En el año centenario de su inauguración.
Además de las imágenes dogmáticas y devocionales propias de la fe católica, manifiestas en la amplia gama de representaciones de Jesús,
En la entrada a este blog de fecha 27 de diciembre de 2010 fueron comentadas las representaciones de plañideras más notables encontradas en La Primavera. En la presente entrada serán abordadas las representaciones no antropomorfas que también revisten interés dentro de la colección de arte funeraria del citado cementerio.[1]
Columna truncada
En
Cuatro columnas resumen el conjunto de
las que subsisten en el cementerio en diversos estados de conservación. La
primera se encuentra en la plataforma donde reposan los restos del coronel
Alfredo Gámez, fallecido en 1943. Presenta una figura de tronco liso, talle
corto y aspecto robusto, y ostenta una guirnalda de rosas con lazo. Se trata de
una obra en mármol de cuidada factura, y es sin duda la columna de mayor mérito
artístico de cuantas han sido registradas en este recinto funerario.
La segunda columna
formaba parte de la tumba de Rafael Rosendo Monroy y su esposa (fallecidos en1939 y 1947, respectivamente). Hoy día se encuentra desprendida
de su base y permanece sobre el suelo, en los aledaños de la sepultura, lamentablemente
fracturada en dos partes. Esta obra, esculpida en caliza gris y de fuste
acanalado, era singular por su altura: dos metros de alzado.
La cuarta columna preside la tumba de Cleotilde de Romero, Clodomiro Romero Silva y Encarnación Romero (fallecidos en 1957, 1976 y 2006, respectivamente), es de sección rectangular y presenta un corte achaflanado en su extremo superior, en una posible propuesta contemporánea del motivo. Su escasa altura se encuentra compensada con éxito por el tamaño y la composición en dos bloques del pedestal que la soporta.
Calvario o Gólgota.
La recreación del lugar donde Jesús fue crucificado a las afueras de Jerusalén se observa con frecuencia en el cementerio
Esfera y llama
En el sector norte de
Símbolos fitomorfos y
zoomorfos
La presencia de elementos y formas de los reinos vegetal y animal es común en el arte funerario, tal vez como reminiscencia de antiguas sociedades agrícolas, cuya actividad productiva principal puede resumirse en tres fases: la siembra o la reproducción, el cultivo o la cría y la cosecha o el beneficio. Estas sociedades son particularmente ricas en símbolos, formas de vida y manifestaciones culturales que se vinculan estrechamente con la naturaleza, y no es de extrañar que las tres fases señaladas hayan devenido en metáforas de la creación, de la vida y de la muerte. Para Martín (1983, p.17), “un grupo muy importante de las mediaciones entre la naturaleza y la cultura pertenece al mundo de las creencias y las prácticas mágico-religiosas”. En tal sentido, puede observarse con frecuencia en los cementerios variedad de hojas, plantas, flores y frutos, así como de animales, cuyos contenidos simbólicos fueron adquiridos a través del tiempo con el aporte de las religiones, de la literatura y del arte.
La presencia de elementos y formas de los reinos vegetal y animal es común en el arte funerario, tal vez como reminiscencia de antiguas sociedades agrícolas, cuya actividad productiva principal puede resumirse en tres fases: la siembra o la reproducción, el cultivo o la cría y la cosecha o el beneficio. Estas sociedades son particularmente ricas en símbolos, formas de vida y manifestaciones culturales que se vinculan estrechamente con la naturaleza, y no es de extrañar que las tres fases señaladas hayan devenido en metáforas de la creación, de la vida y de la muerte. Para Martín (1983, p.17), “un grupo muy importante de las mediaciones entre la naturaleza y la cultura pertenece al mundo de las creencias y las prácticas mágico-religiosas”. En tal sentido, puede observarse con frecuencia en los cementerios variedad de hojas, plantas, flores y frutos, así como de animales, cuyos contenidos simbólicos fueron adquiridos a través del tiempo con el aporte de las religiones, de la literatura y del arte.
En La Primavera las representaciones fitomorfas raramente
son mostradas como elemento simbólico intencionado, en cuyo caso por lo general
éstas aparecen como atributo de un personaje religioso determinado. Al respecto
ya se ha hecho mención del lirio o azucena para San José como símbolo de
pureza. Aún más rara en el citado cementerio es la presencia intencionada de
representaciones fitomorfas que desempeñan un papel diferente al de atributo,
lo cual complica un tanto la interpretación del mensaje, sobre todo cuando se
trata de obras de producción seriada, es decir, no creada para un difunto o
difunta en particular, y cuya historia de vida acaso podría servir de
referencia. Un buen ejemplo es el de la plañidera a la cabecera de la
plataforma de la familia Fernández Hernández (ver también entrada del 27-12-2010: Arte Funeraria. Plañideras), la cual se muestra recostada en una columna truncada, en
actitud compungida y portando en su mano izquierda una hoja de palma, mientras
a su lado se yergue un ramo de azucenas.
La palma,
en la cultura cristiana, es emblema de triunfo del martirio sobre la muerte (La Palmera , s.f.); también se
considera símbolo de victoria de Cristo en la muerte y de paz eterna
(Funerary Symbolism, s.f.). Estos matices interpretativos dejan campo abierto a
la adopción, por parte del común de la gente, de la palma –y por supuesto del
poder de su significado- como representación simbólica en sus propios
monumentos funerarios. El lirio o azucena, por su parte, más allá de su
generalizada acepción de pureza, se encuentra también asociada a la Virgen María y a la
resurrección (Funerary Symbolism, op.
cit.). La noción de resurrección permite en este caso democratizar
igualmente una representación simbólica tan vinculada a personas
extraordinarias. Volviendo entonces al monumento de la familia Fernández
Hernández, y sobre la base de los contenidos comentados, la obra escultórica en
su cabecera revela un rico juego de oposición vida-muerte (vida después de la
muerte) en la representación de la plañidera y la columna truncada por una
parte, y de la palma y la azucena por la otra.
Las flores, por cierto, constituyen un elemento fitomorfo de numerosa presencia en los cementerios tradicionales, donde se encuentran representadas en forma variada, aunque con indudable mayor frecuencia bajo las formas de rosa y azucena. Morales Saro (1989, s.n/p.) señala las flores como “metáfora de lo transitorio, como indicio de la brevedad y la fugacidad de lo bello y de la vida”, y fundamenta su afirmación con una cita del Libro de Job 14, 1, 2: “El hombre nacido de mujer vive corto tiempo y está lleno de inquietud: crece como una flor y como una flor cae, huye como sombra y no queda nada de él”.
Al menos en lo que respecta a La Primavera , entre todas
las especies florales la rosa pareciera ser la preferida para ornamentar monumentos
funerarios. Tal vez ello tenga que ver con la riqueza de significados que su
representación ha tenido por centurias: victoria sobre el dolor y la muerte,
sangre de Jesús, Virgen María (La
Rosa , s.f.). La guirnalda que corona la columna en la
plataforma del coronel Alfredo
Gámez, ya comentada, es un magnífico ejemplo; también el manojo de rosas en mármol que sirve de apoyo a la lápida en forma de libro sobre la plataforma de la familia Solórzano Pérez (hacia 1956).
La representación de crisantemos
es poco frecuente en el cementerio, y hasta el momento se han identificado claramente en
floreros de mármol, como aquellos que se encuentran sobre la
plataforma de la familia Solórzano Pérez, y de manera más bien sugerida en la guirnalda que porta la figura angélica en el monumento del general José D. Moreno, fallecido en 1925 (ver también la entrada del 19-12-2010: Arte Funeraria. Ángeles). El hecho de tratarse de una
flor que en Europa se use en el día de difuntos (Riera, s.f.), podría tal vez ser
un indicio de la procedencia de estas obras.
Aún más raras son la representaciones de la amapola, de las ramas de bambú o del sauce llorón, halladas sólo en las sepulturas de Miguel Ángel Rodríguez (s.f.), de Rosa Buenaño (fallecida en 1944) y de Ramón Ygnacio Poveda (fallecido en 1919), respectivamente.
La figura de la flor de amapola
tiene connotación de “sueño eterno” (Gravestones Symbolism), mientras que la
condición siempreverde de las ramas de bambú relacionan su imagen con la noción
de “vida eterna” e, incluso, de “resurrección del alma” en la cultura oriental.
Del sauce llorón, señala Riera (op. cit.), lo siguiente:
La costumbre de plantarlo [el sauce
llorón] en los cementerios procede de la mitología céltica. Con sus ramas
inclinadas hacia tierra, indica la melancolía por la ausencia de los
desaparecidos y, al mismo tiempo, no inspira desesperación, sino una tristeza
tranquila. Es un árbol dedicado a la
Luna , en sus dos aspectos: el del renacimiento y el de la
oscuridad de la muerte (s.n./p.).
Un ejemplo de botón quebrado o
de flor en rama cortada como representación simbólica de una muerte temprana (Gravestone
Symbolism, op. cit.) puede ser apreciado,
por su parte, en la tumba de Bárbara de La Cruz , fallecida el 08 de enero de 1932, mensaje que por cierto refuerzan flores
de “nomeolvides”, las cuales suelen ser utilizadas por los deudos cuando la
persona difunta es joven (Riera, op. cit.).
Acerca de la hoja de acanto, informa también Riera de que
es un elemento decorativo usado desde la antigüedad y motivo característico en
los órdenes corintio y compuesto. Simboliza las artes desde la
Edad Media , y suele encontrársela adornando
monumentos funerarios probablemente por el hecho de simbolizar para el
cristianismo el dolor y la penitencia. Sus espinas evocan además una noción de
dificultad a superar, por lo que también conlleva el significado de triunfo
sobre toda adversidad (Diccionario del mundo antiguo, s.f.).
EnLa Primavera este motivo
fitomorfo se aprecia como ornamento de pedestales en diversos monumentos, como es el caso de la plataforma de la familia Capriles Peñaloza. (hacia 1952).
Se le descubre asimismo en la composición de la guirnalda de la figura angélica en el monumento del general José D. Moreno, a la que ya se ha hecho referencia respecto de la flor de crisantemo, así como en los bordes de dos estelas en bronce realizadas por Lorenzo González y ubicadas en las naves laterales del Mausoleo de Juan Vicente Gómez, (ver también la entrada del 22-11-2010: Arte Funeraria. Retratos), donde el motivo se representa a manera de sellos intercalados con hojas de laurel.
No obstante, por su singularidad, guarda particular interés la contundente presencia de la hoja de acanto en la decoración de un florero -de creación popular y moldeado en hormigón- sobre la tumba de Clemencia del Carmen Mora Cárdenas, fallecida en 1974.
En
Se le descubre asimismo en la composición de la guirnalda de la figura angélica en el monumento del general José D. Moreno, a la que ya se ha hecho referencia respecto de la flor de crisantemo, así como en los bordes de dos estelas en bronce realizadas por Lorenzo González y ubicadas en las naves laterales del Mausoleo de Juan Vicente Gómez, (ver también la entrada del 22-11-2010: Arte Funeraria. Retratos), donde el motivo se representa a manera de sellos intercalados con hojas de laurel.
No obstante, por su singularidad, guarda particular interés la contundente presencia de la hoja de acanto en la decoración de un florero -de creación popular y moldeado en hormigón- sobre la tumba de Clemencia del Carmen Mora Cárdenas, fallecida en 1974.
Las representaciones zoomorfas son en cambio excepcionales en el
cementerio maracayero. De hecho, solo se ha encontrado figuras de ave que ofrecen algún interés en tres
ocasiones, y de serpiente apenas en una. Los primeros cristianos consideraban
ya el ave como símbolo de la
inmortalidad del alma y la resurrección de los cuerpos. Con el tiempo, su
figura ha adquirido también el significado de paz y de mensajero de Dios. En
este cementerio han sido registradas dos lápidas con ave portando lo que tal vez sea una rama de olivo como símbolo de esperanza, provistas ambas por
la firma local J. R. González: en la dedicada a Manuela Durán y Catalina Durán,
fallecidas en 1951 y 1954, respectivamente, y en la dedicada a
Genoveva Díaz, fallecida en 1959. Esta última lápida se encuentra,
lamentablemente, mutilada (ver también entrada del 08-11-2010: Arte Lapidaria. Parte I).
Hernández de Lasala (1990, p. 78) muestra en tanto una fotografía de los capiteles de las columnas en la fachada del Mausoleo de Juan Vicente Gómez (construido en 1919). En dicha fotografía puede observarse un conjunto de pelícanos, “símbolo del amor de Cristo, que se entrega en la eucaristía como comida del cristiano” (Arte Paleocristiano, s.f., p. s/n). También se menciona estas aves como uno de los principales símbolos de los rosacruces (el que representa el grado 18): “ave acuática que flota o se mueve sobre las aguas, como el Espíritu, y luego sale de ellas para dar nacimiento a otros seres” (Teosofía, s.f.). Se requiere sin duda otros indicios para adelantar cualquier hipótesis sobre la presencia de estas representaciones en el referido mausoleo y su eventual vinculación con la masonería, lo cual desborda los alcances del presente trabajo.
La figura de la serpiente aparece por su parte en el magnífico mármol de
Álvarez Valdez (1999) señala que la figura de la serpiente fue utilizada por los cananeos, los antiguos moradores de
NOTAS
[1] Exceptuando la imagen en B/N de un capitel del Mausoleo de Juan Vicente Gómez, cuyo autor es Nelson Garrido (1990 ca.), el resto de las fotografías fueron tomadas por P. Hernández S. entre 2002 y 2010.
FUENTES
Álvarez Valdés, A. (1999). ¿Quién era la serpiente del paraíso?. Corporación Cristiana Anabaptista La Puerta del Rebaño [Página Web en línea]. Disponible: http://puertachile.cl/frames.htm?http://puertachile.cl/teologia/serpiente.htm.
Arte Paleocristiano. (s.f.). [Artículo en línea]. Disponible: http://74.125.113.132/search?q=cache:qACWTseRoG0J:www.iesvirgendelcarmen.com/ies/tiki-download_file.php%3FfileI%3D1031+pel%C3%ADcanos%Bs%C3%ADmbolo%2Bsignificado%2Barte+funerario&cd=3&hl=es&ct=clnk&gl=ve.
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http://historiarte.net/diccionario/a1.html http://74.125.113.132/search?cache:tTx3etZJLDUJ:historiarte.net/diccionario/a1.html+Hoja+de+
Fuego. (1991-1992). Estudios [Revista en línea]. Disponible: http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/letras27/textos4/sec_6.html
Funerary Symbolism. (s.f.). En Save Our Cemeteries [Página Web en línea]. Disponible:
http://www.saveourcemeteries.org/cemeteries/index.htm
Gravestone Symbolism. (s.f.). Disponible: http://www.graveaddiction.com/symbol.html
Hernández de Lasala, S. (1990). Malaussena: Arquitectura académica en la Venezuela moderna. Caracas: Fundación Pampero.
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Martín, G. (1983). Magia y religión en la Venezuela
contemporánea. Caracas: Universidad
Central de Venezuela.
Morales Saro, M. C. (1989). Paraísos de mármol: La imagen del ángel en la escultura funeraria modernista. Cuadernos de Arte e Iconografía [Revista en línea]. 2(4). Disponible: http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai0452.html
Riera, J. (s.f.). Botánica funeraria: Un antiguo arte repleto de simbolismos [Artículo en línea]. Disponible: http://www.lagatayelbuho.110mb.com/MORIAR/moriar-botanica.htmlgen.html">http://www.historiarte.net/iconografia/virgen.html
Serval. (s.f.). Monografía “La sabiduría”: Cábala para el Tercer Milenio. En Sitio de Iniciados [Página Web en línea]. Disponible: http://www.iniciados.org/cabala/sendero02/lasabiduria.htm
Simbología
Masónica: Columnas. (s.f.). En Madrid Masónico [Página Web en línea]. Disponible: http://www.madridmasonico.es/Simbologia%20-Columnas.html
Teosofía. (s.f.). En Diccionarios Digitales.net [Página Web en línea]. Disponible:
http://74.125.113.132/search?q=cache:8XZktQPDhqwJ:www.diccionariosdigit ales.net/GLOSARIOS%2520y%2520VOCABULARIOS/Ciencias%2520Humanas-15-TEOSOFIA-PPP.htm+diccionariosdigitales%2Bteosof%C3ADa%2Bp
el%C3%ADcano&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=ve
Pedro, es una gozada volver a leerte. qué entrada tan interesante, ya no veré más una columna con la simplicidad que lo haría antes, ni un cementerio. En serio, ¿para cuándo el libro? Me ha encantado, cuánta información interesante y rica.
ResponderEliminarAbrazos
¡También es grato recibir tu visita a estas páginas después de un buen tiempo! Pues sí, los viejos cementerios son museos especializados, como decir de uno de antropología e historia o de aeronáutica espacial; y como estos, la mar de interesantes. Con la insípida modalidad de los parques cementerios surgida a mediados del siglo XX y con la costumbre hoy en ascenso de la cremación, los cementerios tradicionales tienden a ser considerados anticuados, y por tanto manifestaciones culturales en alto riesgo. Por fortuna, en América Latina existe un interesante movimiento que procura (con bastante éxito en unos países más que en otros) su puesta en valor. Este enlace a la red de cementerios patrimoniales te dará idea de lo que se está haciendo al respecto: http://redcementeriospatrimoniales.blogspot.com/
ResponderEliminarMe alegra saberlo, saludos.
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