martes, 17 de enero de 2012

Puesta en valor del patrimonio urbano maracayero: La Casa de Los Arcos. Parte 2.

II. Caracterización histórica


La glorieta del conjunto arquitectónico conocido como Casa de los Arcos data de la tercera década del siglo XX (1), y representa un ejemplo vivo del afán renovador desde el punto urbanístico iniciado en Maracay, a la sazón centro político y militar del país, cuya expresión más acabada fue el complejo cívico-militar de la Plaza Bolívar (2), desarrollado dentro del concepto de “ciudad jardín” e inaugurado en 1930. Los avances y proyectos de dicho afán, truncados a la muerte del general Juan Vicente Gómez en 1935, motivaron que la ciudad fuese denominada por el periodista mexicano Nemesio García Naranjo “el Versalles de la Rehabilitación”.



Vieja fotografía (1930 ca.), conservada en la Casa de Los Arcos, y que posiblemente muestre el aspecto original de la glorieta.


En terrenos de su propiedad, muy cerca de su casa de campo (3) y del zoológico (4) que creara para albergar los animales que recibía de obsequio, mandó construir el general Gómez la glorieta con la fuente en su interior, en homenaje al agua, elemento que caracteriza la zona donde se ubica este inmueble, rica en manantiales y aguas termales. Por su estilo arquitectónico, que sugiere las construcciones mediterráneas moriscas, y por la riqueza de su ornamentación interna, se atribuye su autoría al ingeniero André Potel, el mismo que construyera por la misma época la Casa de Doña Dolores Amelia, profusa en detalles decorativos, en el centro de la ciudad.



Vista del interior de la glorieta. Foto: P.H., 2002.


El bucólico paisaje de la zona, la pureza de las aguas de la fuente, la armoniosa y sencilla arquitectura de la casa de campo de “El Benemérito” y la cercana presencia del zoológico, hicieron de la glorieta y sus alrededores sitio de paseo obligado para los habitantes de Maracay y para sus visitantes.

En 1936, todos los bienes del General Gómez pasan a manos de la Nación en virtud del Acuerdo confiscatorio contenido en la Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela Nº 19.066, del 22 de septiembre del citado año. Ello incluye los bienes muebles, inmuebles, semovientes, corporales e incorporales de Las Delicias, donde se ubica la glorieta, los cuales son adscritos al Ministerio de Agricultura y Cría. Posteriormente, mediante el Decreto Nº 493, contenido en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 25.852 del 2 de enero de 1959 (Pérez Hernández, s.f., pp. 425-426), se donan a la municipalidad del Distrito Girardot, con fines de expansión urbana e industrial, 700 ha. de terrenos de Las Delicias con sus respectivas bienhechurías, la glorieta entre ellas.

En la década de 1950 es demolida la casa campestre del general para construir en su lugar un grupo escolar en el estilo modernista del momento, con lo que la pequeña edificación queda fuera de contexto y desvinculada del zoológico (5). Perdido su atractivo inicial, es rentada para el funcionamiento de un bar restaurante que, con el tiempo, fue mermando en calidad hasta su cierre definitivo en la década de los ochenta.



Vista general de la quinta "23 de Mayo" o "El Mirador", cuyo derribo sorpresivo e innecesario en la década de 1950 representa un ejemplo de vandalismo cultural con posible motivación política. Foto extraída de Botello, 2007.


El sitio es utilizado durante un tiempo como depósito por la Alcaldía de Girardot, hasta que en 1989 este organismo cede el terreno, en calidad de comodato por 20 años, a la Asociación Ateneo de Aragua, institución civil sin fines de lucro adscrita a la Federación de Ateneos de Venezuela. A los fines de cumplir sus objetivos culturales, la Asociación gestiona el rescate de la glorieta, para el momento en avanzado estado de deterioro por acción natural y antrópica, y propone la construcción de una estructura anexa que le sirva de sede administrativa. En 1998, con recursos aportados por la Gobernación del Estado Aragua y bajo la responsabilidad del Arquitecto restaurador José Pulido, se construye el anexo y se restaura la glorieta.

La inauguración del conjunto arquitectónico tiene lugar el 23 de julio del mismo año. Desde entonces se despliega en y desde el sitio una actividad cultural que abarca exposiciones, charlas, conferencias, conciertos, paseos turístico-culturales, visitas guiadas y planes vacacionales orientados fundamentalmente a motivar la apreciación y creatividad artística, así como la identificación con la ciudad y el sentimiento de arraigo.

Para el efecto, todos los espacios son aprovechados según su capacidad y fines: la nueva estructura aloja por una parte las áreas administrativas y de servicio, y por otra el salón de usos múltiples, que la mayor parte del año, y según la disponibilidad presupuestaria, se destina a exhibiciones de arte, generalmente modestas pero de calidad. Estas exhibiciones han servido además para conformar y enriquecer una pequeña y variada colección de obras que pueden observarse de forma permanente en las áreas administrativas.






Imágenes de exposiciones de pintura en 2002? (arriba) y de fotografía en 2011 (abajo) realizadas en el salón de usos múltiples de la Casa de Los Arcos (edificio anexo). La foto superior es cortesía de la Asociación Ateneo de Aragua-Casa de Los Arcos; la foto inferior es de Alejandro Muszytowski y fue extraida del periódico ¡Exprésate!


El gran patio delantero y los angostos callejones laterales constituyen a veces una extensión de los espacios expositivos, siempre y cuando las características de las piezas lo permitan; pero fundamentalmente sirven de escenario para conciertos, artes escénicas, charlas y conferencias.



Obra escultórica de gran formato exhibida (en 2001?) en el patio delantero de la Casa de Los Arcos. Foto cortesía de la Asociación Ateneo de Aragua-Casa de Los Arcos.



Conferencia realizada en el callejón norte de la Casa de Los Arcos (2001?). Foto cortesía de la Asociación Ateneo de Aragua-Casa de Los Arcos.


Todas las actividades giran, sin embargo, en torno a la glorieta y la fuente, las cuales son expresas protagonistas en todos los eventos, bien sirviendo de antesala al área expositiva o integrándose a ella, o bien actuando de marco para las actividades de extensión que se desarrollan en sus propios pasillos o en los espacios abiertos que la rodean.



Concierto navideño (2001?) ofrecido en el patio delantero la Casa de Los Arcos, con la glorieta como fondo escénico. Foto cortesía de la Asociación Ateneo de Aragua-Casa de Los Arcos.


III. Caracterización constructiva

El conjunto que conforma la Casa de los Arcos presenta diferencias constructivas determinadas por la distancia temporal que media entre la glorieta y el edificio anexo, así como por el respeto a la estructura más antigua, para cuya restauración y ampliación se atendieron las ideas básicas contenidas en las convenciones de UNESCO sobre la restauración de monumentos. El cuadro siguiente resume las características constructivas más importantes de ambas edificaciones. En dicho cuadro puede observarse con claridad la expresa intención de mantener el protagonismo de la glorieta mediante un inmueble agregado cuya discreción se percibe en la sencillez de su estilo y de su ornamentación, en la neutralidad de los colores de su fachada y en su disposición a un nivel más bajo y al fondo del terreno.




No obstante, existen particularidades en ambas construcciones que merecen ser destacadas: en el cuerpo central de la glorieta, la fuente, totalmente decorada con cerámica policromada, vierte hacia los cuatro puntos cardinales. A 12 m. de altura, un plafón de influencia morisca, de madera casetonada y en colores azul y rojo dispuestos a manera de damero, sostiene una lámpara central en hierro forjado y madera, y de 16 luces, 12 de ellas con pantallas de vidrio.



Vista del plafón que decora el techo del cuerpo central de la glorieta, donde se localiza el surtidor de agua. Foto: P.H., 2002.


Bajo el plafón, los cerramientos en celosía de madera de las ventanas se mueven a manera de pivotes para el control de la ventilación cruzada. Las cuatro paredes están cubiertas con cerámicas policromadas hasta una altura de 2.15 m. El resto de la superficie exhibe hasta el plafón una pintura mural, agrupada en cuatro áreas claramente diferenciadas y dispuestas en forma sucesiva, y que el arquitecto restaurador José Pulido describe de la siguiente manera:

“1. Una extensa superficie de influencia morisca, con motivos lobulados a manera de falso mosaico, en tono amarillo con contornos blancos; 2. una cinta roja, cuyos contornos presentan molduras ilusionistas. Ella hace de fondo a motivos compuestos, a saber: un ánfora dorada, flanqueada por manillas en forma de doble voluta; 3. En los llenos, entre las ventanas, se encuentran elementos tratados a la manera ilusionista . Ellos recrean capullos de tipología aún no identificada; 4. Una cinta azul, cuyos contornos presentan molduras ilusionistas. Ella hace de fondo a motivos compuestos, cuyos colores corresponden a los convencionalismos de la heráldica” (Pulido, s.f., s.n/p.).



Vista parcial de la pintura mural que decora el interior del cuerpo central de la glorieta. Se aprecia también la lámpara de 16 luces que cuelga desde el centro del plafón y sobre el surtidor o fuente. Foto: P.H., 2002.


Las piezas originales de tejas esmaltadas y mosaicos policromados que se conservan son de fabricación sevillana. Ocho apliques del mismo estilo de la lámpara central se distribuyen en pares en los cuatro pasillos del corredor perimetral. Las vigas maestras del techo que sobresalen de las cornisas se encuentran rematadas por listones de madera pulida y trabajadas a la manera de los marcos de los vanos de acceso al área de la fuente.



Vista de los mosaicos policromados de revestimiento en las paredes internas de la glorieta y en el surtidor, y de los marcos en madera de los vanos de acceso al cuerpo central. Foto: P.H., 2002.


En el edificio anexo se presta, por su parte, especial atención a la decoración de las áreas de servicio: cada uno de los cuatro baños existentes, dos públicos en el salón de usos múltiples y dos privados en las áreas administrativas, ha sido personalizado con motivos particulares en los listelos que rematan la cerámica verde azulada, común a todas las áreas sanitarias. El mismo motivo se repite en cada caso en los lavamanos, de cerámica esmaltada y decorados a mano. Gabinetes y puertas de madera contribuyen a brindar un ambiente agradable y ordenado a cada espacio. Un detalle que merece mencionarse es la reutilización de los cerramientos de madera del antiguo bar restaurante en la tabiquería de una de las oficinas y en el tope la mesa que preside la sala de reuniones (Fotos: P.H., 2002).







NOTAS

(1) Su construcción habría sido iniciada en 1927, según señala el artículo “La Casa de Los Arcos”, publicado en El Carabobeño (versión digital), el 23 de mayo de 2011.

(2) “La amplia plaza de aproximadamente 320 metros de largo por 106 de ancho…. es un raro ejemplo, no sólo dentro del ámbito nacional sino también internacional, en el que se conforma un notable conjunto arquitectónico y urbano, con sus ejes visuales en los que se alternan fuentes, estatuas y los portales de los diversos edificios, en concordancia con el carácter monumental y conmemorativo del conjunto. El resultado es más que coherente y con seguridad representa una excepción de aquellos lugares diseñados a varias manos que a veces han producido tan pobres resultados”. (Polito, 2004, p.42).

(3) Esta casa, conocida como “23 de Mayo” o “El Mirador”, fue construida por orden del general J.V. Gómez en 1923. (Botello, 2007, s.n/p.).

(4) El zoológico de Las Delicias fue creado en 1915, a partir de una colección de animales domésticos y salvajes nacionales, enriquecida con especies exóticas, perteneciente al general J.V. Gómez (Cordero Velásquez, 1997, p. 41).

(4) Cuenta Cristina Gómez, hija del general, lo siguiente: “En esos tiempos [se refiere posiblemente a los años del régimen perejimenista (1952-1958)] tumbaron la quinta 23 de Mayo, casa donde papá vivió y murió en Las Delicias. La tumbaron para hacer una escuela, en una sabana donde cabían quinientas escuelas. Cuando vino Laureano Vallenilla y se enteró, se puso fúrico, porque él quería convertir esa casa en un museo. Lo mismo hizo años después la democracia, cuando construyeron la avenida Bolívar, que partió en dos a Maracay y creó una división que no existía, entre el norte y el sur. Demolieron la casona de la plaza Girardot, donde en la práctica funcionó durante años la Presidencia de la República…. Hubo, durante un tiempo, como un empeño por borrar de la ciudad la memoria de papá, pero no pudieron”. (Fleitas Núñez, 2003, pp. 299-300).



FUENTES

Borradores para 13 ensayos. (2011, Noviembre-Diciembre). ¡Exprésate!: El periódico residencial de Maracay. Año 1, n° 6.
Botello, Oldman. (2007). Toponimia antigua de Maracay: Calles, plazas, esquinas, plazas, sitios. Maracay: Concejo Municipal de Girardot.

Cordero Velásquez, Luís. (1997). Maracay: La meca del gomecismo. Caracas: autor.

Fleitas Núñez, Germán. (2003). Cristina Gómez, maracayera. Maracay: Gobernación de Aragua. p.299.

Hernández, Pedro. (2002). Estudio de una edificación de uso cultural: La Casa de Los Arcos: Maracay-Estado Aragua. Trabajo inédito para el Módulo “Patrimonio y Legislación Cultural” de la Maestría en Museología (Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda).

Pérez Hernández, J. M. (s.f.). Tierras de Maracay. Caracas: Congreso de la República.

Planas, Carla. (2011, Mayo 23). La Casa de los Arcos. El Carabobeño. Disponible: http://www.el-carabobeno.com/impreso/articulo/t230511-c01/la-casa-de-los-arcos [Consulta: 2012, Enero 9].

Pulido, José. (s.f.). Casa de los Arcos [Hoja informativa inédita].

martes, 10 de enero de 2012

Puesta en valor del patrimonio urbano maracayero: La Casa de Los Arcos. Parte 1.

Se da en llamar vandalismo cultural la destrucción deliberada o daño (a veces irreversible) a los bienes culturales materiales e inmateriales que constituyen la memoria colectiva o el patrimonio cultural de una comunidad. Dicho fenómeno puede tener motivos religiosos, ideológicos, políticos, económicos o sociales, y responde a razones de interés público o privado. Aun cuando no necesariamente conlleva una mala intención, el vandalismo cultural refleja el momento político y socioeconómico en el cual tiene lugar. Se habla de vandalismo cultural institucionalizado cuando la destrucción o daño de bienes culturales se efectúa  bien con anuencia o bien por desidia de la administración pública. Ejemplos de ello son, entre numerosos otros, la destrucción del casco histórico de Maracay en la década de 1960 en función de un proyecto político de modernización urbana que hoy día no puede ocultar su carácter discutible, así como el progresivo deterioro de la casona de la antigua hacienda La Trinidad (declarada Monumento Histórico Nacional en 1991) ante la inexplicable indiferencia de las instancias y organismos públicos a los cuales compete su salvaguarda.

Ejemplos contrarios -aunque todavía escasos y aislados- endulzan la realidad amarga del patrimonio construido de Maracay: se trata de algunos inmuebles de interés cultural que se han visto beneficiados por la atención de sus entes responsables mediante acciones de puesta en valor (1), cuyo éxito debería contribuir a su integridad física y cualitativa, y a su permanencia vital en el ámbito urbano.

Un caso emblemático es el de la denominada Casa de Los Arcos, propiedad pública puesta en valor en 1998 y que en la actualidad es un centro cultural de amplio reconocimiento en la ciudad.

El texto que se presenta a continuación, y que se expondrá en cuatro entregas sucesivas, fue elaborado como requisito de aprobación del módulo “Patrimonio y Legislación Cultural” de la Maestría en Museología de la Universidad Francisco de Miranda (Coro, estado Falcón). Aunque data de 2002, su contenido puede ser de utilidad a los interesados en el tema, considerando la escasa disponibilidad de bibliografía especializada sobre edificaciones locales. Por otra parte, la experimentada Merly Rossel, al frente de la Asociación Ateneo de Aragua- Casa de Los Arcos prácticamente desde la fecha de realización de este documento, sin duda ha procurado, con apoyo de su equipo de trabajo, de los creadores de arte y de la empresa privada, el mantenimiento de las condiciones generales de conservación observadas una década atrás (Planas, 2011).

Para efectos de publicación de este trabajo en el presente blog, han sido agregadas fotos y notas que no forman parte del texto original.


Estudio de una edificación de uso cultural: La Casa de Los Arcos: Maracay-Estado Aragua: (Coro, Junio de 2.002)


I. Identificación


El conjunto arquitectónico hoy conocido como Casa de Los Arcos se ubica en la zona noreste de la ciudad de Maracay (Parroquia Las Delicias), aledaña a una calle de servicio que corre paralela a la avenida Las Delicias- El Castaño, a la altura del sector Camoruco y en la vía que conduce a Choroní, muy cerca del sitio donde se alzaba la quinta El Mirador (2), casa campestre del General Juan Vicente Gómez y que éste habitara hasta su muerte, ocurrida el 17 de diciembre de 1935.

Por tratarse de un área de piedemonte y de ocupación espontánea, el trazado urbano no responde a la forma reticular característica del centro tradicional de la ciudad, lo que dificulta la localización precisa del conjunto. Tampoco fue posible obtener información catastral. En tal sentido, sólo puede decirse que el terreno donde se asienta limita al oeste con la avenida El Castaño, al sur y al norte con dos casas de habitación identificadas con los números 188 y 192, respectivamente, y al este con un terreno propiedad de la sucesión Carabaño.




Ubicación relativa de la Casa de Los Arcos, en el sector noreste de Maracay.


Desde la época de su construcción, el inmueble más antiguo del conjunto fue conocido como La Fuente, nombre que conservó a lo largo de los años para identificar incluso un establecimiento comercial que allí funcionó hasta la década de 1980. Cuando se plantea su rescate, a fines de los noventa, cobra fuerza la denominación Casa de Los Arcos, como ya lo llamaban los moradores vecinos en alusión a las arcadas que destacan en su fachada.

Este inmueble fue concebido como una glorieta destinada a albergar y proteger un surtidor de agua potable, la cual era conducida por tuberías desde las montañas próximas, ubicadas en lo que hoy día forma parte del Parque Nacional Henri Pittier.




Vista de la antigua glorieta (década de 1930 ca.). Foto extraída del sitio Maracay Forever.


El sitio era de libre acceso y, debido a su atractivo arquitectónico y a las bondades del clima, constituía además un lugar de recreación para los habitantes de Maracay. Fallecido el General Gómez, y confiscados todos sus bienes y los de su familia, el inmueble es descuidado por el Estado -su nuevo dueño-, el cual permite el uso del mismo para fines diversos y nada acordes con su función inicial. Es así como el mismo sirve de sede, a lo largo de casi cuarenta años, a un bar restaurante, y más tarde, hasta el momento en que la Gobernación de Aragua se interesa por su rescate, como depósito de maquinaria, equipos y materiales de la Alcaldía de Girardot. A partir de 1998, y luego de un complejo trabajo de restauración y ampliación, el sitio funciona como un centro cultural, a cargo de la Asociación Ateneo de Aragua.



Aspecto del Bar La Fuente, establecimiento comercial que funcionó en la glorieta hasta la década de 1980. Foto extraída del sitio Maracay Forever.


Considerando un reciente añadido, el conjunto arquitectónico conocido hoy como la Casa de Los Arcos se compone de dos volúmenes claramente diferenciados estilística y espacialmente, conectados por unas escaleras que dan acceso, desde el volumen más antiguo, a las diversas áreas del volumen más reciente.

El primero de los volúmenes, la glorieta, ocupa el centro del terreno y consiste en: a) un cuerpo central de planta cuadrada, un solo nivel, diseño simétrico y 46.5 m2 de superficie, donde se levantan muros portantes, y b) un corredor perimetral, de 1.50 m. de ancho, que exhibe tres arcos de medio punto en cada uno de sus cuatro lados.



Plano de planta del conjunto arquitectónico Casa de Los Arcos (escala 1:200). Levantamiento: P.H., 2002.


El cuerpo central se abre a cada pasillo del corredor a través de cuatro amplios vanos, también de forma cuadrada. Las cubiertas son de armazón de madera y de tejas de arcilla cocida. En el cuerpo central, cuya altura es de 14 m., dichas cubiertas vierten en cuatro aguas, mientras que en el corredor, dispuestas en forma de faldón, lo hacen en media agua desde los 8m. de altura. Toda la estructura se asienta sobre una plataforma de 1.25 m. de alto y 172 m2 de área, lo que favorece su predominio visual en relación a las construcciones aledañas. Tres escaleras revestidas de mosaicos de cemento rojos y amarillos permiten el acceso hacia las fachadas norte, sur y oeste de la glorieta, mientras que una más reciente y de cerámica porcelanizada blanca comunica la fachada este con la edificación posteriormente añadida.

La fachada oeste es la que se orienta hacia la avenida, haciendo por tanto las veces de fachada principal. Sin embargo, ningún detalle en particular le distingue del resto de las fachadas, las cuales muestran una serie tres arcos idénticos almohadillados y rematan en una cornisa voladiza de molduras sencillas que sostiene el entablado de la cubierta a media agua del corredor. Más arriba destaca el cuerpo central, el cual ostenta en sus cuatro lados una serie de cinco ventanas de ventilación que repiten la forma y ornamentación de los arcos, por una parte, y por otra remata en una cornisa semejante a la del corredor, cumpliendo la misma función que ésta. La ornamentación de almohadillado se presenta igualmente en todas las esquinas de la estructura, así como enmarcando los amplios vanos que comunican a la fuente.



Vista general del conjunto arquitectónico Casa de Los Arcos. Foto: Wilson Prada (2001?).


El segundo volumen fue construido en 1998 y se asienta, en forma equilibrada con respecto al primero, al fondo del terreno y a un nivel más bajo que el de la Glorieta.



Vista del añadido que conforma, junto con la glorieta, el conjunto arquitectónico Casa de Los Arcos. Foto: P.H., 2002.


De planta rectangular y diseño simétrico, este volumen presenta dos niveles.



Plano de planta del segundo volumen del conjunto arquitectónico Casa de Los Arcos (esc. 1:100). Levantamiento: P.H., 2002.


La Planta Baja, con una superficie de 100 m2, consiste en un salón de usos múltiples de 80 m2, y de dos espacios laterales de 10 m2 cada uno, donde se ubican los baños para damas al sur y para caballeros al norte, así como sendas puertas de servicio que comunican al exterior. Una pequeña área de aseo y limpieza se localiza además en el baño de los caballeros.



Vista parcial (en sentido sur-norte) del salón de usos múltiples en la planta baja del segundo volumen del conjunto arquitectónico Casa de Los Arcos. Foto: P.H., 2002.


El nivel superior posee la misma superficie del salón de usos múltiples y está destinado a las funciones administrativas, distribuyéndose para el efecto en dos espacios de 25 m2 hacia los extremos y en uno central de 24m2. Estos tres espacios se encuentran servidos por un área de acceso de 5 m.x 1.20 m.



Vista parcial del espacio administrativo sur en la planta alta del segundo volumen del conjunto arquitectónico Casa de Los Arcos. Foto: P.H., 2002.


Ambos niveles funcionan de manera independiente y puede accederse a ellos desde la terraza de la glorieta mediante sendas escaleras. Al salón de usos múltiples puede llegarse también desde los dos callejones laterales del terreno.

En la fachada principal de este volumen, de formas sencillas y funcionales, destaca una serie de cuatro ventanales de metal y vidrio, dos a cada lado, ubicados en el segundo nivel. Dichos ventanales, cuya forma recuerda las arcadas de la glorieta, se alinean y unen a cerramientos corredizos de la planta baja, brindando una impresión de monumentalidad. Entre estos pares de ventanales se ubica en cada nivel otra puerta-ventana corrediza, también de metal y vidrio pero de forma cuadrada. Dos pares de arcos de medio punto enmarcan jardineras a ambos extremos de la construcción completando el efecto armónico de la fachada. Parapetos escalonados sobre las áreas de los baños atenúan las diferencias de altura y rompen el dominio de líneas verticales.



Vista parcial de los dos volúmenes que conforman el conjunto arquitectónico Casa de Los Arcos. Foto: P.H., 2002.


Todo el conjunto se asienta en un lote de terreno de forma regular, con dimensiones de 44 m. x 28 m. y cuya ocupación deja superficies libres que pueden discriminarse en un amplio patio frontal de 13 m. x 28 m. y dos callejones laterales, cada uno de 5.3 m. x 27 m. Estas áreas poseen piso de cemento, y, aunque fueron pensadas como estacionamiento, durante los eventos importantes no se utilizan como tal gracias a que la calle de servicio de la avenida Las Delicias-El Castaño ofrece cupo suficiente y relativamente seguro, permitiendo el uso de dichas áreas con diversas actividades de extensión cultural.



NOTAS:

(1) “La puesta en valor o puesta en uso social, equivale a habilitar el patrimonio cultural de las condiciones objetivas y ambientales, que sin desvirtuar su naturaleza, resaltan sus características y permiten su óptimo aprovechamiento. Incluye la valorización del patrimonio, como un proyecto que busca aumentar su valor cualitativo tomando en cuenta las ventajas económicas asociadas al mismo” (Vidal Fernández, 2008?, s.n/p).

(2) Doña Cristina, hija del General J.V. Gómez, se refiere a esta casa como quinta “23 de Mayo”. Este inmueble fue derribado en la década de 1950. Cfr. Fleitas Núñez, Germán. (2003). Cristina Gómez, maracayera. Maracay: Gobernación de Aragua. p.299.



FUENTES:

Botello, Oldman. (2007). Toponimia antigua de Maracay: Calles, plazas, esquinas, plazas, sitios. Maracay: Concejo Municipal de Girardot.

Hernández, Pedro. (2002). Estudio de una edificación de uso cultural: La Casa de Los Arcos: Maracay-Estado Aragua. Trabajo inédito para el Módulo “Patrimonio y Legislación Cultural” de la Maestría en Museología (Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda).

Maracay Forever. (2008?). [Página Web en línea]. Disponible: http://www.facebook.com/group.php?gid=7923738725 [Consulta: 2011, Septiembre 7].

Planas, Carla. (2011, Mayo 23). La Casa de los Arcos. El Carabobeño. Disponible: http://www.el-carabobeno.com/impreso/articulo/t230511-c01/la-casa-de-los-arcos [Consulta: 2012, Enero 9].

El vandalismo cultural. (s.f). Zettapedia. Disponible: http://es.zettapedia.com/el-vandalismo-cultural.htm  [Consulta: 2012, Enero 9].

Vidal Fernández, José. (2008?). “Experiencias en Proyectos de Inversión en TURISMO: Lecciones Aprendidas”. Plan Estratégico Nacional de Turismo. PENTUR (2008-2018). [Documento síntesis]. TALLERES MACROREGIONALES DESCENTRALIZADOS EN TEMAS DE GESTION. Ministerio de Comercio Exterior y Turismo. Perú. Disponible: www.regionlalibertad.gob.pe/.../ 2%20EXPO%20EL%20PENTUR%20Jose%20Vidal.ppt [Consulta: 2012, Enero 9].

sábado, 3 de diciembre de 2011

Primera Gran Expo 2011 Maracay se planifica



Entre el 10 de octubre y el 09 de diciembre de 2011 se encuentra abierta al público (de lunes a viernes, de 8 am. a 4 pm.), en los espacios de la Galería de Arte de la Alcaldía de Girardot (Ave. Las Delicias, Palacio Municipal, PB), la denominada “1ra. Gran Expo 2011: Maracay se planifica”.

Con un montaje sencillo e ilustrado con abundantes fotografías, la Dirección de Planificación Urbana de esta Alcaldía, muestra los proyectos urbanos más significativos para Maracay, así como el avance de los mismos en 2011.

Se trata de un esfuerzo interesante de la actual administración municipal para informar con cierto detalle sobre su gestión en la planificación de la ciudad, particularmente en lo referido a la recuperación de algunos espacios públicos, en el ordenamiento de la economía informal y en el mejoramiento de la movilidad urbana. Aparte de enterarnos acerca de lo que en este sentido se ha hecho y se piensa hacer a corto plazo, la información aportada es de utilidad para que ejerzamos la contraloría social a la que como ciudadanos tenemos derecho y estamos obligados.

Resta solo una semana para visitar la exposición. En todo caso, aquéllos a quienes se haga difícil asistir en el horario disponible pueden acceder a buena parte de la información (lamentablemente sin tanto detalle gráfico) mediante el siguiente enlace de la Dirección de Planificación Urbana: http://www.girardoturbana.org.ve/proyectos.htm

Este enlace ofrece un panorama de los proyectos y obras de la referida dependencia municipal, y que a continuación se resumen:

A. Proyectos de diseño urbano:

   A.1. Recuperando tus espacios públicos (para la reactivación de la vida urbana):

      Proyectos actuales:

      A.1.1. Bulevar Madre María (Sector Los Samanes).

      A.1.2. Bulevar David Concepción (Ave. David Concepción cruce con Ave. Ramón Narváez).

   A.2. Reubicación de la economía informal (para dar solución al comercio informal desorganizado, así como para la recuperación y revalorización de los espacios públicos).

   A.3. Plan especial de la parroquia Pedro José Ovalles y sectores colindantes (elaboración del marco legal para el desarrollo de viviendas y equipamiento urbano, a solicitud de las organizaciones vecinales (OCV y Consejos Comunales).

B. Proyectos de movilidad urbana:

   B.1. Adecuación de tres intersecciones en la Ave. Las Delicias:

      B.1.1. Cruce con la Ave. Principal de la urbanización La Soledad y la calle Los Mangos de la urbanización El Bosque.



     
     
      B.1.2. Cruce con Ave. Pedro Ovalles de la urbanización La Arboleda.




         B.1.3. Cruce con calles El Comercio y Lecuna.

      B.2. Construcción de la nueva intersección Ave. Las Delicias-calle El Canal.




   B.3. Construcción de dos puentes sobre el canal.

   B.4. Conformación de Par Vial Los Olivos.




   B.5. Prolongación de la Ave. Bolívar de La Cooperativa.

   B.6. Prolongación de la Ave. Agustín Álvarez Zerpa (variante vial E-O, paralela a la Ave. Casanova Godoy).

   B.7. Mejoras en la intersección Ave. Bolívar-Ave. Casanova Godoy.

   B.8. Contaflujos (cambio de sentido de un canal de la vía durante las “horas pico” para agilizar el tránsito automotor en los nodos críticos).

      B.8.1. Contraflujo Ave. Casanova Godoy.





      B.8.2. Contraflujo Tacita de Plata (Ave. Bermúdez).




      B.8.3. Contraflujo Barrio Bolívar (Ave. Bermúdez).




      B.8.4. Contraflujo Elevado San Carlos.




      B.8.5. Contraflujo urbanización Base Aragua (prolongación Ave. 19 de Abril).


  

   B.9. Corredor exclusivo de transporte público TransMaracay (servicio de transporte público masivo mediante la adecuación de una vía exclusiva para un sistema de autobuses en sentido oeste-este, la cual inicia a la altura del campus Maracay de la Universidad Central de Venezuela y culmina a la altura del Parque Metropolitano).


El sitio de la Dirección de Planificación no hace mención de otros dos proyectos mostrados en la exposición: la remodelación del Mercado Municipal de Maracay y la construcción de un nuevo terminal inter-urbano hacia el sector de Tapatapa (oeste de Maracay). Vale la pena la visita.



Fuentes:

http://www.alcaldiagirardot.gob.ve/



ACTUALIZACIÓN INFORMATIVA

Alcaldía de Girardot estudia uso de los espacios públicos. (2016, Septiembre 30). CiudadMcy [Versión digital]. Disponible: http://ciudadmcy.info.ve/index.php/aragua-2/16833-alcaldia-de-girardot-estudia-uso-de-los-espacios-publicos


Foto extraída de CiudadMcay (2016, Septiembre 30).

lunes, 28 de noviembre de 2011

Una luz para nuestro patrimonio urbano: La restauración de la obra "Equilibrio", de Rafael Martínez.


A raíz del descubrimiento del hurto y agresión a la estatua del monumento al mítico Cacique Maracay, el domingo 4 de septiembre de 2011, publiqué tres entradas en este blog, los días 9, 12 y 20 de septiembre, que sin duda no agotaron el tema sobre el general estado crítico de las obras de arte en los espacios públicos de la ciudad.

En dichas entradas insistí en señalar que esta situación lamentable era en gran parte producto del descuido y la inconsciencia con que las autoridades y los ciudadanos tratamos la estatuaria y el equipamiento urbanos, que incluye no sólo las esculturas (estatuas y obras de arte) y los monumentos, sino también las fuentes, luminarias, bancos, rejas, jardineras, papeleras y otros elementos decorativos y utilitarios destinados a hacer más grato el espacio en el que hacemos vida.

No faltaron los ejemplos gráficos para constatar lo dicho, escogidos, por su contundencia y su significación, entre muchos otros que se perciben a lo largo y ancho de Maracay.

Entre los casos mencionados se encontraba una obra de Rafael Martínez (en el cruce de las avenidas Universidad y Narváez), de la que desconocía el título pues no llegué a ver su placa identificadora, que me imagino tuvo alguna vez, probablemente en hierro colado, como la que perduró hasta 2010 al pie de otra obra de Martínez, ubicada frente al mercado municipal (avenida Ayacucho).



Obra de Rafael Martínez, en el cruce de las avenidas Universidad y Narváez (Foto P.H., 2006)


Decía entonces que este era un caso ilustrativo de obras que, dado su estado lamentable y su desamparo, constituyen una diaria lección de indolencia, desvalorización, irresponsabilidad y negligencia para los habitantes de la ciudad: en el transcurso de varios meses la referida obra de Martínez se mantuvo sobre su pedestal colapsada desde su base, y cubierta de polvo y telarañas. Ante lamentable espectáculo, sugería también entonces su retiro por parte de la Alcaldía de Girardot, propietaria de la misma, en la convicción de que un pedestal vacío sería siempre una visión menos vergonzante y pervertidora.



Obra de R. Martínez colapsada (Foto P.H., 2011)


En un tono más irritado que derrotista, cerraba el asunto con estas frases: “Sin duda éstos son asuntos sobre los que las autoridades y los ciudadanos debemos reflexionar largo y tendido… ¡y con urgencia! De lo contrario, apaguemos la luz, y a otra cosa”.


Y bien… ¡al César lo que es del César!

En la segunda semana de noviembre me sorprendió (e inquietó) la ausencia en el sitio de la obra de Martínez. La inquietud, por fortuna, duró poco: alrededor de la base se había levantado una especie de jardinera, lo cual reducía la posibilidad de que hubiese sido objeto de hurto o vandalismo.



Pedestal sin la obra de R. Martínez (Foto: P.H., 2011)


¡La cuarta semana nos recibió con la obra de Martínez recuperada! Y digo recuperada en lugar de restaurada porque su color ha sido cambiado de azul a naranja, e ignoro si en ello tendría que ver la decisión de su autor. Prefiero pensar que sí.



Obra de Rafael Martínez recuperada y restituida en su pedestal (Foto: P.H., 2011) 


En todo caso, celebro la vuelta de la pieza de Martínez, titulada “Equilibrio” según reza la placa identificadora en la pared este del pedestal. Con su recuperación (y ojalá que también con su mantenimiento), la Alcaldía está cumpliendo con su parte; a los ciudadanos nos corresponde respetar su integridad física y artística, y colaborar en su salvaguarda.



Placa identificadora de la obra "Equilibrio", de Rafael Martínez. Sólo se echa en falta la fecha de creación (Foto: P.H., 2011).


Pero el significado de esta acción va más allá del hecho de reintegrar este bien cultural al patrimonio de la ciudad. Abre sobretodo una rendija de esperanza para otras obras de importancia al tiempo que restablece la credibilidad en la administración pública: en reciente edición del programa Escenario, conducido por Ydelise Rincón en la televisora regional TIC TV, William Hernández, Secretario de Cultura del estado Aragua informó sobre la futura recuperación de los espacios exteriores del Complejo Cultural Santos Michelena, y señaló expresamente la intervención con fines de conservación de “Tres figuras” y de “Tótem”, creaciones de dos artistas venezolanos internacionalmente consagrados: Marisol Escobar y Pedro Barreto, respectivamente.



Estado actual de "Tres figuras", obra de Marisol Escobar, 1968 (Foto: P.H., 2011).



Estado actual de "Tótem", de Pedro Barreto, 1968 (Foto: P.H., 2011).


Nada se habla por ahora de la “Vertical vibrante” de Alejandro Otero (en la redoma El Óvalo, sector Tapatapa), una de las obras de arte de mayor relieve en nuestros espacios públicos, dado el significado que posee para la historia del arte nacional. Insisto en que su restauración puede ser posible por mediación del Centro de Arte La Estancia-PDVSA, institución que ha tenido bajo su responsabilidad un trabajo similar, probablemente más complejo, con “Abra Solar”, otra obra de Otero, ubicada en la Plaza Venezuela de Caracas.



Estado en 2006 de "Vertical vibrante" de Alejandro Otero, 1968 (Foto: IPC, 2006).


Esperemos sinceramente que esta luz que ha sido encendida con la pieza de Rafael Martínez alumbre el camino para bien del resto del patrimonio artístico maracayero.



FUENTE:

Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006). Municipio Girardot y Francisco Linares Alcántara, estado Aragua: Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro-Oriente: AR-03-17. Caracas: Autor.

viernes, 11 de noviembre de 2011

El 11.11.11 en un pequeño parque municipal






Desde hace varios meses ya había estado circulando por correo electrónico un texto que nos asombraba con los sorprendentes resultados de operaciones matemáticas con base al número 111111, número que la cultura popular ha hecho coincidir con la fecha de hoy, 11 de noviembre de 2011. El resultado que más ha calado es 12345654321, compleja cifra que es igual leída de izquierda a derecha que de derecha a izquierda -conocida como capicúa (DRAE)-, obtenida de multiplicar por sí mismo 111111, otra capícúa, pero de acusada simplicidad.  

11-11-11 es además la última fecha binaria del siglo XXI, y la humanidad –que no nosotros- habrá de esperar a 2100 para que una fecha de igual carácter se repita: 01-01-00.

Pero curiosidades aparte, el número 111111 posee alta significación en la numerología, y por tanto en la simbología, y por tanto en las creencias y prácticas mágico-religiosas de los pueblos, cuyo conjunto, en su vasta diversidad, forma por cierto parte del patrimonio inmaterial de la humanidad.

Dentro de ese contexto mágico religioso, la entrada a la era de Acuario que nos ha tocado vivir abre para nosotros la oportunidad de cultivarnos y fortalecernos interiormente, con una libertad y multiplicidad de opciones como nunca antes había sido posible. Estos años iniciales de los miles que habrá de recorrer esta nueva era corresponden a una época de transición, durante la cual tiene lugar una desavenencia entre la materia y el espíritu, que habrán de reencontrarse a la luz del nuevo signo. Por lo pronto, el ser humano lucha por liberarse del dominio del pensamiento lógico y del individualismo; por la vuelta a una relación de respeto a la naturaleza y al prójimo mismo, en momentos en que la estabilidad del mundo como un todo parece estar a punto de trasponer la línea del no regreso. Y en esa lucha están vivas en nosotros las dudas, las contradicciones, los anhelos, todo mezclado en la cotidianidad de nuestras vidas.

En tal sentido hoy es una fecha de ópticas y posturas diferentes, y también de acciones consecuentes, ninguna por lo pronto menos razonable que las otras: junto a la fe en el logro conjunto y pacífico de un mundo más elevado, cabalgan el descrédito, el cálculo y las pasiones tan de todos los días en este nuestro mundo de ahora.

Dos artículos sobre la fecha que nos ocupa ilustran lo anteriormente expresado:

(1) "Llega el 111111, la fecha capicúa y misteriosa" (El Colombiano, Colombia):

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/L/llega_el_111111_la_fecha_capicua_y_misteriosa/llega_el_111111_la_fecha_capicua_y_misteriosa.asp


(2) "El 11 del 11, hace cien años, EU vivió caos" (El Universal, México).

http://www.eluniversal.com.mx/notas/808003.html


Soy de los que aspiran la posibilidad de un mundo más elevado -con todo lo que el adjetivo implica-, que habrá de lograrse con la activa participación de todos (o por lo menos de una masa crítica). Por tanto he acudido al llamado de quienes en todo el mundo se han reunido para conformar, el 11-11-11, a las once horas, once minutos y once segundos, una fuerza espiritual y energética dedicada a la PAZ –con todo lo que el sustantivo implica.

Mi contribución a esta fuerza ha sido mediante la meditación, práctica que no había ejercido en años, y que hoy he decidido retomar.

El sitio escogido fue el parque Gerardo Yépez Tamayo, en El Limón, que a diario recorro, temprano en la mañana y al igual que muchas otras personas, para mantenerme “en forma”. Sentado a orillas del río –hoy canalizado-, me centré en mi respiración y dejé correr mis pensamientos sin aferrarme a ninguno (labor que se me hace extremadamente difícil).





Once minutos antes del momento cumbre inicié la meditación; cuarenta y cinco minutos más tarde la di por culminada. Había olvidado las bondades de esta práctica: el rumor del agua y el canto de las aves opacaron el ruido del tráfico; el paso de la brisa fresca ahuyentó el calor y los mosquitos; las preocupaciones del día dieron paso al sosiego. Me costó salir de ese estado, sin duda placentero.

Camino de vuelta a casa, y algo más centrado que de costumbre, he visto con otros ojos este parque que, sumido en mis pensamientos, uso con tanta frecuencia: a pesar de su aspecto abandonado y a ratos salvaje, es un espacio abierto y hermoso, y lleno de vida en horas apropiadas. Al momento de mi regreso, un grupo de niños uniformados y correlones disfrutaba con sus padres un escolar “compartir en familia”; una banda de adolescentes ensayaba una melodía, usada como pretexto para dar rienda suelta al tam- tam de los tambores y a los complicados pasos de baile de la muchachada; y más allá, personas de edades diversas se encontraban reunidas en esta fecha especial bajo el lema “Venezuela presente por la paz”.










En 2006 este sitio fue incluido en el Registro General del Patrimonio Cultural Venezolano. El catálogo que lo registra (IPC, 2006) lo describe del siguiente modo:

Hace algunos años este lugar era conocido como parque Los Apamates, debido al gran número de estos árboles que se encontraban en las 10 ha. de terreno del parque. Éste quedó apresado entre el pié de monte de la fila de La Cabrera, el río Tapatapa y la nueva avenida Universidad que se estaba construyendo. En 1987, a raíz del deslave conocido como la tragedia de El Limón, todo el barro y lodo que se abatió sobre el sector El Progreso fue despejado del centro poblado y depositado en este terreno que fue decretado camposanto, pues no se sabe cuántos cuerpos quedaron sepultados en él. En el año 1995 el terreno fue bautizado con su nombre actual por la alcaldía del municipio Mario Briceño Iragorry, en honor a su primer alcalde, el reconocido ambientalista y ecólogo profesor Gerardo Yépez Tamayo. (31)


Actualmente está en vías de conformarse la Asociación de Amigos del Parque Municipal Gerardo Yépez Tamayo, orientada a mejorar sus áreas verdes y su infraestructura.





FUENTE:

Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006). Municipios Mario Briceño Iragorry y Ocumare de La Costa de Oro, Estado Aragua. Caracas: IPC. Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro-Oriente: AR 08-18.


ACTUALIZACIÓN INFORMATIVA

Parques Santos Michelena y Codazzi reabrirán el primer semestre de 2017. (2016, Diciembre 13). El Aragüeño [Versión digital]. Disponible: http://elaragueno.com.ve/region/parque-santos-michelena-y-codazzi-reabriran-el-primer-semestre-de-2017/

domingo, 6 de noviembre de 2011

ISAAC CHOCRÓN, maracayero


Apenas despuntando este domingo, murió Isaac Chocrón (n. Maracay, 1930) (1).

Ausente por años de su ciudad natal, la Asociación Civil Pie de Página le homenajeó en 2007, en ocasión de la reciente publicación de su novela El Vergel (2005) por el Grupo Editorial Random House Mondadori, y para la cual organizó un bautizo en la Biblioteca Pública Central de Maracay "Agustín Codazzi".



Tuve el honor de haber sido uno de los invitados a compartir el podio con el homenajeado, para quien escribí y leí el siguiente texto:



(Acto en homenaje a Isaac Chocrón en la BPC "Agustín Codazzi" de Maracay, el 24 de febrero de 2007. Foto extraída de IPC, 2006).


Empiezo por decir que mi presencia en este panel organizado por la Asociación Civil Pie de Página, a quienes quiero agradecer la deferencia, obedece menos a mis dotes de crítico literario que a mi afición al conocimiento y la defensa del patrimonio urbano maracayero: el hilo conductor de esta biografía novelada –o si se quiere novela biográfica- de Isaac Chocrón es El Vergel, la idílica quinta donde vivió el escritor hasta los siete años, y que forma parte del conjunto urbano conocido como Barrio Catalán, registrado en el Preinventario de bienes inmuebles del estado Aragua (IPC-FUNDACITE ARAGUA2001) y en el Primer Censo del Patrimonio Cultural Venezolano (IPC2006), en razón de lo cual es sujeto de una Providencia Administrativa (2) que debería impedir su desaparición e incluso su intervención inadecuada.




(Aspecto actual de la quinta El Vergel. Foto P.H., 2007).


Quiero asimismo manifestar mi agrado ante la presencia de Isaac Chocrón –maracayero de nacimiento-, a pesar de su lista de “jamases”, en las que incluye …“la presentación de un libro, con bautizo de pétalos de rosas esparcidos sobre el volumen…” (3) ¡Bienvenido!


Entrados en materia, me preguntaba cómo abordar el asunto patrimonio urbano en el contexto de la obra literaria que es causa de esta reunión: hablar así como así de una casa que da nombre a una novela y que sólo tal vez interese a quien allí viviera por corto tiempo y a uno que otro enamorado de esta ciudad casquivana, no dejaba de traer a mi memoria el cuento del que da vuelta en el examen al tema de la vaca para poder exponer el del gusano, que es el que en realidad conoce.


Alejando de mí la tentación de la picardía, ese casi como deporte nacional nuestro, procedí a conseguir la obra y a leerla atenta y organizadamente. Ya había tenido un primer encuentro con ella mediante el Papel Literario de la edición de El Nacional del 24 de septiembre de 2005, donde fue presentado, como adelanto del libro próximo a ser publicado, el capítulo "Oriana y Clarisa (manual de autoayuda)", cuya lectura de momento no me cautivó, ignoro si a causa de mi total desconocimiento de Proust –punto a favor de cierta aseveración del protagonista de la obra-, o si debido a la descontextualización de la que dicho capítulo fuera objeto.


Lo que leí esta vez, obra completa en mano, fue, para mi gusto, más agradable: un texto sin complicación argumental ni embrollos estilísticos –hecho que lo libra de mi lista personal de “jamases”-, y donde se revela sin prisa pero sin pausa, con demasiados indicios concretos que dejan poca posibilidad a la ficción, la humanidad del autor-intérprete y el espíritu de sus amados espectros.


Y como vale todo -según nos hace saber en alguna ocasión el despedido y reenganchado narrador-, inicio en este punto la búsqueda del intersticio que me permita justificar la invitación a formar parte de este panel. Lo encuentro de inmediato, en el primer capítulo, titulado "Maracay, mi pentimento". Allí el autor mismo nos proporciona datos valiosos sobre la ubicación de su casa de niño, aun cuando no siempre precisos y actualizados. Como en los mapas de tesoros escondidos, o mejor aún, como en los textos esotéricos, las pistas parecen lanzadas con piquete a fin de despistar a los no iniciados: el seguimiento de la información suministrada hará al lector caminar una cuadra de más en procura de una inscripción que ya no existe. Existe en cambio y por fortuna el documento fotográfico, suministrado extraoficialmente por el propio escritor, que ha permitido constatar la permanencia de la casa, aunque despojada de su nombre y, tal vez, efectivamente subdividida en viviendas precarias.


Pero ahí continúa -repito-, formando parte de un conjunto, casi íntegro, de quintas construidas hacia 1928, y estrechamente vinculadas a los Telares Maracay dado que en algunas de ellas fueron alojados los ingenieros catalanes que vinieron a trabajar en dicha industria, cuya edificación fue considerada en su tiempo “una de las siete maravillas de la arquitectura en Venezuela” (4). El conjunto representó por su parte una innovación desde el punto de vista urbano por la separación de las fachadas de la calle mediante un jardín (5). Este hecho le otorga ya carácter patrimonial -en cuanto testimonio de la evolución urbana de Maracay-, y le ha hecho merecer su inclusión en el Registro General del Patrimonio Cultural. A ello se agregan –last but not least- las vivencias, los recuerdos y la apropiación afectiva de sus moradores -esencia última del concepto de Patrimonio-, elementos que, en el caso que nos ocupa, han logrado pasar de la oralidad a la palabra escrita a través de la creación literaria de un autor reconocido, lo que habría de motivar (el uso del modo potencial de este verbo es adrede) el fortalecimiento y continuidad de su valor cultural y su trascendencia.


El capítulo más conmovedor es a mi juicio "Cartas griegas", y también el más apropiado respecto del tema que me ha sido asignado. En un texto pleno de anécdotas y sensaciones, de remembranzas y sentimientos, el autor nos convida a compartir esa correspondencia íntima y familiar surgida de una visita al lugar de origen de la civilización occidental: Elías, el padre, y Maracay son una presencia constante en el viaje; todo allí trae a colación una costumbre, un edificio, una atmósfera, similares a los vistos y vividos en la patria grande y en la pequeña ciudad que, según el autor confiesa en relación con él y con su padre, …”quedó en la memoria, en la nostalgia, para el resto de todas nuestras vidas” (6). Aun cuando se adivina en el remitente de las cartas una actitud crítica hacia seres y pareceres que reconoce demasiado próximos, distancia de por medio se diluyen el rigor de los juicios y el impacto de las malas experiencias; se intenta una explicación y se tolera; se comparte incluso por momentos una forma de vivir la vida que convoca el recuerdo de la cultura propia: “Y bien, señores, - llegará a escribir, a modo de argumento universal - ¿quién despotrica contra Grecia?" (7). Esta capacidad de identificarse con los aspectos definitorios de una comunidad, y de aceptarse en ellos con su mutua carga de virtudes y defectos, tiene su base en una memoria colectiva que da forma y sustancia, que se recibe de lo precedente y que se enriquece y embebe poco a poco en el transcurso de la vida de cada uno de nosotros; incluso en la de quien, aunque quisiera, nunca será “el último de la fila”.


Como comenta el autor al inicio de la obra, Maracay era la verdadera capital del país, y único era entonces todo lo que mostraba: el primer zoológico, la Plaza Bolívar más grande, el mejor hotel, el hospital más moderno. Le tocó ser, casi que por capricho de su bienhechor, la ciudad moderna por antonomasia en Venezuela. En ella se ensayaron proyectos urbanísticos y arquitectónicos que rompían con la tradición heredada de las Leyes de Indias; en ella surgieron las primeras instalaciones industriales propiamente dichas; en ella inició el sector público el desarrollo sistemático de soluciones habitacionales de interés social.


Mas lo que fue sin duda un privilegio, una oportunidad de oro en su historia, llevaba también implícito el germen de su infortunio. Me animo a adelantar la idea de que Maracay estuvo siempre signada por lo inmediato: su coyuntural posición de centro político y económico; su sorpresiva capitalidad. A la escala que permitía su momento histórico, se desarrolló apresuradamente y sin esfuerzo alguno. Se atragantó de notoriedad sin dar tiempo a digerirla; exquisito bocado que, por indigesto, no nutrió al grueso de sus habitantes.


El resultado tenía que ser por fuerza una ciudad anémica, poco orgullosa de su singularidad y significación, y demasiado apática en relación a sus potencialidades. No hay más que salir afuera y echar un simple vistazo (8): las obras de Marisol Escobar y Juan Loyola, por mencionar las más a la mano, se deterioran ante nuestra ya grosera indiferencia (9). Tampoco, me temo, tendremos que esperar demasiado para recibir la noticia del desplome definitivo de la Casona de la antigua hacienda La Trinidad -Monumento Histórico Nacional desde 1991- ante el inexplicable desentendimiento de las instituciones responsables de su salvaguarda (10). ¿Qué destino no habría de aguardar entonces al Barrio Catalán y a la quinta El Vergel, que apenas cuentan con el precario amparo de una providencia?


Pero nada, a Dios gracias, es absoluto: hace poco menos de un año la presión pública evitó la probable destrucción de la Casa de Dolores Amelia, bien cultural de interés arquitectónico que hoy ha sido ganado al patrimonio de la ciudad. Alrededor de una década atrás otra movilización puso en jaque a la administración municipal de turno, que autorizó la tala de árboles en la emblemática avenida Las Delicias para facilitar el acceso a las instalaciones de una conocida cadena de comida rápida. Hechos como estos me dicen que por ahí ronda, oculto como un pentimento, el sentido de identidad y pertenencia que motoriza estas reacciones, todavía eventuales y poco sistemáticas, pero sin duda tan sublimes como una visita al santuario de Apolo en noche de luna llena.


Hay quien diga que, en comparación con Caracas (por fijar tan solo una referencia), las edificaciones maracayeras carecen de valor y deben por tanto dejar paso al progreso, con harta frecuencia devastador e indiscriminado. Sin embargo, habrá esperanza para nuestro patrimonio urbano mientras algún coterráneo escriba con nostalgia sobre su casa paterna, y exista al menos alguien capaz de gritar en cualquier rincón del mundo y con sincero entusiasmo: “¡Ah, schöne Kanoni!”(11).



NOTAS:

(1) Isaac Chocrón (25 de septiembre de 1930- 6 de noviembre de 2011). "Escritor, narrador y dramaturgo nacido en Maracay. Estudió economía y relaciones industriales en Estados Unidos. Ha colaborado en diferentes diarios y revistas como el Daily Journal, El Nacional, La República y Revista Nacional de Cultura. Obtuvo el primer premio del Teatro Ateneo de Caracas en 1963 con la obra Animales feroces. Entre las obras teatrales escritas por Chocrón destacan El quinto infierno, La revolución, Mónica, Tric Trac y El Florentino. Como ensayista ha producido El Nuevo Teatro Venezolano (1966) y Tendencias del teatro contemporáneo (1968). Entre sus novelas más conocidas se encuentra 50 vacas gordas, publicada en 1980. Además ha escrito crónicas que, junto con el resto de su producción literaria, le sitúan entre los más importantes escritores de Venezuela. En su novela más reciente, titulada El Vergel (2005), Chocrón retoma contacto con su ciudad natal a través de sus recuerdos y nostalgias. En 1979 fue reconocido con el Premio Nacional de Teatro". (IPC, 2006, p. 233).

(2) Providencia Administrativa n° 012/05 (Gaceta Oficial n° 38.237 del 27-07-2005).

(3) Chocrón, Isaac. (2005). El Vergel. Caracas: Random House Mondadori, pp. 92-93.

(4) Artículo del Rafael Seijas Cook aparecido en la revista Élite N° 41, junio de 1926, citado en: HERNÁNDEZ DE LASALA, Silvia.(1990). Malaussena. Arquitectura académica en la Venezuela moderna. Caracas: Fundación Pampero, p. 346.

(5) INSTITUTO DEL PATRIMONIO CULTURAL y FUNDACITE ARAGUA.(2001). Preinventario de bienes inmuebles del estado Aragua. Tomo 1. Maracay: Autores.

(6) Chocrón, Isaac. op. cit., p. 11.

(7) Idem., p. 134.

(8) Se hace referencia a los espacios exteriores del Complejo Cultural Santos Michelena, del cual forma parte la sede de la B.P.C. "Agustín Codazzi", sitio donde tuvo lugar el homenaje a Isaac Chocrón y el bautizo de su novela El Vergel.

(9) Sobre el estado actual de estas obras, ver entrada a este blog del 12 de septiembre de 2011.

(10) Sobre la situación crítica de este Monumento Histórico de la Nación, ver entrada a este blog del 15 de marzo de 2011.

(11) "¡Ah, qué bonito cañón!". La expresión forma parte de una anécdota en la novela El Vergel, donde un orgulloso guía muestra entusiasmado un cañón (Kanone) de la Segunda Guerra Mundial, viejo y oxidado, que se exhibe en su localidad a los visitantes como gran atractivo. A mi modo de ver, esta expresión ilustra con claridad el concepto de identidad y sentido de pertenencia: la significación que una comunidad da a un objeto (un bien cultural) determinado, y lo aprecia y siente como propio, sin importar el escaso valor que pueda tener para personas ajenas a dicha comunidad.



FUENTES:

Instituto del Patrimonio Cultural-IPC. (2006). Municipios Girardot y Francisco Linares Alcántara, estado Aragua. Caracas: IPC. Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región Centro-Oriente: AR 03-17.