domingo, 24 de enero de 2016

Soñar la ciudad...





Todos los que hacemos vida en un centro poblado y a diario compartimos sus espacios públicos aspiramos condiciones de organización y funcionamiento urbanos que determinen un mínimo aceptable de calidad de vida. 

Maracay se encuentra todavía lejos de satisfacer ese mínimo.

La culpa, desde luego, no es suya. Ella de por si cumple con las bondades de su ubicación, en pleno centro del país –encrucijada de caminos-, entre el fresco verdor del Parque Nacional Henri Pittier (el primero creado en el territorio nacional y reconocido internacionalmente por su biodiversidad) y las dilatadas aguas del Lago de Tacarigua o de Valencia (el mayor cuerpo natural de agua dulce y sin desagüe al mar en Venezuela y uno de los pocos de este tipo en el mundo), y distante una hora apenas del mar Caribe. También posee sitios, edificios e instituciones notables, vestigios de las múltiples intervenciones de que ha sido objeto a través del tiempo. Cuenta además con las particularidades de su historia y con manifestaciones culturales propias que afirman su identidad. Y tiene sobre todo a sus habitantes, diversos en sus gustos y expectativas, y acervo de anhelos y percepciones sobre el lugar donde conviven. Dicho acervo es desestimado con harta frecuencia por las administraciones de turno cuando más bien representan una valiosa fuente de información que debería orientar sus políticas y acciones públicas.

Solo así puede explicarse el hecho de que hasta la fecha la municipalidad de Girardot no haya repetido la experiencia de la Primera (y única) Gran Expo Maracay se planifica (ver Entrada del 03 de diciembre de 2011), y que el gobierno regional acostumbre divulgar por prensa los proyectos de intervención urbana junto con el anuncio del arranque inmediato de las obras. Nuestras apreciaciones y posibles aportes acerca de las bondades del proyecto que se presenta son de ese modo soslayados, a pesar de que somos nosotros, los habitantes de la ciudad, los sujetos fundamentales de su concepción y desarrollo.

Las consecuencias de ello están a la orden del día: edificaciones significativas que se derriban o se desvirtúan con anuencia de las autoridades (ver Entradas del 19 de abril y del 04 de mayo de 2015); monumentos nacionales y sitios de interés cultural condenados a desaparecer ante la desidia de sus entes tutelares (ver Entradas del 04 de junio de 2009 y del 12 de febrero de 2011); bienes que son "desincorporados" sin que se rinda cuenta pública sobre su paradero actual y su nuevo destino (ver Entrada del 14 de noviembre de 2014); espacios públicos renovados que no resultan del todo gratos por omisión de condiciones básicas para su pleno disfrute (ver Entrada del 26 de diciembre de 2015). 

Por otra parte, sería injusto dejar de reconocer aciertos como las rehabilitaciones de la Plaza Bolívar y del Teatro de la Ópera de Maracay, o como la restauración de la escultura del Cacique Maracay (ver Entradas del 15 de febrero, 24 de marzo y del 11 de octubre de 2015); pero acaso habrá que esperar aún el día en que tales aciertos pasen a constituir la regla y no la excepción de la misma.


La verdad verdadera es que, en medio de las vicisitudes cotidianas, los ciudadanos soñamos la ciudad a cada instante; la imaginamos y deseamos funcionando de otro modo u ofreciendo nuevos escenarios. Las imágenes y los deseos son tan múltiples y numerosos como numerosos y múltiples somos los que en ella moramos; pero estos difícilmente llegan a las instancias ejecutivas, digamos que por deficiencias en los sistemas y en los medios de comunicación e interacción. Los responsables de diseñar la ciudad deben pulsar las expectativas de sus habitantes y facilitar la existencia de un foro adecuado para recibir, considerar, sopesar, adoptar o rechazar lo que ellos tengan para proponer en beneficio de la misma, o bien para decir sobre cualquier intervención urbana que pretenda proyectarse. Se trata al fin y al cabo de ser consecuentes con el principio constitucional de la participación protagónica.


En espera de ese foro adecuado que se nos adeuda a los ciudadanos, me permito abrir la sección Soñar la Ciudad, que surge de la sentida necesidad de echar a volar ideas personales y ajenas sobre lo que nos gustaría ver y disfrutar en el lugar que compartimos... Quién sabe... ¡A ver dónde aterrizan! (... y en qué condiciones).


ACTUALIZACIÓN INFORMATIVA

Alcaldía de Girardot estudia uso de los espacios públicos. (2016, Septiembre 30). CiudadMcy [Versión digital]. Disponible: http://ciudadmcy.info.ve/index.php/aragua-2/16833-alcaldia-de-girardot-estudia-uso-de-los-espacios-publicos


Foto extraída de CiudadMcy (2016, Septiembre 30).

Alcaldía de Girardot presentó proyecto de mejoramiento de la imagen urbana de Maracay. (2016, Diciembre 10). El Aragüeño [Versión digital]. Disponible: http://elaragueno.com.ve/region/alcaldia-de-girardot-presento-proyecto-de-mejoramiento-de-la-imagen-urbana-de-maracay/

"El programa de mejoramiento de la imagen urbana de Maracay engloba 30 proyectos estratégicos, 27 intervenciones inmediatas y 66 acciones para desarrollar y reformular a largo plazo, además, de planes de trabajo de mantenimiento preventivo, reactivo y correctivo, un plan de señalética urbana y acciones de urbanismo táctico".


Foto extraída de El Aragüeño, 10-12-2016.

8 comentarios:

  1. Feliz año mi hermano. Tienes razón, Maracay merece eso y más. Y ahora que lo dices, las condiciones peculiares del lago aunadas al mal menejo que le hemos hecho han logrado que el lago invada a los suburbios. cosa de la que no se ha hablado ahorita debido a la tremenda sequía. Dios nos asista

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  2. Hermano, en lo que puedas revisa tigreron para que veas la reseña de EL MALQUERIDO, película que te aconsejo ver

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  3. Una reseña muy completa, Alí... ¡Veré la película!

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  4. Ah, bienvenido este nuevo espacio para soñar la ciudad. Sin duda, es frecuente que los que lleven a cabo la organización y construcción de las ciudades estén bastante desconectados de las necesidades y deseos de sus habitantes. Me pasa con frecuencia cuando voy a terminales de autobuses y de trenes, en donde todavía en Europa hay escaleras en las que uno tiene que cargar la maleta. O como el horror de puente que hizo Calatrava en la bella Venecia, un puente que da a la estación de tren, y en el que uno, tiene también que cargar la maleta, a pesar de que por la inclinación podría ponerse una rampa aunque sea a los lados, y así poder empujar maletas, sillas de rueda, cochecitos de bebé, etc. Sin duda los ciudadanos tenemos que seguir exigiendo y tratando de participar activamente en la construcción de las ciudades que queremos.
    Saludos

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  5. Como ciudadano, espero de las autoridades la disposición de al menos una cajita de sugerencias.¡Cuánta gente en la ciudad podría aportar ideas sobre determinado proyecto de intervención, no solo desde sus gustos e intereses personales, sino también desde la perspectiva de su profesión, de sus habilidades y de sus experiencias propias, como la tuya en los terminales o en el antedicho puente de Calatrava, que solo cuando toca cruzarlo se percata uno de que el Rey va desnudo! Un montón de sugerencias locas y utópicas, ambiciosas e irrealizables, sencillas y prácticas de seguro plenarían esa cajita, pero todas en conjunto permitirían a los diseñadores de la ciudad sacar un "mínimo común múltiplo" que les ayudaría afinar su puntería. ¡¿Y qué tremenda exposición no podría montarse con ellas?!

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  6. no Podría estar mas de acuerdo, como estudiante de Arquitectura es inevitable ver como nuestras ciudades creces descabelladamente sin alguna planificación aparente pues PLANIFICACIÓN URBANA como que es solo una oficina vacia. Pienso que hay que dar paso a lo nuevo pero sin desligarnos del pasado quien realmente da la razón de ser del futuro.

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  7. Sí, Jesús, considero beneficioso y necesario la renovación de las ciudades, lo cual, en mi opinión, incluye la relectura y el repensamiento y la intervención audaz -pero con mucho rigor y talento- de nuestro patrimonio urbano. La idea debería ser estar en disposición de enriquecer dicho patrimonio con aportes contemporáneos, si ello se justificara para una eficaz puesta en valor del mismo. Evitar que desaparezca, o sea desvirtuado o desvalorizado, debe ser en cambio, más que un objetivo, una verdadera misión. Sueño con que nuestro patrimonio histórico construido pueda integrarse y convivir armónica y útilmente con los nuevos espacios y edificaciones que exija la ciudad de los tiempos que corren. ¡Gracias por tu participación!

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