Cual si se tratara de un pasaje de La historia interminable, el exitoso relato de Michael Ende llevado al cine hace algún tiempo, Maracay pareciera ser objeto de un crónico “esfumado” que, a fuerza de repetirse, cada vez con mayor frecuencia, culminará fatalmente en la desaparición de todo aquello que le otorga singularidad, ante una tendencia en boga de “reconstrucción urbana” que, tal como ocurre con la estética del botox, parece destinada a igualar los rasgos de las ciudades desprevenidas bajo el aspecto grotesco de una máscara.
Maracay, es
bueno recordarlo, no es heredera de notables edificaciones coloniales que, pongamos
por caso a Coro (estado Falcón), le aporten en su conjunto un carácter peculiar,
y que por tal razón le diferencien del resto de las urbes venezolanas. Aparte
del destacable desarrollo de la plaza Bolívar y sus alrededores, la capital
aragüeña solo tiene para mostrar a sus visitantes como algo novedoso edificaciones de principios del siglo XX,
en buena parte aisladas, inconexas y descuidadas, que le aportan sin embargo identidad propia. A ello
contribuye de igual modo su mobiliario urbano, que por incógnito y desperdigado ha sido presa fácil para un desmantelamiento sistemático, imperceptible y tal vez definitivo.
Todo esto
viene a cuento a raíz de una visita efectuada en días recientes al centro comercial Paseo Estación Central, creado
a partir de la rehabilitación del edificio industrial donde funcionó la empresa
Telares Maracay, y abierto al público, con la presencia de la autoridad
municipal, el 13 de julio del año en
curso (Torres 2014). Por el hecho de ubicarse distante
de mi ruta ordinaria por la ciudad, pospuse dicha visita hasta una buena
mañana, cuando el azar dispuso la fecha y la hora de mi conveniencia.
Imagen referencial del futuro centro comercial utilizada en un anuncio de pre venta publicado en Inmobilia.com (2011, s.n.p.), con este interesante eslogan: "Rescatando nuestros valores históricos".
Según lo que pude apreciar entonces, el resultado parcial de la mencionada rehabilitación (aún en proceso) es sin duda prometedor: el hermoso trabajo en granito pulido de los pisos interiores, la transparencia predominante en las áreas comerciales y de servicio, y el agradable diseño de los espacios verdes, los cuales pueden ser contemplados desde la terraza del edificio, invitan al disfrute de una estancia prolongada en este magnífico inmueble, afortunadamente reintegrado a la ciudad. Pero sobre todo, las renovadas fachadas estilo decó que, aunque con modificaciones formales, particularmente de sus ventanales, permiten imaginarse el esplendor del edificio en 1926, año de su construcción, considerado en tal momento una de las siete maravillas de la arquitectura en Venezuela (Hernández de Lasala 1990, p. 346)
Telares Maracay (vista general), ca. 1930. Foto de Luis Felipe Toro Torito, Col. Biblioteca Nacional de Venezuela.
Pero es la celebración de este acertado aporte
urbano lo que por lo pronto deberá ser postergado, pues bien merece una entrada
extensa, bien ilustrada y, sobre todo, agradecida. Me temo que hoy solo servirá
de pretexto para abordar, una vez más, la preocupante situación de nuestro patrimonio
construido, y particularmente de nuestro poco valorado mobiliario urbano.
A decir
verdad, los espacios internos originales de Telares Maracay fueron sujeto de
derribos sucesivos a lo largo de los años, al igual que algunos elementos exentos que
otorgaban equilibrio compositivo al complejo industrial. Cuando los
propietarios hicieron público el cambio de uso, lo único que sobrevivía del vasto
inmueble de otrora eran las fachadas y la armazón metálica que sostiene su
estructura. Me tocó corroborarlo cuando participé en una visita técnica
dispuesta por la Alcaldía del Municipio Girardot, como representante
de una asociación civil dedicada a la defensa del patrimonio aragüeño.
Fachada oeste de Telares Maracay, antes del inicio de los trabajos de rehabilitación (2006). Foto: P.H.
Vista interior de Telares Maracay (2007). Foto: P.H.
Nos agradó sobremanera el presunto empeño de sus dueños (comentado por la arquitecta residente de la obra) en mantener al máximo el estilo y los elementos constructivos originales que habían logrado escapar de las fuertes e irreversibles intervenciones anteriores, empeño que generaba no pocos dolores de cabeza a los encargados de la rehabilitación del edificio. Me preocupaba en cambio el destino incierto de las rejas de forjado artístico que adornaron y sobrevivieron al viejo parque 23 de septiembre en la calle Páez, espacio aledaño que recordaba la fecha de la primera visita a Maracay del general Juan Vicente Gómez y que luego pasó a ser propiedad de la antigua empresa textil. Días antes, dichas rejas habían sido retiradas y sustituidas por una espantosa pared de bloque sin revocar. Justo allí, nos informó la arquitecta, estaba prevista la entrada norte al futuro estacionamiento, razón por la cual el enrejado debió ser desmontado. La desagradable pared que quedó en su lugar –agregó- sería temporal y protegería los materiales de construcción de los amigos de lo ajeno.
Pintura al óleo del parque 23 se Septiembre, obra del español Victoriano Vicente Gil. Col. Gobernación de Aragua (Tomado de Botello 2007).
Columna y puerta en hierro forjado de entrada al sitio donde existió el viejo parque 23 de Septiembre, en la calle Páez (Detalle). Foto PH, 2006.
Vista general del enrejado que delimitaba el antiguo parque y de la pared levantada previo a su desmontaje. El inmueble al extremo izquierdo de esta imagen, que reemplazaba otra construcción que perteneciera al general patriota Santiago Mariño, fue derribado para el uso del sitio como estacionamiento del centro comercial. Foto: P.H. (2007).
Informé a
nuestra anfitriona de que, así como el edificio de Telares Maracay, las rejas
formaban también parte del Registro General del Patrimonio Cultural, y que por
tanto estaban amparadas por la Providencia Administrativa Nº 012/05, del 30 de
junio de 2005 (IPC 2006, pp. 267-271). Respondiendo a una solicitud nuestra, nos condujo al sitio donde se encontraban “a buen resguardo” las rejas
en cuestión, descritas por el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) de la
siguiente manera: “estructura realizada con barras de sección cuadrada y
pletinas en hierro, forjadas en forma de volutas y con aplicaciones florales,
unidas mediante remaches y abrazaderas. Las barras terminan en flor de lis y
pequeñas esferas. Las puertas de dos hojas son sostenidas por columnas también
realizadas en hierro forjado. Con el tiempo la estructura perdió el
coronamiento de acceso principal al parque” (op. cit., p. 33). Cabe señalar que dicha descripción culmina con la
siguiente advertencia: “La edificación Telares Maracay está siendo intervenida
para el funcionamiento de un centro
comercial, lo que hace temer por la integridad de las rejas del parque 23 de
Septiembre… La institución responsable de estos bienes está en la obligación
legal de tomar las medidas necesarias para conservarlos y salvaguardarlos,
notificando al Instituto del Patrimonio Cultural sobre estas actuaciones”. Más
claro, ni el mejor de los gallos.
Nuestra recomendación en esa ocasión fue que las rejas se reinstalaran a su debido tiempo en algún espacio apropiado del futuro centro comercial.
Vista de las rejas del antiguo parque 23 de Septiembre, ya desmontadas y depositadas luego en las instalaciones de Telares Maracay. Foto: P.H. (2007).
En mi visita al reciente centro comercial, esta vez como un ciudadano más, no divisé las rejas por ningún lado, al menos en los sectores hasta donde los trabajos de rehabilitación permiten el acceso. La inquietud de una duda quedó entonces suspendida en el aire todavía fresco de la mañana: ¿permanecen aún las rejas en su sitio de resguardo, esperando su colocación definitiva una vez que culmine la rehabilitación del edificio, o deberé suponer que nuestra recomendación haya sido obviada, en contravención de las disposiciones del instituto patrimonial?
En mi visita al reciente centro comercial, esta vez como un ciudadano más, no divisé las rejas por ningún lado, al menos en los sectores hasta donde los trabajos de rehabilitación permiten el acceso. La inquietud de una duda quedó entonces suspendida en el aire todavía fresco de la mañana: ¿permanecen aún las rejas en su sitio de resguardo, esperando su colocación definitiva una vez que culmine la rehabilitación del edificio, o deberé suponer que nuestra recomendación haya sido obviada, en contravención de las disposiciones del instituto patrimonial?
La
ignorancia sobre las leyes y reglamentos que norman nuestro accionar cotidiano
es mal que afecta a todos los que no nos servimos habitualmente de
ellas para el desempeño de las diarias funciones que nos corresponde ejercer, de
manera que avanzamos siempre, las más de las veces sin saberlo, en la frontera entre lo lícito y lo indebido. Para advertirnos, y reprendernos si fuese el caso,
están las autoridades pertinentes, en quienes no es en modo alguno excusable
el desconocimiento y la desidia en la aplicación de los instrumentos jurídicos
de su competencia. Existen una ley específica, un registro general de
patrimonio (accesible a nivel municipal mediante catálogos disponibles por Internet) y una
providencia administrativa de obligado cumplimiento; y existen también un
instituto nacional y una secretaría estatal como mínimo, encargados de velar
por la cabal aplicación de dichos instrumentos.
Como
maracayero, guardo la esperanza terca de ver restituidas oportunamente y en el
lugar adecuado estas rejas, que forman parte de nuestro patrimonio urbano.
FUENTES
Botello, O.
(2007). Toponimia antigua de Maracay:
Calles, plazas, esquinas, casas, sitios. Maracay: Concejo Municipal de
Girardot.
Hernández de
Lasala, S. (1990). Malaussena:
Arquitectura académica en la Venezuela moderna. Caracas: Fundación Pampero
[Transcripción del artículo de Rafael Seijas Cook intitulado “Una de las siete
maravillas de la arquitectura venezolana” y publicado en Élite, Nº 41, en Junio de 1926].
Inmobilia.com: Aragua: Guía de inmuebles, productos y servicios. Año 15, Nº 1042, junio 2011.
Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006). Municipios Girardot y Francisco Linares Alcántara, estado Aragua. Caracas: IPC. Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro Oriente: AR 03-17.
Torres, E. (2014, Julio 14). Centro Comercial Paseo Estación Central abrió sus puertas. El Aragüeño [Periódico en línea]. Disponible: http://www.prensaescrita.com/ adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.elaragueno.com.ve [Consulta: 2014, Noviembre 11].
Buenos días ,efectivamente las rejas siguen en resguardo de manera de poderlas colocar o en esta o en una de las próximas etapas del conjunto .
ResponderEliminarEfectivamente la restauración se realizó segun proyecto aprobado por el instituto de patrimonio IPC y las directrices de la Alcaldía del Municipio Girardot.
Atentamente
Gracias por tu intervención y tu valioso comentario, estimado(a) anónimo(a). Es una información que de seguro tranquilizará a muchos maracayeros respecto del destino hasta hoy incierto de estas rejas que forman parte del patrimonio de la ciudad. Su restitución adecuada y oportuna en en el recién inaugurado centro comercial habrá de ser el broche de oro con el cual cierre este atractivo proyecto de restauración. ¡Ojalá sea pronto!
ResponderEliminarPersonalmente me alegra saber que el proyecto de rehabilitación se ha realizado con los acuerdos y directrices de las autoridades competentes: es un ejemplo a seguir en todas las intervenciones sobre los bienes de interés cultural de carácter tanto público como privado. ¡Saludos!
Me pregunto, si ya están instaladas estas rejas al día de hoy… me gustaría ver el edificio en mi próxima vista.
ResponderEliminarTengo algún tiempo que no entro al centro comercial. Está lejos de mis andares cotidianos pero haré el esfuerzo para estimar el grado de avance de la rehabilitación y revisar si las rejas han sido ya colocadas.
ResponderEliminarEsto de esas rejas me hace recordar que cuando remodelaron el zoológico de Las Delicias tumbaron las rejas originales de cuando Gómez, que eran elaboradas a mano y la iban a conservar. Me pregunto qué pasaría con ellas? Donde la tendrán y ya debería darle el uso apropiado a estas ahora reliquias del patrimonio de Maracay
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