto interés patrimonial para el municipio Mario Briceño Iragorry y para el estado Aragua (Asociación Civil Hacienda La Trinidad).

Todo ello conforma un espacio de excepcional valor para el desarrollo de proyectos agropecuarios, turísticos, educativos y de prestación de servicios especializados, espacio que podría además transformarse en la futura gran área recreativa y cultural del municipio Mario Briceño Iragorry, cuya población se encuentra en pleno crecimiento. Este objetivo es todavía posible si se aplica una política de desarrollo urbano coherente, se cuenta con la voluntad política necesaria y se emprende en forma inmediata las acciones pertinentes.


En esta y próximas entradas serán abordados los bienes culturales de mayor significación presentes en el área de influencia de la casona, testigo histórico de relieve, obra de singulares características arquitectónicas, sitio de valor estratégico y patrimonio cultural en grave peligro de desaparición.


LA CASONA de La Trinidad




La casona de la antigua hacienda La Trinidad fue testigo de hechos históricos y socioeconómicos de relevancia nacional. Esta edificación fue construida en 1740 sobre una colina, desde la que podía observarse los alrededores.

Es de planta rectangular, con dos patios y dos niveles, y con estructura de muros portantes de mampostería y tapia, y contrafuertes de piedras y ladrillos (CONAC, 1992).


Plano de la planta baja de la casona (borrador, Arq. Ileana Vásquez, 2002).[1]


Detalle de gruesos muros de tapia oscura, de piedras finas; técnica constructiva poco común [2].

Las fachadas sur y oeste del primer nivel muestran arcadas y pilares que rodean un amplio corredor.


Ala oeste del corredor en la planta baja. Al fondo, vano de acceso al oratorio.

Ala norte del corredor en la planta baja. Al centro, acceso principal al interior de la edificación.


Otro corredor en el segundo nivel está rodeado por pilares en madera con zapatas del mismo material, cerrados con una barandilla en hierro y madera.


Vista del ala oeste del corredor en el segundo nivel. Además de los pilares en madera, se observa la barandilla que los cierra.


Detalle de pilar y zapata en madera.

Los frisos de las paredes interiores conservaban todavía en 2003 vestigios de pintura decorativa con motivos de mármoles, de figuras lineales y orgánicas, de laureles y de guirnaldas.






El techo, a cuatro aguas, entablado y con cubierta de tejas, terminó de colapsar entre 2010 y 2011. Su estructura era de pares y nudillos, con zapatas oblicuas y tirante doble a lo ancho.





La dura madera mostraba una fina labor de ebanistería, al igual que los batientes de cerramientos de puertas y ventanas.




Cerramientos a doble hoja de puertas y ventanas, y detalle del trabajo de ebanistería. En la foto inferior puede observarse también los poyos, en mampostería con tope de madera.

La herrería, de forjado, era en cambio de formas sencillas.


Vista de la fachada norte de la casona. Puede observarse el sencillo trabajo de herrería de forjado en los vanos de ventana.

Su pequeño oratorio, a doble altura, luce aún restos de pintura con motivos vegetales y de lacería, así como un estrecho balcón con antepecho de varillas de madera, que apenas asoma en el segundo nivel, y desde donde, discretamente, las mujeres de la casa podían oír la misa.




Los pisos son diversos, de acuerdo con los distintos ambientes del inmueble: madera, cemento gris y rojo, baldosas hexagonales de barro cocido y piedra. El ascenso hacia la entrada principal está servido por una escalinata con tres grandes terrazas ajardinadas con macetas y balaustradas.


Detalle de balaustrada de una de las terrazas ajardinadas.

Uno de los cuatro considerando para la declaratoria en 1991 como Monumento Histórico Nacional reza “Que dicha casona, representa un alto valor histórico y arquitectónico para la ciudad de Maracay y uno de los últimos ejemplos de casa de hacienda colonial de fines del siglo XVIII”. El último de ellos enuncia “Que en la opinión de los miembros de la Junta, el mencionado inmueble debe ser conservado para las futuras generaciones”. Veinte años más tarde, este monumento amenaza convertirse en ruina de manera inminente e irreversible.



FUENTES:

Asociación Civil “Hacienda La Trinidad”. [Página Web en línea]. Disponible: http://haciendalatrinidad.org.ve/ [Consulta: 2011, marzo 12].

Consejo Nacional de la Cultura-CONAC. (1992). Inventario de Patrimonio Cultural: Bienes inmuebles: Aragua. Caracas: Autor.


NOTAS:

[1] El uso de las fotos que ilustran esta entrada ha sido autorizado por su autora, arquitecta Ileana Vásquez, a quien manifiesto mi reconocimiento por su fundamental contribución al registro gráfico de la Casona de La Trinidad, testimonio único sobre bienes y detalles probablemente irrecuperables.

[2] Comentario a la fotografía, de la Arq. I. Vásquez (2011, febrero).

sábado, 12 de febrero de 2011

La Casona de La Trinidad: ¿Monumento Histórico Nacional condenado a morir de mengua?

… “Los seres humanos somos hijos de la memoria. Yo soy lo que soy porque viví con mis padres, mis recuerdos, mi historia, mis vivencias. Yo soy la actualización de todo un pasado que está vivo. Si me quitan la memoria soy un zombi… un muerto viviente”…



Tomo prestadas estas palabras que el español Julio Anguita González, entonces Coordinador General de Izquierda Unida, pronunciara en un homenaje ofrecido en 1999 al escritor portugués José Saramago, Premio Nóbel de Literatura 1998.

Las he tomado por universales, por irrefutables y por contundentes. Y porque vienen a cuento, como que ni pintadas, ante el estado de indefensión que, en términos generales, ha padecido el patrimonio cultural en Venezuela.

Quiero hacer particular referencia al patrimonio edificado en el estado Aragua, tal vez uno de los de tipología más diversa del país, pero también uno de los más desasistidos, por decir lo menos.

Sin necesidad de salir de Maracay y sus inmediaciones, podría llenar un año completo de entradas comentando casos específicos de agresión a las edificaciones y manzanas que nos identifican como parte de un colectivo con características propias; una agresión que no sólo se manifiesta, en casos extremos, en su desaparición física, sino también en su desvalorización y en la pérdida de su significación como patrimonio cultural.

Me mueve hoy, sin embargo, la lamentable situación de la Casona de la antigua Hacienda La Trinidad, ubicada al lado este de la avenida Universidad, vía que conecta Maracay con la población de El Limón, capital del municipio Mario Briceño Iragorry.





Aspecto de la Casona de La Trinidad hacia 1960 (foto cortesía de Carlos Medina).


Por medio de una desconsolada llamada telefónica he sido informado del presunto derrumbe total del techo del inmueble y del muro norte del mismo, supuestamente debido a la onda expansiva de las recientes explosiones ocurridas en CAVIM. Y hablo de presunciones y suposiciones porque no he corroborado con mis propios ojos ni la veracidad ni las dimensiones del posible daño, no por no querer, sino porque dicha edificación no es de acceso público.





Aspecto de La Casona en 2000. El inmueble, en estado de abandono, había sufrido ya la pérdida de su ala este a causa de un incendio.

Puedo, en cambio, porque me consta, afirmar que el colapso de este bien cultural ya era previsible y cercano, bien por causa de factores naturales o bien como consecuencia de la actividad humana, tal como fuera advertido insistentemente, al menos hasta 2007, a numerosas instituciones involucradas de algún modo en su salvaguardia y su puesta en valor.

Las últimas acciones significativas realizadas sobre este inmueble de las cuales tengo noticias se efectuaron en 2002 y 2003, gracias a las gestiones de la Asociación Civil “Hacienda La Trinidad” ante los organismos competentes, así como al decidido apoyo del entonces Alcalde de Mario Briceño Iragorry, Lic. Pedro Maurera.

En 2002 se llevó a cabo el diagnóstico Casa La Trinidad. Monumento Histórico. Estado Aragua, por mediación del entonces Ministerio de Infraestructura- MINFRA (organismo que aportó y administró los recursos) y bajo la responsabilidad de la Arqº restauradora Ileana Vázquez. En la asistencia técnica participaron los arquitectos Diana Varón y Orlando Araque, este último además coordinador general de un equipo interdisciplinario de trabajo que contó con otros siete profesionales. Producto de este esfuerzo es un profuso y variado conjunto de textos, gráficos e imágenes fotográficas que dan cuenta de la evolución arquitectónica, de los materiales constructivos y estructurales, de los detalles ornamentales y del deterioro del monumento al 2002, año de realización del estudio.[1]

Entre sus recomendaciones, el mencionado diagnóstico señalaba la consolidación provisional de la casona, lo cual fue atendido en 2003 con el desarrollo del proyecto Obras para el apuntalamiento de la Casa La Trinidad de Tapatapa, a cargo de la Arqº restauradora Anna María Monzón y con aporte del Fondo Intergubernamental para la Descentralización- FIDES, administrado por la Alcaldía de Mario Briceño Iragorry.

Gracias al desarrollo en 2003 de este proyecto se consolidó y protegió en forma provisional la estructura del inmueble, significativamente afectada por factores de deterioro biológicos (insectos xilófagos), físicos (humedad y fuego) y antrópicos (vandalismo, socavación). Las actividades consistieron en una limpieza general con clasificación y almacenamiento de los materiales sueltos, el apuntalamiento de la estructura en ambos pisos de la edificación, la colocación de una cubierta provisional en las áreas donde faltaba la original para preservar muros y elementos constructivos y ornamentales, y la demolición de la losa tipo zen-zen existente en las habitaciones del anexo posterior de la casona. Una vez culminadas las obras de consolidación temporal de la Casona -previas a su esperada restauración- éstas fueron inspeccionadas por un equipo técnico del Instituto del Patrimonio Cultural y por el entonces presidente de ese organismo, Arq° Pedro Romero.





Vista del apuntalamiento en uno de los corredores de la segunda planta de La Casona (2003).


En 2007, y en razón de un evidente descuido por parte de los encargados de su custodia y salvaguardia, los efectos beneficiosos de estas acciones habían caducado y vuelto la casona a su habitual estado ruinoso, sujeto de actividades vandálicas traducidas en sustracción de soportes y láminas de la cubierta provisional, cuando no de elementos constructivos y decorativos de la edificación.

En ese año, sin embargo, todavía podía hablarse en términos de restauración del bien. Hoy día -dependiendo del grado de los daños más recientes- habrá que hablar, mucho me temo, de consolidación de sus ruinas. ¡Y todo en un lapso de apenas cuatro años!

Esta circunstancia es tanto más deplorable cuando se considera el hecho de que el día 25 de septiembre de 2007, con ocasión de la apertura de la Aldea Bolivariana del municipio Mario Briceño Iragorry en un área cercana a la Casona, el Presidente de la República llevó a cabo su programa Aló Presidente, donde, expresamente, ordenó el inicio de las labores de rescate de la edificación. Dichas labores, según reporta el diario El Siglo en notas informativas del 02 y 03 de octubre de 2007, se realizarían por etapas e incluirían el “remozamiento general de la casona [y] obras de restauración de lugares emblemáticos, [así como de] la… pintura de la Santísima Trinidad… que el primer mandatario… recibirá en sus propias manos, en la sede del Palacio de Miraflores, mientras se realizan las labores en la infraestructura”. También señalaban las notas que se estaría preparando un proyecto para convertir dicho monumento histórico en un museo.




Estado del cuadro de la Santísima Trinidad en 2001. Óleo sobre tela, de 210 x 133 cm., y de autor y fecha desconocidos.


Ignoro en qué paró todo esto, y lo que es peor, ni siquiera sé del paradero actual de la mencionada pintura, la cual alguna vez presidió el oratorio de la Casona y fue rescatada en 2001 de un almacén del IEE Padre Leyh, sometida a la experticia del Instituto del Patrimonio Cultural y del Museo de Arte Contemporáneo Mario Abreu (MACMA), y colocada a buen resguardo en un espacio administrativo de la mencionada institución educativa.



Vieja fotografía del oratorio de la Casona de La Trinidad. El cuadro de la Santísima Trinidad ocupaba un lugar predominante.


Supongo que, a la luz de la actual situación de la Casona, el proyecto de conversión del inmueble en museo no pasó del entusiasmo inicial, y ni qué hablar del remozamiento y obras de restauración, etcétera, etcétera, etcétera.

¿Cómo explicar lo inexplicable? ¿Cómo encontrar la lógica al implacable y pertinaz desamparo de este inmueble, cuyo carácter tipológico y contexto histórico determinaron su declaratoria como Monumento Histórico Nacional en 1991 (Gaceta Oficial N° 34.630)? ¿Cómo entender la desidia de quienes lo tienen a su cargo, y que por ley están obligados a su custodia y salvaguarda?

Podría sugerir diversas razones, producto bien de factores de carácter informativo y/o ideológico, o bien de intereses personales o institucionales. En todo caso, no hay que perder de vista que el inmueble perteneció, entre otros, a dos personajes que no son bien vistos por la historiografía oficial: al veleidoso Antonio Fernández de León -marqués de Casa León-, unas veces afecto y otras opuesto a la causa independentista, y al dictador (uso aquí el sentido estricto del término) Juan Vicente Gómez, a quien, nos guste o no, Maracay debe su singularidad urbana y su capitalidad. Tampoco puede pasar desapercibida la estratégica ubicación de los terrenos que tienen la Casona como centro cohesionante y posiblemente como factor decisivo en la determinación de su uso futuro.

Pareciera finalmente claro el desconocimiento -o por lo menos la subestimación- de la Casona como centro gravitacional de un conjunto diverso de bienes culturales existentes en su entorno inmediato y que incluyen obras de infraestructura de los siglos XVIII, XIX y XX, espacios de interés arqueológico, vestigios de pasadas actividades productivas, colecciones vivas de especies vegetales e instalaciones educativas y deportivas.

Por el particular interés que posee, este aspecto de la Casona como “epicentro patrimonial” será tratado con mayor amplitud en una próxima entrada. Es en cambio impostergable subrayar aquí el tremendo contenido histórico de este monumento y sus instalaciones:[2]



> Este inmueble comenzó a construirse en 1740 con el Capitán Nicolás Brito, dueño de las tierras. Hasta 1935 sus sucesivos dueños fueron, además del Capitán Brito, Rosalio Díaz,[3] Antonio Carrera, Antonio Fernández de León (marqués de Casa León), José Antonio Páez, Familia Palacio, Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. A raíz de la muerte de este último, la Casona y las tierras de la hacienda pasaron a manos del Estado.

> En la Casona de la hacienda La Trinidad tuvo lugar, el 19 de mayo de 1812, la denominada Conferencia de Tapatapa, conocida también como “la conspiración de los mantuanos”, a la cual asistieron Francisco de Miranda, Juan Germán Roscio, José Vicente Mercader, Francisco Talavera y otros.

> Fue sede del Cuartel General del Generalísimo Francisco de Miranda durante la Primera República, y centro de los sucesos que determinaron la caída de ésta, al constituir el escenario de las negociaciones y la redacción de la Capitulación de Miranda, acordadas entre el marqués de Casa León y el Capitán realista Domingo Monteverde.  (Ver "NOTA POSTERIOR A LA PUBLICACIÓN DE ESTA ENTRADA").

> Sus instalaciones sirvieron de alojamiento transitorio a los primeros inmigrantes alemanes traídos por Agustín Codazzi, invitados por el entonces Presidente de la República y dueño de la hacienda, general José Antonio Páez. De allí partieron hacia el sitio donde fundarían en 1845 lo que hoy se conoce como Colonia Tovar.

> Perteneció y/o recibió en sus espacios a figuras protagónicas en la historia nacional de la Primera, Segunda y Tercera Repúblicas, como el marqués de Casa León, el Generalísimo Francisco de Miranda, el General José Antonio Páez, el General Cipriano Castro y el General Juan Vicente Gómez, así como a distinguidos personajes extranjeros como el barón Alejandro de Humboldt, Juan Bautista Boussingault y Sir Robert Ker Porter.

> Es una de las casas de hacienda más antiguas del país que aún se mantienen en pié y, sin duda alguna, una de las casas de hacienda más influyentes, a nivel nacional, en los hechos históricos de la gesta independentista.

> Es interesante ejemplo de la arquitectura colonial rural en el país, por la singularidad de sus aspectos y detalles constructivos, y uno de los tres únicos vestigios coloniales relevantes en la ciudad de Maracay y su entorno inmediato.

> Sus instalaciones fueron ampliándose al correr del tiempo hasta transformarse en un vasto conjunto arquitectónico, particularmente entre 1924 y la década de 1970, período en que la Casona y sus alrededores estuvieron concedidos en comodato a la Congregación Benedictina de Saint Lucien. Comenzó a funcionar como “Refugio Infantil de Varones”,[4] denominación que cambió en 1945 a “Colegio Padre Leyh”, y más tarde a “Instituto de Educación Especial Padre Leyh”, aún activo.



Vista aérea de La Casona como parte central de un extenso conjunto arquitectónico (foto de J.M. Gómez Durán, 1965).

> La hacienda La Trinidad fue la más próspera de los valles de Aragua con el cultivo del añil y su exitosa explotación comercial. Este producto llegó a ubicarse dentro de los de mayor calidad mundial, y a constituirse, entre 1760 y 1805, en el segundo rubro de generación de ingreso externo para el país, después del cacao. En esta hacienda se introdujeron y se explotaron los rubros y las técnicas de producción agropecuaria más avanzadas durante las diferentes etapas de su historia.


Ante este rosario de argumentos, no entiende uno la escasa atención que se ha dado a la Casona. Si así acontece con este Monumento Histórico Nacional, declarado en Gaceta Oficial y protegido por una ley especial, ¿qué quedará para otros inmuebles que, si acaso, han sido registrados como bienes culturales en un censo de patrimonio,[5] y que apenas cuentan para su resguardo con una Providencia Administrativa? ¿Cuál será en los años venideros el destino, ya hoy precario e incierto, de los testimonios de nuestra historia? ¿Será que los aragüeños estaremos condenados, quién sabe por qué confabulación perversa –¿de quiénes?, ¿por cuál motivo?, ¿con qué fines?- a transformarnos en una comunidad de seres sin memoria… de muertos vivientes?



(escrito con tristeza, a una jornada apenas de la primera celebración del Día de la Aragüeñidad)


NOTAS:


[1] ARAQUE, Orlando (coord.). (2003). Casa La Trinidad. Monumento Histórico. Estado Aragua. [Documento en DC]. Disponible: Ministerio de Infraestructura-MINFRA. El Limón, estado Aragua.
[2] Asociación Civil “Hacienda La Trinidad”. (2004). Propuesta de puesta en valor del Sector “La Trinidad”: Núcleo de Desarrollo Endógeno “Hacienda La Trinidad”. Disponible: http://haciendalatrinidad.org.ve/home.php [Consulta: Febrero 10, 2011].
[3] Botello, Oldman. (2007). Toponimia antigua de Maracay: Calles, plazas, esquinas, casas, sitios. Maracay: Concejo Municipal de Girardot.
[4] Botello 2007. Op.cit.
[5] I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano (2004-2006).


NOTA POSTERIOR A LA PUBLICACIÓN DE ESTA ENTRADA:

En su obra "Los Valles de Aragua y la declaración de independencia", escribe Pedro Modesto Bolívar (2011, Colección Pembol N° 45, p.73), lo siguiente:

Sobre el lugar exacto donde el Precursor tuvo la sede de dicho Cuartel General en dicha ciudad de Maracay, muchos investigadores han opinado que fue en la casa del Marqués de Casa León, ubicada sobre una pequeña colina vía El Limón, jurisdicción para entonces de Maracay, hoy del Municipio Mario Briceño Iragorry.
No obstante, de acuerdo con las correspondencias despachadas por Miranda desde Maracay, por una de ellas, se puede inferir que el sitio donde se hallaba con su Estado Mayor y sus tropas, no era en la citada casa de dicho Marqués, sino en la casa hoy mal llamada del "Marqués del Toro", en la hacienda El Rincón de Güey o Tapatapa [entonces en las afueras de Maracay, al oeste de dicho poblado], pues en una carta de fecha 16 de mayo de 1812, el Generalísimo al dirigirse al Dr. Francisco Espejo, que se hallaba en La Victoria, le recuerda sobre los puntos principales que tratarían en una reunión, para la cual habían sido invitados el Poder Ejecutivo y el Legislativo, haciéndole hincapié en que "Deseo vivamente se verifique cuanto antes esta conferencia sobre el cual escribo de oficio, para que en lugar de San Mateo, sea más bien este Cuartel General, pues mi presencia aquí es importantísima y peligrosa la separación; en este último caso podríamos reunirnos en la casa de Dn. Antonio León (Marqués Casa León) donde habría tranquilidad y desahogo, y yo estaría al alcance de las principales atenciones que ahora me ocupan"...

[A partir de esta inferencia de Pedro Modesto Bolívar, podría asimismo colegirse que si bien el Cuartel General pudo haber sido instalado en la hacienda El Rincón de Güey o Tapatapa, la referida reunión -celebrada tres días después de la carta al Dr. Espejo, y donde se redactó y firmó el "Protocolo o Acta de Tapatapa" (op. cit., pp.75-77)- sí parece haber tenido lugar en la Casona de La Trinidad, tal como lo sugiriera el propio Francisco de Miranda. De hecho, este protocolo comienza como sigue: "En el Cuartel General de Maracay y sitio de la hacienda de la Trinidad de Tapatapa, a los 19 de mayo de 1812, 2° de la Independencia, reunidos los honorables y respetados ciudadanos"...]